Menú semanal de El Comidista (18 a 24 de febrero)

Pocos platos hay en el mundo que saquen tanto partido a un ingrediente como la sopa de cebolla. Rica, saludable y reconfortante. Tendrás queja.

Cerdo con tomate, aceitunas, jamón y huevo cocido: una receta más vieja que la tos de un plato prácticamente extinguido que vale la pena recuperar.

Permítenos que volvamos a insistir: el pomelo asado es una locura. Si todavía no lo has probado de esta forma, corre que su temporada vuela.

La endivia es una hortaliza que acostumbramos a comer cruda, pero asada está también riquísima.

Pasta, pescado azul, el toque cítrico y fresco del limón y todo ello envuelto por una salsa cremosa. Si no estás salivando, preocúpate.

Otro de nuestros jetapostres. Te va a costar hacerlo nada y menos y vas a quedar como Dios, siempre que tengas un cuchillo que corte bien.

Sabemos que pelar las habas es un curro, pero de verdad que vale la pena.

Unas verduras sabrosas, caramelizadas y sin calorías añadidas. Y acompañadas de una salsa que, mira, justifica todo lo injustificable.

Una crema de leche de almendras aromatizada con canela y limón. Así de simple y así de rico es este postre medieval. Sí, sí, medieval.

El cereal inundado del sabor de la verdura, la textura cremosa y el aroma del ajo y el aceite de oliva perfumándolo todo conforman una experiencia única.

No es el producto más barato del mundo, pero teniendo en cuenta que son todo chicha y que aportan muchísimo sabor, tampoco es un disparate.

El kiwi está de temporada y es una de las frutas con mayor concentración de vitamina C. Ideal para lo que queda de invierno.

Coger los mejores ingredientes del vermut y convertirlos en un bocadillo es la idea que nos hubiera gustado tener a todos.

Este revuelto de patatas y cebolla tierna del chef del Guggenheim Bilbao, Josean Martínez Alija, es tan lujurioso como parece.

Ningún seguidor de las tartas de queso o de los postres en general puede resistirse a esta unión de bizcocho, crema de queso y trocitos de chocolate.

Lo bueno de hacer quesadillas de frijoles es que puedes aprovechar cualquier otra legumbre. Como en este platazo que te proponemos.

Recuperamos unos pasteles madrileños de principios del siglo pasado. Porque los postres en peligro de extinción son nuestras especialidades.

¿Qué carne uso? ¿Cuánto la tengo en la plancha? ¿Con qué salsa la acompaño? Conviértete en un jedi de la hamburguesa siguiendo nuestros galácticos consejos.

Vale: el olor de las mandarinas no se quita fácil de los dedos. Pero es un mal menor comparado con su jugosidad.

Una simple combinación de yogur con fruta dulce y un toque de cardamomo, triturado con una generosa cantidad de hielo: un manjar.