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La rara y cautivadora medinilla, la planta de las tres mentiras

Conocida como orquídea de Malasia, este fascinante arbusto de ramilletes colgantes desmiente todo lo que se dice de él: ni es una orquídea, ni es malaya, ni son flores lo que lo parecen

Orquídea Malasia
La medinilla también es conocida por el nombre de orquídea de Malasia y la uva rosa, entre otros nombres.Laura Stolfi (Getty Images)

Poco o casi nada se sabe de la enigmática medinilla. Conocida popularmente como orquídea de Malasia, este cautivador arbusto de hoja perenne e inusuales flores ni es malayo ni es una orquídea. Sus primeras dos mentiras quedan desmontadas de un plumazo. Nativa de Java y Filipinas, esta rara planta tropical crece en su hábitat natural como epifita ―característica que sí comparte con las orquídeas―, es decir, sin sustrato. Siempre varios metros por encima del suelo firme, la medinilla enraiza en tallos huecos y grietas llenas de abono detritus en la corteza del tronco de los árboles, y trepa hacia las alturas en busca de la luz en los húmedos y umbríos bosques de las islas al sur del Pacífico occidental. Allí, en las frondosas junglas tropicales y subtropicales, se han catalogado más de 300 especies diferentes de medinilla con variedades que alcanzan la envergadura de arbustos de rugosa piel de corcho y tallos retorcidos de más de tres metros de alto. La apellidada Magnífica (Medinilla magnifica) es la más habitual cultivada en maceta y disponible para la vida doméstica en los viveros fuera de su hábitat. La única que podemos disfrutar en persona a más de 12.000 kilómetros del lugar del que es originaria.

Lo que más llama la atención la primera vez que uno se encuentra cara a cara con una Medinilla magnifica son sus tallos colgantes, péndulos, que dirigen hacia el suelo ramilletes de preciosas flores rosadas. Choca —como cuando, desde la mirada occidental, ojeamos un manga o un libro de haikus— esta dirección de crecimiento contraria a nuestra lógica. Al igual que ocurre con sus parientes lejanas las orquídeas, la posición natural de las varas de flores de la medinilla es péndula. Y aquí está la tercera mentira: los llamativos capullos que cuelgan en cascada no son flores, sino brácteas. Esto es: un órgano formado a base de hojas modificadas, diferentes a las hojas estándar, que tienen algunas especies. Esta estructura botánica surge alrededor de las flores para protegerlas, como un chal o un paraguas. Aunque hay brácteas verdes, excepcionalmente estas curiosas hojas tienen otras tonalidades. Al igual que ocurre con la flor de Pascua (Euphorbia pulcherrima), las buganvillas (Bougainvillea) o las hortensias (Hydrangeas), las brácteas de la medinilla son de un color inusual para una hoja, lo que hace que las asimilemos visualmente con los pétalos de una flor.

El Pantone de la medinilla basta para enloquecer a cualquier fan de la Barbie de Greta Gerwig. Del rosa pastel al fucsia, pasando por un decadente rosa viejo y por tonalidades encendidas ―más próximas al coral― o frías ―tirando al malva―, el refinamiento monocromático es uno de los grandes espectáculos de esta planta. Una vez al año, en primavera, de entre las hojas estándar ―perennes, gruesas, de un verde oscuro brillante, flexibles como el cuero― brotan tallos rosas que crecen hasta alcanzar 20 o 30 centímetros y tienen en su extremo colgante las hojas rosadas que permanecen durante meses cerradas, como una cápsula. Cuando finalmente se abren, las brácteas dejan al descubierto las verdaderas flores. Se trata de inflorescencias o ramilletes compuestos por pequeñas florecillas agrupadas que recuerdan a un racimo y que dan lugar a otro de los apodos de la medinilla: la uva rosa. Brotan en verano y permanecen largo tiempo en la planta, a veces durante más de cuatro o cinco meses.

Buenas vibraciones

La singular condición de sus flores explica otro curioso comportamiento de la medinilla silvestre relacionado con su mecanismo de reproducción: atrapado en diminutos sacos en el extremo de los estambres, el polen se libera gracias al zumbido de los polinizadores, que consiguen que el polvillo se desprenda con la vibración de sus cuerpos y su frenético aleteo.

"La medinilla crece bien en maceta, en interior, en un lugar muy luminoso, pero protegido de los rayos del sol directos”, explica Yolanda López, de la Floristería Jardín, en Madrid.
"La medinilla crece bien en maceta, en interior, en un lugar muy luminoso, pero protegido de los rayos del sol directos”, explica Yolanda López, de la Floristería Jardín, en Madrid.Meindert van der Haven (Getty Images/iStockphoto)

Como ejemplar decorativo, en el clima de España “la medinilla crece bien en maceta, en interior, en un lugar muy luminoso, pero protegido de los rayos del sol directos”, según explica Yolanda López, de la Floristería Jardín, en Madrid. “Le gusta la humedad o pulverización frecuente, y el riego moderado cuando el sustrato está seco, evitando que las raíces se encharquen. En regiones cálidas puede darse bien en exterior, aunque en las zonas frías necesita ser cobijada en invierno”, aconseja la experta.

En su Filipinas natal, la medinilla se llama Kapa-kapa, que se traduce del tagalo como gasa o manto, haciendo referencia tal vez a las hojas que cubren la flor. Árbol de candelabro, Hortensia tropical y Pink grape son otros de los nombres por los que se conoce a esta planta de las tres mentiras de la que poco o casi nada se sabe, pero tiene mucho que contar. Su apellido, magnifica, da una idea.

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