Zanahorias morunas
Uno de los aperitivos más sanos y deliciosos del mundo se sirve en Marruecos y en algunas zonas de Andalucía, y consiste en algo tan sencillo como unas zanahorias hervidas y aliñadas. Hay algo de perfección en la combinación de esta hortaliza con el ajo, el comino y el aceite de oliva que lo convierte en un plato de esos que no admiten muchas variantes, porque añadir ingredientes superfluos no hará más que empeorar el original.
Lo simple, claro está, también tiene sus secretos. Lo más difícil, para mí, es pillar el punto exacto de cocción de la zanahoria, en el que esté tierna pero entera. Si te quedas corto, resultará un poco bastorra en la boca; si te pasas, la parte exterior de la hortaliza se desprenderá y formará una pasta con el aliño no demasiado atractiva. Todo es cuestión de vigilar e ir probando con un tenedor mientras las zanahorias se cuecen: tampoco tiene tanto misterio.
En cuanto al aliño, para mí marca una pequeña diferencia tomarnos el trabajo de tostar levemente los cominos enteros para que suelten el aroma y después machacarlos un poco en el mortero. Eso además de usar un aceite y un vinagre con un poco de fuste y unos ajos que no sepan al armario de la bisabuela Rigoberta.
Dificultad: No hace falta haber sido cocinero del califa de Córdoba.
Ingredientes
Para 4 personas, como aperitivo
- 500 g de zanahorias
- 1 diente de ajo (o más si gusta más potente)
- 1 cucharadita de comino en grano
- 1 cucharada de perejil picado
- 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 2 cucharadas de vinagre de Jerez
- Sal y pimienta negra recién molida
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