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En defensa de los locos por la cerveza artesana

El codirector del Barcelona Beer Festival aporta otro punto de vista a un artículo crítico con el integrismo cervecero.

Cervezas en buena compañía.
Cervezas en buena compañía.BARCELONA BEER FESTIVAL

Debo decir que soy absolutamente parcial en la materia, y supongo que por eso he recibido una amable invitación para responder con este escrito. La levadura cervecera fermentó en mí una pasión desbordante por la cerveza artesana hace ya muchos años, los que llevo elaborándola como hobby y tratando de mostrarla y difundirla en infinidad de oportunidades y proyectos (especialmente el Barcelona Beer Festival, del que soy coorganizador).

No entraré a diseccionar el artículo original punto por punto: ya hay quien lo ha hecho, y me parece poco constructivo. Prefiero analizar las ideas allí expuestas y tratar de dar mi opinión al respecto. De entrada hay que señalar al bueno de Jordi como un gran experto lanzador de cargas de profundidad, que han sido palanca útil para soliviantar y viralizar el contenido. Es normal que la gente apasionada se sienta atacada y dolida con afirmaciones del estilo "bebida de segunda línea".

Apelando al espíritu más constructivo, voy a positivar el mensaje que nos lanza un gastro-experto que se mueve bien en las olas de etiquetar modas y demodés, intentando resumirlo en tres ideas:

· Debemos huir del elitismo intelectual o, incluso, moral. La cerveza artesana es algo tan fantástico que no necesita denostar otros productos para brillar. Que algunos sigan disfrutando de las cañas-refresco sin complejos y, si a otros les apetece curiosear en nuevos sabores, olores y matices, ¡bienvenidos sean! No doctrine – just pleasure.

· Sigamos poniendo encima de la mesa propuestas gastronómicas de calidad. La cerveza es una maravilla como producto de maridaje y hay infinidad de proyectos trabajando en ello. Sintámonos orgullosos del buen trabajo, apoyándolo. Ya sea nacido desde un germen de semilla cervecera o como proyectos top (¿quién no ha visto aún fotos de la espectacular carta de cervezas de El Celler de Can Roca?) que se acercan con respecto y curiosidad infinita a la buena cerveza.

· Reclamemos (o no renunciemos a) lo popular. ¿Qué mejor forma de maridad una pinta que con otra pinta en buena compañía? Bebida popular, lubricante social. Hay momentos para hundir la nariz en la copa y sacar mil aromas y otros de risas y brindis despreocupados.

Jordi ha recibido unas cuantas –muchas– collejas en dos días. Alguna excesiva y violenta que no comparto. Eso sí, me ha servido para volver a comprobar que seguimos siendo un sector unido, alegre y combativo. Hacemos nuestro el viejo eslogan de "si nos tocas a una, nos tocas a todas". No suele trascender a la opinión pública, pero es larga la lista de agravios en forma de boicot, competencia desleal y denuncias por parte de las cerveceras industriales como para no hacer saltar los resortes de autodefensa en un ataque, aunque sean sibilino por la retaguardia. La solidaridad, como dijo Galeano, es horizontal e implica respeto mutuo. Y para decir amén a todo (o "vale"), ya pagan a Quim Gutierrez.

Duele que nos vean débiles como para sacar el bastón y convertirnos en espalda de asno dócil. No creo que el autor del post se fuera hasta a Emilia-Romagna a reírse de la tradición del aceto balsámico. Ni bromear en Jerez de la oxidación de los amontillados. Pero se atreve –¿por ignorancia, malicia o bromita mal ejecutada?– a tachar como defecto siglos de tradición belga lámbica. Obvio que es un estilo más complejo de lo habitual, pero hace un flaco favor a su propia imagen confundiendo gusto con calidad.

Sólo me queda despedirme de todo el mundo –y principalmente, de Jordi– de la forma más cordial y amistosa posible. Tiendo mi mano y animo a todo el mundo a explorar el mundo de la cerveza artesana con curiosidad y sin complejos. Y si hoy no apetece, brindaremos igual; tengas lo que tengas en tu vaso. ¡Salut, compa!

Mikel Rius es codirector de Barcelona Beer Festival.

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