Tagliatelle con cecina y guisantes
La cecina es un producto fantástico no demasiado utilizado en cocina. No me extraña, primero porque estaba semiolvidado hasta hace unos años, y segundo porque su sabor ahumado es bastante peculiar y un tanto complicado de combinar. A mí me encanta tomarla casi a palo seco, con un poco de aceite de oliva y unas gotas de limón. Eso sí, siempre que no esté curada en exceso, que entonces parece que te estás comiendo el chaleco de un pastor cuando baja del monte sin haberse cambiado en todo el invierno.
Como soy fans declarado de esta chacina vacuna, el otro día me lancé a hacer un pequeño experimento con ella. El asunto consistía en subvertir los carbonara de toda la vida sustituyendo la panceta por cecina, y añadiendo un poquito de verde de la temporada en forma de guisantes. Como no quería potenciar ni modificar en absoluto el producto leonés, lo añadí en el último momento en vez de rehogarlo. Quedó una pasta bastante original, nada pesada y con una mezcla de sabores para mi gusto deliciosa.
Si la preparas, te quedará mejor con guisantes frescos, pero si no te queda otra que comprar congelados, consigue algunos finos de calidad decente y no se notará demasiado la diferencia. En cuanto a la mantequilla, si perteneces a alguna secta que prohíba el consumo de grasas animales la puedes sustituir por aceite de oliva, pero a mí me parece que un puntito lácteo le va bien.
Dificultad: Para bebés.
Ingredientes
Para 4 personas
- 400 g de tagliatelle o cualquier pasta similar
- 100 g de cecina no muy curada
- 150 g de guisantes
- 2 huevos
- 2 dientes de ajo
- 1 cucharada de mantequilla
- Queso curado rallado (opcional)
- Sal y pimienta negra
Instrucciones
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