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Hummus con setas tostadas

El hummus es una base perfecta sobre la que poner salteados y aceites aromatizados. Aprovechamos la frescura del pepino y la albahaca, que redondearemos con unas setas tostadas.

Textura de seda cara
Textura de seda caraALFONSO D. MARTÍN
Alfonso D. Martín

El hummus se ha convertido en uno de los alimentos más populares y asequibles como aperitivo, picoteo o acompañamiento. Hay una fiebre por este plato entre la gente joven, dispuesta a lo que sea para no perder su dosis de hummus de ciertos supermercados. Por fortuna para todos, si se diese esa situación, no debería cundir el pánico porque prepararlo no tiene complicación ninguna: como nos explican perfectamente los cocineros del restaurante Barganzo en este vídeo, sólo necesitamos garbanzos, tahini, zumo de limón y sal.

Partiendo de esto, se pueden realizar mil variaciones, ya sea en la receta del propio hummus o como acompañamiento para servir con el hummus, como vemos en el vídeo. Porque es una base maravillosa sobre la que servir alimentos de sabores fuertes y grasos. Hoy nos vamos a servir de una receta de hummus sencilla a la que añadiremos dos componentes que aportarán frescura: hojas de albahaca y pepino holandés (el alargado y estriado, más suave). Para quitarle las semillas tan solo tenéis que cortarlo por la mitad y pasar por una cuchara por el centro, quedándonos así la carne y la piel. La adición del aceite de sésamo es un gusto personal que podéis omitir por completo, pero considero que aporta una dimensión interesante, ya que no es tan fácil encontrar un buen tahini que aporte aroma y no sólo textura.

La textura final del hummus dependerá de muchas cosas, siendo las más importantes la calidad de las legumbres, la potencia de vuestro robot y la temperatura a la que se trabaje: es habitual añadir agua muy fría o hielos en este tipo de mezclas para que el motor de la trituradora o batidora no caliente la preparación y fastidie la textura final. Para rematarlo todo, saltearemos unas setas ostra hasta que se pongan crujientes en un aceite aromatizado con ajo, cebolleta y pimentón. Esto es sustituible por absolutamente cualquier cosa que tengáis en la nevera: podéis experimentar con preparaciones tanto frías como calientes, aceites infusionados, hierbas aromáticas y un largo etcétera.

Dificultad: Es un hummus, no la declaración trimestral.

Ingredientes

  • 400 g de garbanzos cocidos y escurridos
  • 70 g de pepino holandés sin semillas
  • Un puñado de hojas de albahaca
  • 2 dientes de ajo (o al gusto)
  • ¾ del zumo de un limón (o al gusto)
  • 1,5 cucharadas de tahini
  • 1 cucharadita de aceite de sésamo
  • 4 cucharadas de agua muy fría
  • 1 cucharadita rasa de comino en polvo
  • Sal al gusto
  • Piquitos, pan de pita o verduras crudas para acompañar

Para el salteado

  • 8 setas ostra (pleurotus ostreatus)
  • 1 diente de ajo
  • 1 tallo de cebolleta china o cebolleta
  • ½ cucharadita de pimentón dulce
  • Sal al gusto
  • Pimienta molida al gusto
  • 3 cucharadas de aceite de oliva

Instrucciones

1.
Deshilachar las setas de forma que queden en trozos de un centímetro de grosor aproximadamente y después cortarlas por la mitad en paralelo a la base Presionarlas con papel de cocina para extraer la mayor cantidad posible de agua de su interior.
2.
Calentar tres cucharadas de aceite de oliva en una sartén y añadir las setas. Cocinar a fuego medio-alto hasta que se doren, pierdan humedad y se pongan crujientes. Añadir un ajo aplastado y picado, el pimentón, la sal, la pimienta molida y la cebolleta picada. Sofreír 20 segundos y reservar.
3.
Triturar los garbanzos escurridos junto al pepino (quitándole las semillas con una cuchara), las hojas de albahaca, los dientes de ajo, el tahini, el comino, el zumo de limón, el agua fría, el aceite de sésamo y la sal hasta obtener la textura deseada.
4.
Servir el hummus en un plato grande y hondo, añadiendo el salteado de setas y su aceite por encima. Acompañar de piquitos, pan de pita o verduras crudas.

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Sobre la firma

Alfonso D. Martín
Es cocinero, asesor gastronómico y fetichista de especias y fermentados. De pequeño gateaba al bar de al lado de casa para pedir un huevo duro y después empezó a tener dolor abdominal continuo por echarle picante a todo a escondidas de su madre. Si profanar recetas clásicas fuese un pecado, ya habría pasado los nueve círculos del Infierno de Dante.

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