La delicada salud de las monarquías europeas: tres reyes operados en tres días, y ahora ¿qué?
Carlos Gustavo de Suecia, Beatriz de Holanda y Margarita de Dinamarca han pasado por quirófano esta semana. Unas citas que han avivado la preocupación por el relevo generacional de las realezas
No están siendo meses fáciles para las monarquías europeas. A las polémicas en las que se han visto involucrados con frecuencia algunos de los miembros de las casas reales—como el polémico documental del príncipe Enrique de Inglaterra y Meghan Markle— hay que sumar el delicado estado de salud en el que se encuentran varios de sus monarcas. Hasta tres han sido operados, ya sea de forma programada o de urgencia, en apenas tres días. El primero en pasar por la sala de operaciones ha sido Carlos Gustavo de Suecia (76 años), quien fue intervenido del corazón el lunes 20 de febrero; la siguiente, de manera inesperada, fue la princesa —antigua reina— Beatriz de Holanda, de 85, que sufrió una rotura de muñeca mientras esquiaba; la última en entrar al quirófano ha sido Margarita de Dinamarca (82 años), en una intervención programada para paliar sus problemas de espalda. Es ahora cuando se abre un debate sobre el relevo generacional obligado en el seno de las familias reales, que van a vivir previsibles cambios en los próximos años. El primero de ellos se vivió el pasado septiembre con la muerte de Isabel II, la reina más longeva de la historia de las realezas europeas. Pero ¿y ahora qué?
Las casas reales han vivido en las últimas décadas cambios obligados, en muchos casos, paralelos a la transformación de la sociedad. Instituciones que, a pesar de ser una de las más antiguas del mundo, han intentado por todos los medios adaptarse a los nuevos tiempos y acercarse más a sus pueblos. Aun así, la edad de los monarcas impide su renovación total. La profesora de Historia Contemporánea en la UNED Ángeles Lario explica el porqué: “La sociedad de la información y de las redes sociales, de la difusión inmediata de la privacidad, parece exigir estar en ese nivel de actualización para no quedarse desfasado. Pero, en el caso de la monarquía, se junta el carácter familiar y hereditario con el institucional, por lo que resulta más difícil alejarse del mundo rosa, de la difusión indiscriminada y con tendencia a las cuestiones personales”.
En 1969, la BBC trató de humanizar a la familia real británica en el documental Royal Family, que terminaría siendo retirado por decisión de Buckingham. De aquel momento han pasado 54 años y poco ha cambiado en la institución. Los monarcas, que en muchos casos aguantan en el trono hasta su fallecimiento, dejan como herederos a unos hijos que llevan preparándose toda una vida para ese momento y que se convierten en reyes ya con una edad avanzada; no hay más que ver a Carlos de Inglaterra, que ha llegado al trono con 74 años. Harald de Noruega, a sus 86 años, es el más mayor de las monarquías europeas, tras 32 en el trono nórdico. En 2020, el rey se sometió a una intervención cardíaca para reemplazar una válvula colocada en 2005 en una operación a corazón abierto; y en 2022, volvió a estar hospitalizado por sendas infecciones. En los periodos en los que él no ha podido ejercer su labor, le ha sustituido su hijo y heredero al trono, Haakon de Noruega, a sus 49 años —tras la renuncia de Marta Luisa de Noruega a ser reina—, que cada vez tiene una agenda oficial más completa, más cerca del dueño del trono que de un heredero.
A Harald le sigue de cerca Margarita de Dinamarca que, a sus 82 años, ha cumplido 50 de reinado. Los últimos meses no han sido fáciles para ella tras la decisión, a finales de septiembre, de retirar el título de príncipes a cuatro de sus nietos —los hijos del príncipe Joaquín—. Fueron días en los que, intentando ser lo más trasparente posible, la monarca se disculpó públicamente de lo ocurrido. En varios comunicados, Margarita de Dinamarca alegó llevar tiempo meditando esta resolución con la intención de que la realeza se adaptara a los nuevos tiempos y así asegurar su futuro. “Las monarquías han pasado por momentos muy difíciles y han sobrevivido. Quizá en la democracia actual requieran de ajustes, que tienen que ver con la representación, lo simbólico y su presencia y transparencia ante la sociedad”, resalta Lario. A las polémicas hay que sumar su delicado estado de salud. El miércoles, la reina tuvo que ser intervenida a causa de unos problemas de espalda que padece desde hace tiempo. Tras la cirugía, que fue exitosa, tendrá que pasar varias semanas en rehabilitación, tiempo en el que su hijo y heredero al trono, el príncipe Federico, será quien la reemplace. No hay que olvidar que el primogénito de la reina no quería ocupar el puesto de rey y ha admitido, más de una vez, que vivió una profunda crisis cuando descubrió cuál iba a ser su papel. “Quizá sea mejor que los reyes permanezcan en el trono hasta su muerte, aunque el heredero pueda sustituirlo en las actividades de representación precisas, o cualquiera otra que requiera, lo que les dará una buena práctica para el futuro”, detalla Lario.
Medio siglo lleva también en el trono Carlos Gustavo de Suecia. Inmerso en la celebración de su Jubileo de Oro, el rey ha tenido que aplazar su agenda para someterse a un cateterismo urgente. No está exento de polémica. A principios de año pronunció unas duras declaraciones sobre la sucesión en el trono sueco: tras la abolición de la ley sálica, en 1979, su hija Victoria pasaba a ser la heredera en vez de su hijo, el príncipe Carlos Felipe. Será ella quién se encargue de la agenda oficial del rey mientras se recupera de la intervención.
La nueva generación de herederos al trono ya se prepara para las funciones que, en unos años, deberán ejercer de manera oficial cuando se conviertan en reyes. El cambio generacional es más que evidente en estos nuevos representantes, que cada vez se alejan más de lo estipulado tradicionalmente en la institución: ahora es normal alcanzar estudios superiores, casarse con alguien que está divorciado, llevar una vida lo más común posible e incluso codearse con el pueblo. Una tradición que cada vez está más extendida, tal y como explica la profesora titular de Historia en la Universidad CEU-San Pablo Cristina Barreiro: “Los herederos reciben desde jóvenes formación en colegios extranjeros y estudian en la Universidad. La globalización hace que su círculo social y de amistades se amplíe mucho más allá de lo que es la realeza, donde todos son primos y parientes. Quieren parecerse al pueblo y eso, en mi opinión, para la monarquía resulta inconveniente porque pierde el aura de algo inalcanzable para los mortales”. Y añade: “En las monarquías las cosas tienen un fundamento histórico al que no se debe renunciar”.
Otra de las que ha pasado por la sala de operaciones recientemente es la princesa Beatriz de Holanda, a sus 85 años. El pasado viernes, mientras esquiaba, la antigua reina sufrió un accidente en el que se rompió la muñeca. No es la primera vez que le ocurre un percance similar mientras practica el deporte de montaña, ni tampoco es la primera que ha tenido que pasar por quirófano por la misma razón. Ella dejó sus funciones hace una década, delegando en su hijo. Los ciudadanos, que en muchos casos no han conocido a otro monarca, se preparan para un posible cambio en la realeza que, como ya ha pasado con los reyes Guillermo y Máxima de Holanda, se abre y se acerca cada vez más al pueblo con la intención de modernizar la tradicional institución. Una generación de reyes empieza a decir adiós a sus funciones.
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