De Alicia Vikander a Sharon Stone y Rita Moreno: de cómo las famosas rompieron el tabú de hablar del aborto
La derogación de ‘Roe contra Wade’, ley que consagraba en Estados Unidos el derecho a la interrupción del embarazo, ha suscitado que numerosas actrices, cantantes y personalidades hayan roto su silencio al respecto, ya fuera espontáneo o meditado
La derogación a finales de mayo de Roe contra Wade, el caso legal que consagraba en Estados Unidos el derecho a la interrupción del embarazo, ha provocado numerosas manifestaciones en las calles del país —incluso el arresto de varias congresistas estadounidenses, entre ellas Alexandria Ocasio-Cortez, por desobediencia civil tras una protesta a las afueras del Tribunal Supremo—, además de peinetas y mensajes a favor de los derechos reproductivos de las mujeres el pasado 4 de julio, Día de la Independencia. Pero también ha despertado un reguero de relatos y confesiones de numerosas actrices y cantantes que han sufrido un aborto, bien natural o tras una decisión meditada. Hasta ahora, eran pocas (incluso muy pocas) las famosas que se habían atrevido a compartir su experiencia públicamente y hoy lo hacen en solidaridad con aquellas que atraviesan o ya han vivido la misma situación, especialmente en un país que ya no garantiza un procedimiento seguro para millones de mujeres.
“Me paré a pensar: ‘¿Voy a hablar de esto? Muchas mujeres pasan por cosas similares”. La última en hacer público su aborto ha sido la actriz sueca Alicia Vikander. La intérprete de Ex Machina, de 33 años, sufrió una interrupción de embarazo “extrema y dolorosa” antes de tener a su primer hijo en 2021 con el también actor Michael Fassbender. “Tenemos un hijo ahora, pero nos llevó cierto tiempo”, confesaba la protagonista de Tomb Raider en una entrevista concedida el domingo 24 de julio al diario británico The Times.
La que recientemente también hacía públicos sus nueve abortos espontáneos era Sharon Stone. La protagonista de Instinto básico explicaba cómo había lidiado con esta situación a través de un comentario en una publicación de Instagram de la revista People, en la que se contaba la historia de la bailarina Peta Murgatroyd, conocida por su participación en el programa de la televisión estadounidense Bailando con las estrellas, quien hablaba sobre el reciente aborto que había sufrido mientras su pareja se encontraba en Ucrania. “Nosotras, como mujeres, no tenemos un foro para discutir la profundidad de esta pérdida”, lamentaba la actriz, quien es madre de tres hijos por adopción: Quinn Kelly, Laird Vonne y Roan Joseph.
“No es poca cosa, ni física, ni emocionalmente, pero nos hacen sentir que es algo que debemos soportar solas y en secreto con una especie de sensación de fracaso, en lugar de recibir la compasión, la empatía y la sanación que tanto necesitamos”, añadía Stone. Contarlo y que la sociedad lo perciba como algo natural, en contra del tabú que hasta ahora ha rodeado a los abortos, es beneficioso y terapéutico para las mujeres que sufren el duelo de esta pérdida. “Es muy importante que ellas hablen, especialmente en una sociedad como la nuestra, en la que impera la idea de que el éxito personal se basa en conseguir todo aquello que se desea y, a ser posible, de forma inmediata, a un clic”, contextualiza Lucía Torres Jiménez, psiquiatra, psicoterapeuta y experta en duelo gestacional y perinatal con amplia trayectoria como psiquiatra perinatal en el Hospital Gregorio Marañón (Madrid) y como directora médica del centro de salud mental TranquilaMente. “Descubrir que incluso estas personas que representan la imagen de éxito absoluto también se enfrentan a situaciones de pérdida y dolor nos coloca en la realidad”, añade.
Abortos que salvan vidas
La indignación por el retroceso que ha supuesto, casi 50 años después de su aprobación, la prohibición del aborto en Estados Unidos también ha provocado que actrices como Rita Moreno, de 90 años, rememore la interrupción del embarazo que ella vivió hace décadas, años antes de la aprobación de Roe contra Wade, ley que entonces recibió, asegura la intérprete, con enorme júbilo. “Estoy realmente nerviosa, asustada y horrorizada de que esto esté sucediendo. No puedo creer que algunas de esas personas nos digan qué hacer con nuestros cuerpos”, expresaba en una entrevista a la revista Variety tras la sentencia del Supremo.
La ganadora de un Oscar como mejor actriz de reparto por West Side Story en 1962 se vio obligada a abortar por su entonces pareja, Marlon Brandon. “Era un médico de verdad, Marlon le pagó 500 dólares, a diferencia de aquellos que encuentras en un callejón”, contaba la actriz en sus memorias, publicadas en 2011, de aquel procedimiento que resultó ser un desastre y la dejó con secuelas que requirieron una segunda operación. “Marlon me llevó al hospital. El médico no hizo nada en realidad, excepto hacerme sangrar. En otras palabras, no lo hizo bien. No lo sabía entonces, pero podría haber muerto. Qué desastre. ¡Qué lío más espantoso!”, añadía. Rota aquella relación tóxica, que llevó a la artista a pensar incluso en el suicidio, se casó con el cardiólogo Leonard Gordon, con quien tuvo a su única hija, Fernanda.
Otra experiencia traumática que ha resucitado tras la derogación de Roe contra Wade ha sido la de una actriz coetánea a Moreno, Debbie Reynolds. La estrella de Cantando bajo la lluvia, ya madre de Carrie y Todd Fisher, contaba en una entrevista en 1989 a Joan Rivers cómo se había quedado embarazada de su tercer hijo, que moriría a los siete meses de gestación. “En esos días no se permitían los abortos, si estabas enferma, si te habían violado, si el niño había muerto... Esa era la ley. No importaba”, explicaba Reynolds, a quien se le negó el aborto: la recomendación por parte de los médicos fue esperar a dar a luz a su bebé ya fallecido. Sin embargo, los doctores tuvieron que forzar la situación y sacar el feto del cuerpo de Reynolds, ya que la vida de la artista corría peligro. “No podían dejarlo más porque el niño estaba en el saco, pero, claro, después de tanto tiempo, todos los venenos y todo me habrían matado”, revelaba.
Al igual que Reynolds y Moreno, y ya con un salto generacional, la cantante Halsey es otra de las estadounidenses que ha contado cómo el aborto “salvó su vida”, en su caso con una carta abierta publicada en Vogue el pasado 1 de julio. “Uno de mis abortos espontáneos requirió ‘cuidados posteriores’, una forma suave de decir que necesitaría un aborto, porque mi cuerpo no podía interrumpir el embarazo por sí solo y me arriesgaba a tener sepsis sin intervención médica”, explicaba la artista, de 27 años.
La estrella del pop, que junto a su pareja Alev Aydin dio la bienvenida a su hijo Ender Ridley en julio de 2021, sufrió tres abortos espontáneos antes de cumplir los 24. A pesar de la experiencia traumática, que la llevó incluso a reescribir su testamento, tiene clara su postura frente a la interrupción voluntaria del embarazo. “Me salvó la vida y dio paso a que mi hijo tuviera la suya. Toda persona merece el derecho a elegir cuándo y cómo vivir esta experiencia peligrosa que le cambiará la vida. Sostendré a mi hijo con un brazo y pelearé con todas mis fuerzas con el otro”, concluía en su misiva.
De cantantes y actrices que decidieron en su adolescencia, de manera voluntaria, poner fin a un embarazo y que han hablado ahora de cómo fue su experiencia hay también una larga lista: Mila Jovovich, Ashley Judd, Ireland Balwin, Alissa Milano, Lilly Allen, Uma Thurman, Jennifer Grey... ”Me dolió terriblemente, pero no me quejé. Había internalizado tanta vergüenza que sentí que merecía el dolor”, explicaba Thurman en una columna de opinión en el diario The Washington Post. La protagonista de Kill Bill decidió interrumpir un embarazo en su adolescencia tardía durante una estancia en Alemania, decisión que tomó junto a su familia. “Fue la decisión más dura de mi vida, algo que me causó angustia entonces y que me entristece aún ahora”, aseguraba. La protagonista de Pulp Fiction tiene tres hijos, Maya, de 23 años, y Luna, de nueve, y su hijo Levon Roan, de 19, a quienes describió como su “orgullo y alegría”. “Hay adolescentes que refieren mucho sufrimiento en el proceso de haber abortado, incluso si fue una decisión voluntaria. Recuerdan con dolor cómo tomaron la decisión, cómo hicieron frente a las dificultades económicas, la posición de su pareja en aquellos momentos y cómo afectó esto en la relación: la soledad y el miedo al verse en el quirófano, o el llanto descontrolado que surgió en ese momento sin entender el porqué. En muchas ocasiones el relato deja entrever componente traumático, pues hablan de cómo el olor de aquella sala o algún detalle de la misma ha quedado grabado en su memoria, provocándole reacciones emocionales o físicas como náuseas cada vez que algo les conecta con aquella escena”, explica Lucía Torres.
Tan dura como la que vivió Thurman fue la experiencia para Jennifer Grey. La protagonista de Dirty Dancing —película en la que una de las bailarinas se somete a un aborto ilegal en los años sesenta— detalló en sus memorias, Out of the Corner, su vida de excesos y adolescencia rebelde, además de su aborto a los 16 años. “Ninguna adolescente debería estar nadando en aguas tan oscuras…”, escribía. “Yo no tendría mi vida. No habría tenido la carrera que tuve, no habría tenido nada. Y no fue por no tomármelo en serio. Siempre había querido un hijo. Simplemente, no lo quería cuando era adolescente”, explicaba la actriz en una entrevista concedida al diario Los Angeles Times al hilo del lanzamiento de su biografía. A los 41 años, Grey daría a luz a su hija, Stella Gregg, ahora de 20, con su entonces esposo Clark Gregg. “Es una decisión muy grave y se queda contigo. Pero abolir la ley es fundamentalmente erróneo. Debemos conseguir que todas las mujeres se levanten y usen su voz ahora porque hemos asumido, desde 1973, que nuestra elección era segura y que nunca iba a ser revocado”.
En todas las experiencias compartidas por estas famosas hay culpa y trauma, pero también un profundo sentimiento por seguir defendiendo los derechos reproductivos de las mujeres. Como escribiría la feminista y activista Gloria Steinem al doctor John Sharpe, el médico que en el Londres de 1957 le practicaría el aborto, al que dedica su libro Mi vida en la carretera y a quien prometió que haría con su vida lo que le diera la gana: “Lo he hecho lo mejor que he podido”.
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