Las quejas de los lectores: una grieta inquietante en la tarta de queso
Y unos cofrades de la Santa Hermandad del Auténtico Calçot Casero, una masa de pestiños que no hay por dónde cogerla y un pollo coreano esnob: las protestas de mayo a nuestra Defensora del Cocinero tienen miga.
Lo que nos cuenta Bardugeth puede que marque un antes y un después en la receta de tarta de queso japonesa: “He hecho un par de veces la tarta de queso japonesa y he observado que, si mezclo las claras con movimientos envolventes como dice la receta, la tarta se termina abriendo por arriba. En cambio, si añado las claras con menos cuidado y las mezclo con la varilla manual, tal y como hace el pastelero japonés en el vídeo adjunto a la receta, ¡la tarta queda perfecta!” Este es un problema que me han comentado en más de una ocasión y que nunca hasta ahora habíamos podido solucionar. Puede que ahora estemos más cerca que nunca del fin de esta intriga. O no, veremos.
Con el entrecejo deformado por la esperanza, me puse a separar claras y yemas al estilo japonés, Y Me costó lo mío no abrir el horno antes de tiempo para ver el resultado. Todo parecía ir bien hasta que, al sacar la tarta, justo en el medio se dibujaba una preciosa grieta bebé, casi un esbozo, pero grieta al fin y al cabo.
Esa decepción no me ha hecho desconfiar del método de Bardugeth –a quien no puedo querer más por compartir con esta parroquia sus hallazgos– porque en el asunto de las grietas influyen más factores como la temperatura real del horno, el tiempo de reposo y el batido. De todas maneras, incorporamos el procedimiento en la receta, que por algo el pastelero del vídeo le da un buen repaso con la varilla, y canonizamos a Badurgeth como consejera comidista para los restos.
CALÇOTS, YES WE CAN
Julio, que guarda como oro en paño en una cámara de seguridad del Banco Hispanoamericano la verdad única sobre los calçots hechos en casa, nos da su opinión sobre la receta de calçots de Mònica Escudero: “Sí, se puede, pero no como lo contáis. La gracia del calçot es pelar la parte quemada de fuera y eso, simplemente con horno no se consigue. Yo los pongo en una bandeja, todos alineaditos y los pongo al grill, únicamente. Cuando está churrascada la parte que da al grill, saco la bandeja, les doy la vuelta y otra vez al grill. Quedan casi exactamente igual que si los haces en el campo, con su ahumadito caramelizado. Así, sí”.
He quedado completamente enamorada de la expresión “casi exactamente igual” que utiliza nuestro lector y que, no sé por qué, me trae recuerdos inmediatos del célebre Cristo de Borja. Cosas mías. Veo un poco crecidito a Julio con su teoría del calçot ferpecto. Como no soy experta en estas Allium cepa estilizadas, prometo no extenderme en la defensa, no solo de la receta de Madame Escudero, sino de todas las variaciones que permitan comer estas cebolletas en su punto: con un interior jugoso, tierno y sabroso.
Como no hay nada que desee más en la vida que que me persigan los calçoteros más integristas, confesaré que no disfruto pelando la parte quemada. No le veo la gracia a un despelleje que me deja con los dedos pringosos llenos de un hollín que no puedo evitar ingerir, pero me encanta el interior jugoso de la cebolla, algo que con la receta Comidista se consigue.
No hay nada mejor para opinar sobre una receta que hacerla –¿verdad, Hulio?– así que esta estricta defensora ha churruscado una docena de calçots al grill para comprobar que sí, se puede, salen jugosos y se dejan comer, aunque están lejos de los resultados en cuanto a aroma que se consigue en una buena brasa de las de verdad. Lo dejamos en tablas y que cada uno se ase o churrasque el calçot como le salga del níspero.
UN POLLO COREANO SNOB
Enviado Desde Mi Móvil Huawei tiene algo que decir sobre el pollo coreano frito: “No hay quejas para el pollo coreano frito. Sí para los que parece que tienen a mano los ingredientes en su casa. Ya es difícil conseguirlos en una gran ciudad (no los tienes ni en la tienda ni en el supermercado de la esquina y, si me apuras, en la gran superficie próxima) ¡Cuánto más para la inmensa mayoría de catetos que vivimos en pueblos o ciudades pequeñas! Así que seguimos haciendo el pollo superfrito como siempre. Quede la receta para los resabios, cursis y esnobs que las proponen. Por favor, publíquelo.”
Querido EDMMH, supongo que imaginas un mundo en el que solo se pueden proponer recetas como sopa de ajo, espaguetis con tomate o arroz blanco para no enfadar a las personas que, como tú, no tienen una tienda coreana en la puerta de su casa.
Supongo también que desconoces la existencia del comercio online, un servicio en el que se puede comprar en la placidez del hogar desde un patinete hasta base de kimchi, y unas furgonetas veloces te traen las cosas a la puerta de tu casa. Dejo constancia de tu queja porque me lo has pedido por favor, y yo a un por favor no le hago ascos. A cambio, te dejo un enlace a través del cual podrás comprar base de kimchi como para bañarte en ella y convertirte en un snob comidista: si nosotros podemos, tú también.
UN PESTIÑO DE RECETA
Choni nos cuenta que algo falla en la receta de pestiños de Semana Santa: “He hecho la receta de pestiños de Semana Santa y algo falla. O sobra líquido o falta harina porque la masa que queda no se despega de las manos. Tuve que arreglarla añadiendo más harina. Algo falla en las proporciones de masa de la receta”.
Armada con un bol, grasas y anises varios, me puse a masar y descubrí que Choni y otros cocineros que dejaron su queja en los comentarios de la receta tienen razón: la masa se convierte en una papilla pegajosa que no hay manera de amasar ni estirar para hacer los pestiños.
Urgida a consultas, tras revisar sus apuntes Clara P. Villalón se disculpa con todos aquellos que elaboraron los pestiños líquidos de Semana Santa: “Tienen toda la razón del mundo, ¡fallo mío! Trascribí la receta para hacer la mitad de lo que yo tengo puesto en la mía y dejé la cantidad de agua como en la original; lo siento mucho”.
Con la diligencia que me caracteriza, procedo a corregir la receta para que, a partir de ahora, podamos presumir de pestiños en Semana Santa, Navidad, en el cumpleaños de Jesulín de Ubrique o en las fiestas del Pilar.
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