Alexandria Ocasio-Cortez, investigada por el Congreso de EE UU por pagar con retraso la peluquería y el maquillaje para la gala Met
La congresista demócrata, que en 2021 fue invitada a la fiesta organizada por Anna Wintour, atribuye la responsabilidad a un exempleado y afirma estar al corriente de los miles de dólares de las facturas
La gala anual de la moda del Museo Metropolitano de Nueva York (Met) no es solo la pasarela global por antonomasia, también una caja de resonancia para lanzar mensajes y reivindicar ideas. Así lo entendió la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez en septiembre de 2021 (la gala tiene lugar cada primer lunes de mayo, pero ese año se atrasó por la pandemia de coronavirus) cuando desfiló por la alfombra roja con un vestido de noche blanco en cuya espalda lucía bordada en rojo la frase Tax the Rich (Impuestos a los ricos) creado por Brother Vellies. Con ese guiño, Ocasio eclipsó a las estrellas más fulgurantes del cine y el espectáculo, las modelos más famosas y los influencers más seguidos del mundo. Pero la letra pequeña del glamur —las facturas por el alquiler del vestido, peluquería, maquillaje y el uso de una habitación de un hotel de lujo para vestirse— persigue desde entonces a la congresista, en el punto de mira del Comité de Ética del Congreso de EE UU.
Según una investigación en curso, cuyo plazo se ha prorrogado, Ocasio-Cortez, representante de la facción más progresista del Partido Demócrata, podría haber aceptado regalos no permitidos para asistir a la gala Met en 2021. Datos de la investigación del Comité de Ética de la Cámara de Representantes publicados el pasado jueves 2 de marzo muestran la frustración rayana en el enfado de los proveedores de los servicios de peluquería y maquillaje para el evento por pagos que se retrasaron durante meses. La factura del alquiler del vestido y otros gastos asociados, como el alquiler por horas de una habitación del lujoso hotel Carlyle y el transporte desde ese establecimiento al Met, se saldaron meses más tarde.
En declaraciones a la Oficina de Ética del Congreso (OCE, en sus siglas inglesas), Ocasio-Cortez se disculpó por “una bola que fue engordando”, asegurando que es “profundamente lamentable” que los pagos, por valor de varios miles de dólares, se retrasaran. Atribuyó la responsabilidad a un antiguo empleado de su equipo, a quien, dijo, recordó varias veces la necesidad de hacerlo. La OCE explicó que Ocasio-Cortez parece haber pagado los gastos de ropa y servicios proporcionados a ella y a su novio después de haberse puesto en contacto con ella.
Pero los investigadores del Congreso han hallado “razones sustanciales para creer” que la política pudo haber violado las reglas éticas de la Cámara. En la factura aparecen gastos por el alquiler del vestido, joyería, zapatos, bolso, servicios de peluquería, maquillaje y transporte, además del coste, de alrededor de 5.000 dólares, por el alquiler por horas de una habitación en el hotel de cinco estrellas donde se preparó para la gala. No obstante, inciden los investigadores, no se han hallado indicios de delito.
Ocasio-Cortez, en su día gran esperanza de renovación de los demócratas y cuya estrella ha ido empañándose por la inercia del establishment del partido —es notoria su mala relación con el alcalde de Nueva York, su correligionario Eric Adams—, fue invitada a la gala por Anna Wintour, editora global de Vogue y factótum de la fiesta y de la exposición monográfica sobre moda que cada año se inaugura en el museo. Los investigadores consideraron que la invitación a la fiesta, con entradas a 35.000 dólares por cabeza, fue admisible, pero no así los regalos o prebendas presuntamente recibidos para la puesta en escena.
No era la primera vez que alguien del mundo de la política figuraba en la lista de invitados. El alcalde Adams se dejó ver en la convocatoria del año pasado asimismo con mensaje (el lema Acabemos con la violencia armada, bordado con pedrería en la espalda de su recargado esmoquin-levita), pero con menos acierto estético que Ocasio-Cortez. La ex secretaria de Estado y excandidata a la presidencia Hillary Clinton, habitual del sarao, lució el año pasado un vestido de noche color burdeos, con los nombres de mujeres que han marcado hitos en la historia de EE UU bordados, desde la activista negra Harriet Tubman a Eleanor Roosevelt o Madeleine Albright.
En cuanto al Tax the Rich del traje de Ocasio-Cortez, hizo fortuna en las redes pero también provocó división de opiniones, especialmente entre sus correligionarios más progresistas, que se preguntaron si se estaba burlando de ellos al llevar un lema izquierdista a un acto tan elitista (recordamos: 35.000 dólares por cabeza), y también entre los conservadores por considerarlo una muestra de hipocresía. Ella lo defendió como una forma de dar a conocer un mensaje en el que creía.
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