DouGall’s, la premiada cerveza cántabra con acento escocés
Andrew Dougall es un pionero de la elaboración artesana de cerveza en España. En 2019, gracias a un ‘crowfunding’ consiguió 1.250.000 euros en tan solo seis horas y en 2023 sus bebidas consiguieron tres galardones en el Barcelona Beer Challenge
En Liérganes, en los Valles Pasiegos, pueblo de la leyenda del hombre pez, hay una cerveza artesana con la buena agua del río Miera que para los aficionados ya es casi legendaria. DouGall’s, nombrada Cervecera del Año 2023 por Factoría de Cerveza y con tres galardones en el Barcelona Beer Challenge 2023, es la marca de un pionero en la fabricación artesana, Andrew Dougall, un escocés que no bebe whisky enamorado de Cantabria, donde se instaló hace más de 30 años. La comida le encantaba, la cerveza no tanto y decidió elaborar en casa sus propias recetas. En 2006 abrió una micro cervecería, “con utensilios de cuarta mano traídos de Pembroke (Gales)”. Hoy, en instalaciones recién ampliadas, produce más de 400.000 litros de cerveza al año y es un ejemplo de economía circular, donde los restos del lúpulo, de la malta de cebada sobrante tras el proceso de extracción de los azúcares (llamada bagazo) y de las levaduras restantes alimentan vacas, huertas y queserías vecinas, como La Pasiega de Peña Pelada. “En DouGall’s producimos dos toneladas de bagazo a la semana que se reparten entre nuestras vacas y las de un ganadero de la zona”, afirma.
En su catálogo —con nombres referidos al paisaje cántabro, como Tres Mares o Raquera y guiños anglosajones como Crazy Ipa— figura una veintena de cervezas, entre las fijas y las especiales, con precios que van desde los 2,10 euros hasta los 3,67 euros, y tienen cervezas sin gluten. Les gustan las estacionales y ahora está disponible la de invierno “una cerveza 100% de malta y 7% de alcohol, cálida y oscura, de domingo junto a la chimenea”, explica Andrew Dougall. La “niña bonita de Dougall’s”, multipremiada a lo largo de una década y la que más venden, es la 942, una cerveza rubia sin gluten elaborada con lúpulos americanos que la dotan de sabores y aromas a cítricos y frutas tropicales. “Es sorprendente pero no chocante. Creo que no habrá un bebedor de cervezas artesanas en España que no la haya probado y es la puerta de entrada para ese amigo no tan convencido. Una apuesta segura que resume la filosofía de la fábrica: equilibrio y bebilidad”, dice el padre de esta criatura líquida.
Las bebidas que salen de la fábrica son todas golosas, con un toque especial, un amargor amable y notas cítricas, herbales o especiadas. “Son cervezas con gusto a lúpulo, frescas y vivas. De las más respetadas y bebidas de España”, destaca el cocinero de Umma Miki Rodríguez, cuyas manos atizarán el fuego de un restaurante previsto para la primavera en la nueva fábrica de DouGall’s, donde las visitas guiadas tendrán un incentivo gastronómico sumado al bello horizonte montañoso. “Será como una sidrería vasca o asturiana, pero con cervezas y productos cántabros a la parrilla (carnes, pescados, verduras)”, anuncia el chef.
DouGall’s es “una organización con ánimo de lúpulo”. A su responsable le gusta ironizar con las palabras y presume de que su cerveza es “cantábricamente buena”. “Bebe menos, pero mejor. Piensa global, bebe local”. Son otros de los lemas que le gusta repetir en sus redes sociales. Y está muy satisfecho por su ecocervecera, donde un equipo de 13 personas trabaja con el máximo aprovechamiento. En DouGall’s se practica el “upcycling”, un reciclaje con frutos en la zona: “Nuestro futuro está vinculado al futuro del entorno”.
“Con el proyecto de la ampliación de la fábrica estamos poniendo mucho énfasis en la sostenibilidad: compostaje de residuos sólidos para alimento de ganado; 600 metros cuadrados de placas fotovoltaicas; un biodigestor de aguas residuales que nos permitirá devolver agua depurada a la red municipal… Y lo más innovador para una fabrica de nuestro tamaño quizás es un sistema de recuperación del CO2 de los fermentadores que nos permitirá reutilizar hasta el 80% del que producimos. Seremos los primeros en España en estrenar este sistema”, cuenta Dougall, que tiene un socio compañero de aventuras, Kike Cacicedo. Se conocieron en 2008, en el bar El Trastero de Liérganes, y a la tercera caña ya decidieron trabajar juntos. De Barcelona a Cantabria. Del embotellado a mano al embotellado mecánico, los modos industriales no frenan su vocación artesana.
Su filosofía es producir cerveza fresca según la demanda. “Apostamos por la cercanía y la relación con nuestros consumidores. Estamos siempre de puertas abiertas en la fábrica y viajamos mucho por todo el país. Estamos en bares normales, en ultramarinos de pueblo y en todo tipo de restaurantes, no exclusivamente en cervecerías especializadas. Nuestros distribuidores, los bares y sus clientes son nuestros amigos”, dicen.
Por esa proximidad que buscan, para la expansión empresarial (una nave mayor, una terraza y una huerta con un invernadero de 300 metros cuadrados) apostaron en 2019 por el crowfunding: consiguieron 1.250.000 euros de 396 inversores en tan solo seis horas.
DouGall’s cuenta con consumidores fieles en Cantabria y por toda España. No exportan de momento. “Nos hemos concentrado en el mercado local y nacional. Pero con la ampliación habrá un aumento de producción y veremos. Estamos explorando activamente mercados europeos”.
¿Y cómo se conquista público con una gran cerveza? “Difficult question”, afirma Dougall entre risas. “Aquí entramos en ese mundo tan diverso y complejo que es el de la cerveza. Es un asunto de equilibrio. Si es lupulada, que sea fresquísima; si es una cerveza oscura y fuerte que esté madurada e integrada. ¿La mejor? Sería esa que cuando ya llevas naufragado un par de años en aquella isla desierta te llega un día a la playa. ¡Cheers!”.