Recursos financieros verdes, pero sin fondos
Bonos, préstamos o canjes de deuda por naturaleza son algunas herramientas para proteger el medio ambiente; el desafío es dotarlos de ingresos


La actividad económica es, en buena medida, la responsable del calentamiento climático, el deterioro de la biodiversidad y la contaminación que contribuyen a la destrucción de los ecosistemas terrestres y marítimos. Cuando la biología ha demostrado que todos los seres vivos están interconectados y que la mala salud del planeta perjudica a los negocios y la vida humana, crecen las voces a favor de preservar y reparar lo dañado. “La transición a la sostenibilidad es una cuestión eminentemente científica y necesita buena gobernanza, liderazgo, pero, sobre todo, financiación”, comenta Jesús Mardomingo, socio del despacho Dentons.
Los bosques y los mares son pulmones naturales del planeta, pero conservarlos tiene un coste: compensar a las comunidades por dejar de talar; frenar la sobreexplotación pesquera supone subvencionar a los barcos en parada; recortar los regadíos o limitar el turismo implica buscar otras fuente de ingresos. Además, gran parte de las reservas naturales están en países endeudados o vulnerables al cambio climático, más centrados en la supervivencia que en el largo plazo.
Para revertir la situación deben trabajar de la mano el sector público, el privado (empresas, ONG, fundaciones, filántropos) y el sistema financiero, confirman los expertos. Se necesitan recursos: solo para generar una economía baja en carbono hacen faltan entre 4.000 y 6.000 millones de euros, según las estimaciones de la última Cumbre del Clima. No hay cálculos de lo que costaría proteger el 30% de la superficie marítima para 2030 como se pactó en el Tratado de los Océanos.
Para Miquel Boix, profesor del CEU y coordinador del Máster de Economía Circular, “la transición energética es una palanca tractora que va a contribuir a crear cielos limpios y a mantener los parques naturales, aunque se consiga a un ritmo más lento de lo que nos gustaría”. “La inversión bursátil, los fondos con objetivo sostenible y los bonos verdes con criterios medibles envían un mensaje social, tienen un impacto real y ahondan en la importancia de la preservación ambiental”, resalta el docente.
‘Green Deal’
Ante la emergencia climática, la crisis de la biodiversidad, la presión sobre los recursos y la extensión de la contaminación, la UE lanzó en 2020 el Pacto Verde con una financiación para hacerlo realidad de 672.5000 millones de euros hasta 2026. Y de 3.500 millones para proteger los océanos.
“Los recursos públicos se recortaron con la pandemia y aún no han vuelto a las cifras anteriores”, señala Enrique Segovia, director de Conservación de WWF España. En nuestro país el pilar público se reparte entre el Gobierno central, las autonomías y los grandes municipios. Lamentablemente, no hay información agregada de lo que supone.
Entre las actuaciones más destacadas, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha aprobado 706 millones de euros para revertir la degradación y recuperar el funcionamiento ecológico de Doñana. Para la recuperación del Mar Menor están previstos 675 millones de euros, juntamente con el gobierno murciano y las administraciones locales y sociedad civil. Y 188 millones a la prevención y contención de incendios de aquí a 2027.
Ahorro privado
Entre los mecanismos privados existentes para financiar el desarrollo sostenible están los bonos verdes, los fondos de inversión con criterios (ambientales y sostenibles), los préstamos verdes, las donaciones, ayudas directas y los canjes de deuda por naturaleza.
Las colocaciones totales de bonos verdes superaron en 2024 los 669.000 millones de dólares, según Climate Bond Iniciative. En la misma fecha, pero en euros, las emisiones green rebasaron los 404.000 millones, destaca Acssana Mendes, especialista en Inversión Sostenible en CA-CIB.
La experta también subraya que el volumen de bonos verdes recogido por Bloomberg en España ha ido subiendo desde los 16.550 millones de euros lanzados en 2022 hasta alcanzar los 19.241 millones a cierre de 2024. En los dos primeros meses del año se han superado los 711 millones de euros.
Sobre el impacto de estos vehículos, sirva el ejemplo de CaixaBank. Así, a través de los 7.500 millones de euros lanzados en bonos verdes, ha logrado evitar la emisión de casi 3,1 millones de toneladas anuales de CO², ha financiado el saneamiento de 135 millones de metros cúbicos de agua y 111 proyectos de energía renovable.
A veces hay que bucear un poco, como en el caso de Outcome Bond para la Reforestación del Amazonas por valor de 225 millones de dólares. Este producto, lanzado por el Banco Mundial, con la participación de HSBC y Monbank aunque se denomina para reforestación del amazonas, solo destina a ello 35 millones de dólares.
Los activos globales en fondos de inversión sostenible en 2024 sufrieron la salida de flujos de EE UU, descendiendo a 3,2 billones de dólares, frente a los 3,3 billones registrados en septiembre. En Europa siguieron subiendo, según Morgnistar, recibieron 18.500 millones de dólares en el último trimestre de 2024 hasta los 2,7 billones de dólares. Jaime Silos, director de desarrollo de Forética, remarca que esta cifra de activos supone el doble del PIB español. En España, se sitúan en 236.000 millones de euros.
Compra de deuda
“La transacción más grande de canje de deuda por naturaleza hasta ahora realizada es la de Ecuador que aumentó la reserva marina de las Islas Galápagos en 60.000 km2. En total, fueron 1.628 millones de dólares en bonos soberanos que acabaron recomprados por 656 millones de dólares, lo que supuso un ahorro para el Estado de unos 1.121 millones de dólares. El préstamo está respaldado por un seguro por el Banco de Desarrollo de los EE UU y una garantía del Banco Interamericano de Desarrollo”, comenta Mardomingo.
“Al mismo tiempo se creó el Galápagos Life Fund (GLF) para administrar 450 millones de dólares que serán donados por entidades privadas para proyectos de conservación y protección de la Reserva Marina de Galápagos y la Reserva Hermandad, creada recientemente para formar un corredor entre el archipiélago ecuatoriano y la costarricense Isla del Coco”, añade. Barbados, Belice o Seychelles (757 millones de dólares), también han realizado emisiones similares.
Filántropos
“La filantropía desemplea un papel fundamental en la conservación, complementa y, en algunos casos, supera la financiación pública disponible”, asegura Hugo Mogollón, CEO de Galápagos Conservancy, la organización filantrópica que más fondos ha destinado las islas Galápagos: 50 millones de euros. También sobresale la contribución de Leonardo DiCaprio, que ha invertido 43 millones de dólares para la restauración y reintroducción de especies a través de la iniciativa Re:wild.
Para algunos mecenas, contribuir a la conservación no es solo cuestión de altruismo sino también “de visión, legado, pasión por la ciencia y biología. Proteger un ecosistema tan emblemático como Galápagos es una oportunidad para dejar una huella imborrable en la historia. Asociar el nombre a la recuperación de una especie o a la creación de un área protegida no es solo motivo de orgullo personal, sino una manera de trascender y ser recordado por generaciones futuras”, añade. “Sin esta inversión sostenida, muchos de los avances logrados durante décadas estarían en riesgo”, puntualiza Mogollón.
Enriqe Segovia sostiene que en España no hay grandes filántropos, las empresas son las que actúan como benefactores. Sobresalen, entre otras, Inditex, Ikea, Coca-Cola, Sanitas, Carrefour, Telefónica, Lidl, Repsol o Iberdrola. En cinco años varias empresas han destinado 7,5 millones de euros en 40 proyectos de WWF España. Destinados a la reducción del gasto hídrico, tratamiento de aguas, reforestación, restauración de las Tablas de Daimel y las marismas de Doñana.
Ante la amenaza Trump, la salida de EE UU de los pactos climáticos y una Europa centrada en aumentar el gasto en defensa y en ralentizar la transición ecológica, ¿quedarán fondos públicos para cuidar el medio ambiente? ¿Será la hora de las empresas responsables y de los filántropos?.
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