Diez vinos para beber en verano
Blancos, tintos, manzanillas, espumosos o cavas. Casi cualquier tipo de vino, en su versión más ligera, es apto cuando aprieta la canícula: la ecléctica selección de nuestros expertos lo confirma. ¡Viva el vino!
Igual que cambiamos de perfume o de ropa cuando suben las temperaturas, es fácil –y natural– que en verano nos apetezcan vinos diferentes a los que tomamos en invierno. El calor invita a texturas más ligeras, sabores más frescos y, en general, todos esos vinos peligrosísimos que entran sin que te des cuenta y al final no sabes qué ha pasado pero estás más piripi que Patsy y Edina en una fiesta con barra libre de vodka.
Si estás un poco perdido en esto de los vinos frescales, o simplemente tienes ganas de variar y descubrir nuevas sensaciones, este post está hecho para ti. Una serie de expertos en buen comer y mejor beber –y los aficionados habituales de la casa, que también le ponemos empeño a ambas cosas– recomendamos nuestros favoritos de la temporada. Hay blancos, tintos, frizzantes, vinos naturales y de todo un poco, así que, te guste lo que te guste, seguro que encontrarás algo con lo que brindar.
ALVAR DE DIOS HERNÁNDEZ TíO UCO
Isabelle Brunet, sumiller en el restaurante y enoteca Monvínic, recomienda para empezar el Alvar de Dios Tío Uco 2015, “un vino de una zona continental, muy diferente del estilo típico de la región de Toro. Hecho con mucho cariño por un chico con sensibilidad hacia el vino”. Se trata de una mezcla de tempranillo y garnacha, con crianza en fudres y barricas de roble durante 5 meses, sin filtrar ni clarificar, que da como resultado un vino frutal, refrescante y sabroso. Es la primera añada del Tio Uco que elabora el prometedor Alvar de Dios Hernández (Marañones) en su regreso a su Zamora natal. Se puede comprar en Monvínic por 10,80 (y en otras bodegas y tiendas especializadas).
Si alguien ha pensado en cerrar el navegador y prenderle fuego al dispositivo en el que estaba leyendo esto, mejor que espere un segundo. Dejemos hablar al experto en queso –y todo lo que lo rodea, como el vino– Luc Talbordet de la quesería Can Luc. “Lo típico para mi siempre ha sido el rosado fresquito, tipo Côtes de Provence, que tomamos bien frío en Francia todo el verano. Pero este año he descubierto una cosa total que está a punto de desbancar mi rosado veraniego: se llama La Mundial, y son 2 vinos espumosos riquísimos y bien refrescantes, como una sangría artesanal espumosa”.
Los elabora un enologo catalan, Joan Soler, a partir de variedades locales y extractos ecológicos de frutas y especias. El blanco –que he probado, y está buenísimo–, lleva Macabeu y Parellada como uva, y extractos de cardamomo, clavo, naranja, limón y melocotón. El tinto, lleva garnatxa y tempranillo, y canela y piel de naranja. Son ideales para el aperitivo y entre horas (solo tienen 7º de alcohol), y Luc apunta que el blanco combina muy bien con queso azul tipo Stilton. Cuesta unos 9 euros y puedes buscar o preguntar en su página de Facebook el punto de venta más cercano.
Hace unas semanas descubrí un vino que me dio completamente la vuelta desde el primer sorbo. Se trata del Clar de Finca Parera, un vino seco, fresco y ligero fruto de una combinación de uvas Xarel.lo, Gewürtztraminer y Chardonnay procedente de la bodega ecológica Finca Parera, un pequeño negocio familiar de cultivo biodinámico que factura un total de 6 referencias (2 jóvenes y 4 crianzas). Rubén Parera, enólogo al frente de la bodega, está involucrado en proyectos sociales como la Verema Solidària y también es uno de los ideólogos de La Festival, una tienda –que funciona a modo de cooperativa– de la calle Verdi (Barcelona) donde se pueden comprar fantásticos vinos naturales a granel a precios que rondan los dos euros el litro. Podéis encontrar el Clar, entre otras webs y tiendas, en Gourmet Hunters por 7,55€.
BLANC DE SERÉ 2015, DE L´OLIVERA
Mikel Iturriaga empieza su discurso asegurando que va a ser muy original recomendando un blanco fresquito para el verano. “¿A que te has quedado de piedra? Pues recupera tu composición habitual y corre a comprar una botellita de Blanc de Serè de L'Olivera, una cooperativa de integración social de la Cataluña profunda (Vallbona de Les Monges, Lleida) que trabaja con personas con dificultades”. Nuestro gurú asegura que este vino de Costers del Segre tiene todo lo necesario para triunfar en esta estación: juventud, frescura, sequedad y toquecillos cítricos. Y encima es asequible: 6,95 euros en su propia web.
“Cuando uno piensa en vinos de verano, del estío (las uvas del estío, que escribió Ray Bradbury) piensa en blancos, en frescor, en el verdejo, en la acidez de la albariño”, reflexiona nuestro experto en vino Pascual Drake. Pero como aquí estamos para romper clichés, finalmente se decanta –toma ahí símil enológico– por un tinto. “Eso sí, malagueño, de Ronda (¡otra Ronda!). Se llama Botani, y entra primero entra por la etiqueta, que es elegante a la par que festivo-floral, y en botella borgoña, que siempre da empaque”.
Y luego ya entra por lo demás, que a fin de cuentas es lo importante: por su sabor y su frescura. Tinto elaborado al 100% con garnacha nacida en la Sierra de Málaga, Drake asegura que es “una delicia que por los 12€ aprox que cuesta en tienda es un lujo” (si no encontráis ninguna cerca, podéis comprarlo en Gourness y otras webs). Por cierto, nos chiva Pascual tiene un hermana de moscatel seco que es como para revisitar varias veces a la familia Botani.
Yolanda Ortiz de Arri, periodista y traductora especializada en vino –escribe en 7 Caníbales y Spanish Wine Lover– tiene un mensajito para los que aún tienen prejuicios con la manzanilla, el fino y demás. “Quienes a estas alturas todavía asocien los vinos de Jerez con el rebujito de ferias y chiringuitos del sur, o con señoras mayores que se ponen piripis con una copita después del té de las cinco, necesitan hacerse este verano con un par de botellas de Maruja para desterrar prejuicios absurdos”, asegura airada (pero con la copa en la mano).
“Se encontrarán con un vino muy seco, salino e intenso, de color amarillo dorado y con un sabor punzante y concentrado que le dan sus ocho años de crianza en las tradicionales botas (barricas) de Sanlúcar de Barrameda”. El guardián de esta esencia se llama Ramiro Ibáñez, uno de los enólogos más dinámicos e interesantes del Marco de Jerez, y que también elabora bajo su marca, Cota 45. Yolanda remata: “a pesar de su nombre, ésta Maruja derrocha clase. Es fantástica ella solita de aperitivo, pero con un pescado a la plancha, sushi o un buen plato de jamón ibérico es la perdición absoluta”. Todo esto por 7 euros en Reserva y Cata (entre otras webs y tiendas físicas).
Nuestro crítico gastronómico Jordi Luque se muestra tajante en sus preferencias. “En verano, no soporto los tintos. Soy muy de blancos y de cava. Como blanco, me quedo con el Ossian 2013, un verdejo de viñas prefiloxéricas y ecológico. Refrescante y nada empalagoso, defecto típico de los malos verdejos”. Como Jordi es de morro fino ha escogido el vino más caro, ronda los veinte y poco euros (21,50 en Lavinia, por ejemplo). Pero según nuestro tragaldabas deluxe, vale la pena.
Si sois de cavas como él, Jordi también os recomienda no dejar de probar el Privat Laietá Brut Nature Gran Reserva. “Lo elaboran en Alella, también mediante agricultura ecológica, con una mezcla de Chardonnay y Pinot Noir, algo más típico del champán que del cava. Es un cava seco, muy señor, que te aguanta una comida perfectamente”. Un poco más caro que el anterior (23,95 en Uvinum), habrá que reservarlo para ocasiones especiales.
Elena Garriga, al frente de los estupendos tienda y restaurante de cocina catalana contemporánea La Cuina d´en Garriga, recomienda muy convencida un vino de su tierra, Camino de la bodega Terra Remota de l'Empordà. “Es un vino tinto, suave, elegante y que servido a buena temperatura se bebe con muchísima facilidad en verano”. Se trata de un vino elaborado con Garnacha, Syrah y Cabernet Sauvignon, suave, aromático y aterciopelado: una opción ganadora para los que no quieren prescindir de un buen tinto aunque apriete la canícula. Cuesta, por ejemplo, 14,85 € en Gourmet Hunters.
La cocinera y asesora gastronómica Clara Pérez Villalón también nos anima a ir a por el tinto de verano (otro enochiste fácil). Clara nos recomienda “DePaula, un tinto de Jumilla –elaborado al 100% con uva Monastrell– súper fácil de beber. No tiene mucha graduación y es frutal, con un toque a mora y marida bien con muchas cosas. Se acaba sin darte cuenta, no es nada áspero y está muy bien de precio”. Clara confiesa que cuando trabajaba en La Tasquería era “el vino que más recomendaba”, así que es probable que algunos devotos de la casquería fina de Javi Estévez ya lo hayáis probado. Podéis encontrarlo por 7,10€ en Ideavinos.
Ferran Centelles, exsumiller de El Bulli e ideólogo de WineIsSocial –que acaba de lanzar Vora la mar 2015, su primera referencia de producción propia en colaboración con Alta Alella, perfecto para tomar fresco en verano y descubrir su acidez de carácter salado–, viaja hasta Galicia para recomendar una uva. “La gallega treixadura me parece una variedad muy veraniega, es fragante, alegre y con mucha chispa. Me gusta mucho su perfil refrescante y ligero, un estilo que me suele apetecer mucho en estas fechas”. Ferran recomienda empezar a descubrir este tipo de vino con el Casanova Treixadura (12€ en su web), y si os quedáis con ganas de más, Ramon do Casar.
¿Cuál es tu vino favorito para el verano? Cuéntalo en los comentarios y haz felices otros vineros irredentos.
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