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Guillermo y Enrique de Inglaterra caminarán separados en el cortejo fúnebre de Felipe de Edimburgo

La casa real británica modifica el protocolo del funeral del duque, al que asistirán 30 invitados y en que se eliminarán los uniformes militares

Enrique y Guillermo de Inglaterra, en noviembre de 2015 en Londres.
Enrique y Guillermo de Inglaterra, en noviembre de 2015 en Londres.Kirsty Wigglesworth (AP)
El País

El sábado 17 de abril a las tres de la tarde, hora británica (las cuatro, hora peninsular española), tendrá lugar el funeral por Felipe de Edimburgo. Ocho días después de su fallecimiento, la capilla de San Jorge del castillo de Windsor verá desfilar a los miembros más relevantes de la familia real británica en una estampa que es ya muy poco habitual. Los motivos: el príncipe Andrés, tercer hijo de la reina, ha sido apartado de la familia real por sus conexiones con el millonario pedófilo Jeffrey Epstein; mientras que Enrique, nieto de la soberana, decidió hace un año dar un paso atrás como miembro activo de los Windsor y marcharse a vivir con su esposa, Meghan Markle, a Estados Unidos. Sus desavenencias se han agravado tras la concesión de una entrevista a primeros de marzo a Oprah Winfrey en la que no dejaba en buen lugar a la familia real.

Con esos mimbres y dadas las restricciones impuestas por la pandemia, la casa real ha tenido que hacer encaje de bolillos para cumplir con las imposiciones de aforo y también con las rencillas personales de todos sus miembros. De ahí que sean solamente 30 las personas que acudan al funeral. Sus nombres ya han sido publicados: la reina Isabel II; sus cuatro hijos (Carlos, Ana, Andrés y Eduardo) y los esposos de estos (Camila de Cornualles, Timothy Lawrence y Sofía de Wessex; la divorciada Sarah Ferguson no irá); sus ocho nietos y también sus esposos, en caso de tenerlos, excepto Meghan Markle, al estar en avanzado estado de gestación; los hijos de la difunta princesa Margarita, hermana de Isabel II, Sarah y David; los duques de Gloucester, Kent y la princesa Alexandra (primos de Isabel II y habituales en actos oficiales y personales de la familia); un par de príncipes de origen alemán familiares de Felipe de Edimburgo y una amiga íntima de la familia, la condesa Mountbatten de Birmania. No acudirán los bisnietos del príncipe, ni siquiera los hijos de Guillermo y Kate, pese a seguir la línea directa de sucesión al trono, pero aún muy pequeños. En la procesión funeraria también estará presente personal de la casa real que ha acompañado al duque de Edimburgo a lo largo de su vida, como su secretario personal, dos pajes, dos ayudantes y personal de protección, además de una dama de compañía que irá junto a la reina.

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La casa real ha publicado en su web casi todos los detalles del funeral, entre ellos que los 30 invitados deberán portar las correspondientes mascarillas. Pero además se ha sabido que ninguno de ellos podrá vestir uniforme militar, como sí le habría gustado a Felipe de Edimburgo, con una larga carrera en el Ejército, y como también quería el príncipe Carlos, heredero al trono. La decisión se ha tomado para evitar problemas tanto con Andrés como con Enrique: el primero está fuera de la familia y el segundo ha tenido que renunciar a sus títulos militares. Así que todos ellos irán de atuendos de luto, pero civiles.

El distanciamiento entre los príncipes Guillermo y Enrique se hace evidente también en la disposición de los familiares tras el féretro. Serán nueve e irán de dos en dos, excepto los hijos de Carlos y Diana, que irán acompañados por su primo mayor, Peter Phillips (hijo de la princesa Ana), que además estará en medio de ambos.

La disposición va por importancia, siendo más importante de primeros a últimos y de izquierda a derecha. Y será así: abriendo el cortejo, el príncipe Carlos con su hermana Ana; tras ellos los príncipes Eduardo y Andrés; después Guillermo, Peter y Enrique; y para finalizar el marido de la princesa Ana y David, hijo de la princesa Margarita y sobrino de la reina. Una organización que evitará que los dos hermanos vayan hombro con hombro, pero también que puedan ser fotografiados juntos. Además, una vez dentro de la capilla de San Jorge los miembros no convivientes deberán guardar distancia, por lo que esa instantánea de ambos juntos se hace aún más difícil.

Alrededor de 15 minutos antes del comienzo del servicio religioso, la familia real acompañará al féretro desde el castillo de Windsor en un Land Rover que el duque diseñó especialmente para la ocasión. Después, el funeral —donde habrá un pequeño coro de cuatro miembros, pero donde los asistentes no podrán cantar— empezará a las tres de la tarde y durará unos 50 minutos, para acabar con una bendición y el himno nacional británico. Todo ello se podrá ver por televisión, pero en este caso habrá que recurrir a la cadena BBC.

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