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Shia LaBeouf, aquel artista incomprendido hoy enfermo y maltratador

La cantante FKA Twigs, exnovia del actor, le ha demandado por abuso, en el último de los caóticos episodios del intérprete, que lleva años en una espiral de violencia y alcohol

El actor Shia LaBeouf, en un estreno en Toronto, Canadá, en septiembre de 2019.
El actor Shia LaBeouf, en un estreno en Toronto, Canadá, en septiembre de 2019.Mark Blinch (Reuters)
María Porcel

En el mundo de Hollywood, son muchos quienes hacen todo lo posible por llamar la atención. Por ser el más guapo (aberraciones a la vista hay varias), el más listo, el mayor triunfador, el rey de las redes sociales o el que se cuele en todos los castings porque su nombre haya estado en la palestra más tiempo o con más fuerza. A esta última categoría parecía pertenecer Shia Labeouf, un actor prometedor pero más dado a protagonizar titulares por sus escándalos que por sus interpretaciones. Sin embargo, esas llamadas de atención, esas dudas a la hora de mostrarle como un atolondrado llamativo o como alguien que sabe muy bien lo que hace han girado a la hora de definirle: según quienes le conocen, Labeouf es un maltratador o, si acaso, una persona enferma. O puede que las dos cosas.

El pasado día 11, la cantante británica FKA Twigs, que llevaba cerca de año y medio saliendo con el actor, anunció que había denunciado al actor ante un juzgado de Los Ángeles (California) por “agresión sexual, maltrato y angustia emocional”. En el testimonio que la artista dio al diario The New York Times hablaba de agresiones físicas y mentales en público y en privado, gritos, intentos de asfixia, de cómo él le pegó una enfermedad de transmisión sexual a sabiendas o de cómo llegó a estar a punto de estrellar el coche en el que viajaban si ella no le confesaba su amor incondicional. “Nunca pensé que algo así pudiera sucederme a mí”, explicaba Twigs, de 32 años, en su cuenta de Instagram, que contaba que le había sido difícil procesarlo y que se dio cuenta de la importancia de hablar. “Espero que compartir mi experiencia ayude de verdad a los demás a sentir que no están solos y a arrojar luz a quienes se preocupan por otros que pueden estar en una situación de abuso, que puedan ayudar, porque sé que puede ser confuso y complicado saber qué hacer”.

Quien le tendía una mano a FKA Twigs era la también cantante Sia, que grabó un videoclip con el actor hace seis años. “A mí también me ha causado daños emocionales Shia, un mentiroso patológico, que me metió en una relación adúltera afirmando que estaba soltero”, aseguraba la intérprete, que sin embargo introducía una variable hasta ahora no contemplada. “Creo que está muy enfermo y siento compasión por él y por sus víctimas”.

Son más las mujeres que han alzado la voz contra Labeouf, de 34 años. Le acusan de agresividad, de abusar del alcohol. Él lo reconoce en parte; aunque afirma por correo electrónico al diario neoyorquino no estar de acuerdo con esos testimonios. El niño prodigio de series, programas y pequeños papeles televisivos, el que empezó a trabajar con 12 años, que hace una década ya ingresaba 16 millones de dólares y al que la revista Time definía comobeligerante chico de barrio” se ha convertido en algo más que un juguete roto. “No estoy curado del alcoholismo ni de mi trastorno por estrés postraumático”, afirma. El alcohol, las drogas y la exposición mediática le han pasado factura, y quizá, como están apuntando personas cercanas a él, hay una enfermedad mental de fondo. “Pero estoy dispuesto a hacer lo que sea para recuperarme, y siempre pediré perdón a quienes he herido por el camino”.

Este hijo de una madre artista visual y un padre mimo y payaso de circo no tuvo una infancia muy feliz. Su progenitor era también adicto, y la pareja se divorció cuando él tenía ocho años, por lo que fue criado por su tío. Después de papeles pequeños en Expendiente X, Urgencias o Dos tontos muy tontos, empezaron a llegar la fama y el dinero (sobre todo gracias a la saga Transformers, de la que ahora reniega) pero también los problemas.

A partir de 2011, su vida se ha convertido en una sucesión de detenciones (la primera ese mismo año, tras una pelea en un club de Los Ángeles), pasos por clínicas de desintoxicación y broncas públicas. Cuando presentó un cortometraje propio en Cannes en mayo de 2012, llamado Howard Cantour.com, le afearon que era un plagio. Lo admitió, pero las bromas y mofas no cesaron, por lo que decidió retirarse de la vida pública. En febrero de 2014 apareció en el estreno de Nymphomaniac en Berlín con una bolsa de papel sobre la cabeza donde se leía “Ya no soy famoso”. Meses después era detenido en un pase de Cabaret en Broadway, por fumar y gritar borracho en la sala. Era junio de 2014. En octubre de 2015 llegaba la siguiente detención, esta vez en Texas.

Shia Labeouf en la Berlinale de 2014.
Shia Labeouf en la Berlinale de 2014.CORDON

Todo ello mezclado con una trayectoria artística a la que trató de dar intención, pero cuyas propuestas se mezclaban con un ego desmedido. En noviembre de 2015 decidió asistir a un pase de todas sus películas que duró tres días, donde lloró, pidió pizza, gritó y permitió a quien quisiera verlo online. A partir de ahí se convirtió en un meme andante. Él intentaba triunfar con una instalación contra Trump en enero de 2017, por la que acabó detenido, o con un encierro en solitario en una cabaña de Finlandia a modo de performance, en abril de ese año, pero no dejaba de ser el blanco de las burlas. Incluso del delito porque ese mismo verano, tras ser cazado orinando en público en una playa, se enfrentó a una serie de policías por no darle un cigarrillo. Insultó a media comisaría, les llamó negros, les gritó y salió libre tras pagar 7.000 euros de fianza.

En 2016 se casó con Mia Goth aunque dos años después, cuando llegó su separación, se supo que no había sido una ceremonia legal. Ese mismo año conoció a Twigs. De ella, por ahora, apenas ha dicho nada. En el mail a The New York Times, el actor explica: “No estoy en posición de decirle a nadie cómo debe hacerle sentir mi comportamiento. No tengo excusas para mi alcoholismo ni mi agresividad”, y añade que ha sido abusivo consigo mismo y “con todos” a su alrededor durante años. “Tengo un historial de hacer daño a la gente cercana a mí. Me avergüenzo de esa historia y lo siento por aquellos a los que he herido. No puedo decir nada más”.

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Sobre la firma

María Porcel
Es corresponsal en Los Ángeles (California), donde vive en y escribe sobre Hollywood y sus rutilantes estrellas. En Madrid ha coordinado la sección de Gente y Estilo de Vida. Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, lleva más de una década vinculada a Prisa, pasando por Cadena Ser, SModa y ElHuffPost.

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