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Los profesores sin la formación obligatoria ya están dando clase en los institutos de Madrid

Estos docentes no tienen el máster que exige la ley, pero imparten matemáticas, física, química, informática, lengua, latín o griego

Sara Castro

Los profesores sin formación habilitante ya están en las aulas de los institutos de Madrid. No tienen el máster del profesorado, pero imparten matemáticas, física, química, informática, lengua, latín o griego ante el déficit de docentes. Aunque el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso no ha visto atendida su reciente petición al Ministerio de Educación para que jubilados, graduados sin posgrado y estudiantes a partir del tercer curso de la carrera de Matemáticas o cualquier ingeniería puedan dar clase de esta asignatura en centros educativos, recurre a listas extraordinarias de interinos para cubrir vacantes con profesionales que no disponen de la formación exigida por la normativa educativa nacional. Es el caso de Jesús Ruiz, de 53 años, que ejerce la docencia en el instituto público Blanca Fernández-Ochoa, en el barrio de Montecarmelo.

En 2017 se graduó en Filología Clásica y siempre trabajó en el sector privado hasta que se enteró de la existencia de esta bolsa pública específica. Así empezó el curso pasado a impartir clase en el CEIPSO Maestro Rodrigo de Aranjuez a cargo de las asignaturas de Latín y Lengua y Literatura. “Al principio fue un poco caótico. Me llamaron y me dijeron que al día siguiente tenía que incorporarme, así a matacaballo. Tuve que empezar a recopilar material y a buscar una metodología efectiva a base de prueba y error”, cuenta.

Esta medida de la Consejería de Educación disgusta a la presidenta de la Asociación de Directores de Institutos Públicos de Madrid, Rosa Rocha. A su juicio, merma la calidad de la enseñanza. Piensa que los profesores deben tener unos conocimientos básicos, empezando por la legislación que rige los institutos: “Estamos muy preocupados. Llegan el primer día y no saben dar clase. Al final, les damos nosotros esa formación para que el aula no sea un espacio hostil, pero de prisa y corriendo”.

Asegura que este curso la llegada de profesionales sin formación habilitante es recurrente, mientras que en años anteriores era excepcional. “Un contexto de emergencia para aplicar esta medida podría ser la pandemia, pero no podemos normalizar esto. Cada vez necesitaremos más profesores, se avecinan muchas jubilaciones y debemos atraerlos con mejores condiciones laborales y con el fomento de esta bonita salida profesional”, expresa.

Las listas extraordinarias permanentemente abiertas de profesores interinos se pusieron en marcha a finales de 2023. Desde la Consejería de Educación alegan tomar las medidas necesarias para garantizar el derecho a la educación. “Tanto la Comunidad de Madrid como el resto de regiones ante la escasez de profesionales educativos en materias como Informática, Matemáticas o Física y Química, han solicitado reiteradamente al Ministerio de Educación que permita esta posibilidad de manera excepcional, sin obtener ningún tipo de respuesta”, expresan.

Mientras, los decanos de las facultades de Educación han diseñado cambios importantes en el máster del profesorado de secundaria, en el que cada año se matriculan más de 40.000 estudiantes porque según la legislación educativa nacional es imprescindible para dar clase en secundaria, bachillerato y formación profesional. Establecer una prueba de acceso al posgrado con la que evaluar conocimientos académicos y otras habilidades es una de las modificaciones. También ampliar las prácticas y reforzar su control, además de extender a dos años la duración de los estudios.

Al instituto Vallecas I llegó este curso un ingeniero para enseñar Física y Química. “Su especialidad no es afín a la materia que imparte. La educación no es fácil y él no ha sabido gestionarlo, nos ha pedido libros para estudiar. El primer día de clase lo ha acompañado la jefa del departamento del instituto, pero no está preparado”, afirmaba la dirección del centro en La Ser. Fuentes del liceo lo confirman a este diario. “Hemos tenido un problema relacionado con la falta de profesorado habilitado, pero tras varias protestas de las familias y del centro se ha conseguido que se asigne a una nueva docente que cumple todos los requisitos que marca la legislación vigente”, expresan.

Jesús Ruiz cubre este año una baja desde el 15 de octubre y da clase a estudiantes del tercer y cuarto curso de educación secundaria, además de primero de bachillerato. “Ahora todo va más rodado, intento siempre ofrecer una enseñanza con la mejor calidad posible”, comenta. Por ello, ha empezado en septiembre el máster del profesorado con la intención de poder opositar en un futuro. “Aplico en el aula por las mañanas lo que aprendo en el posgrado por las tardes. Cuando termine la formación habilitante seré mejor profesor, pero no significa que una persona que no la tenga sea un mal profesional y que otra que sí la tenga vaya a ser un buen docente”, insiste.

Cree que es una formación necesaria, aunque a su juicio debe ser modificada porque es muy teórica. Coincide con él José Ignacio Méndez, de 38 años. También cursa el máster de secundaria, pero sin este pudo dar clase de matemáticas en el Instituto Elisa Soriano Fischer de Getafe tras una vida laboral dedicada al sector privado. “Preséntate en el centro y a ver si te dejan empezar hoy”, le dijeron tras darse de alta como demandante de empleo. Empezó a ser docente en la recta final del curso pasado.

Los adolescentes llevaban días sin profesor: “Comencé por todo lo alto, con el cargo de jefe de departamento que tenía la persona a la que sustituía. Los dos primeros días fueron abrumadores. En la empresa privada cuando llegas te guía un mentor, aquí te sueltan en el aula solo y tienes que apañártelas”, explica. Había impartido clases particulares, experiencia que le resultó de gran ayuda en su etapa en el instituto. “Sabía llegar bastante bien a los chavales. Fue todo muy cálido”, comenta.

Se muestra escéptico con estas listas extraordinarias. “Como parche temporal son una buena medida, pero aunque me haya aprovechado de esta tesitura, no estoy de acuerdo en que tenga que ser así. Si la gente no quiere dar clase es por las condiciones laborales. Es muy triste que haya vacantes en septiembre cuando hubo oposiciones”, expresa.

El presidente de la Sociedad Madrileña de Profesores de Matemáticas, José Luis Muñoz, critica la estrategia autonómica. “Estamos condenando la enseñanza de las matemáticas”, insiste. Cree que es tan importante dominarlas como poder impartirlas, no solo transmitirlas. “¿Cómo quieren mejorar el nivel de los alumnos con profesores menos formados? Van a agravar el problema. La educación pública madrileña necesita prestigio y buenas condiciones laborales“, prosigue.

Discrepa con este punto de vista Elio Soria, docente de latín y griego en el Instituto Palomeras–Vallecas hasta la semana pasada, donde cubrió una baja tras estudiar Filología Clásica. “No tengo el máster del profesorado ni pienso hacerlo”, asegura el varón de 25 años. Considera que se ha enfrentado a 33 alumnos de educación secundaria obligatoria y bachillerato sin dificultad. “Llevaban un mes sin clase y las familias estaban desesperadas, me recibieron encantados”, comenta.

Defiende la medida de la Consejería de Educación, aunque critica que graduados en otras carreras como Filología Hispánica o Francesa opten antes que él a dar clase de latín y griego solo por tener el máster del profesorado. “Eso sí que es un desastre”, denuncia. En esto coincide Ana Alonso, de 25 años, que ahora cursa el máster del profesorado tras dar clase el curso pasado en un instituto de Alcobendas que prefiere no identificar.

“Fui la sustituta de la sustituta”, comenta la mujer, graduada en Historia y Filología Clásica. Impartió latín, lengua y fundamentos léxicos grecolatinos. “El máster del profesorado es un trámite, cualquiera se lo saca”, se atreve a decir. Aboga por una formación más corta y práctica, parecida al antiguo Certificado de Aptitud Pedagógica.

El presidente de la Asociación Nacional de Estudiantes de Matemáticas, Javier Polo, lamenta la escasez de puestos públicos para cursar el máster. Los campus privados han pasado de atender al 38% de los alumnos al 54% en ocho años. “El curso pasado se ofertaron 500 plazas de nuevo ingreso en la Universidad Complutense, pero la tasa de demanda fue del 337,4%”, apunta la profesora de Didáctica y Organización Escolar en la facultad de Educación de esta entidad, Isabel Galvín.

La situación se agrava en FP

La situación se agrava en los centros Formación Profesional. Desde la pandemia sufren una importante falta de docentes. Un profesor, que prefiere no identificarse, con más de 20 cursos de experiencia docente en un instituto que imparte estas enseñanzas asegura que alrededor del 20% del profesorado no tiene el máster habilitante o su equivalente en su liceo. “La situación llega a ser tan desesperante que los directores compiten entre ellos, recurren a las redes sociales y al boca a boca para conseguir determinados perfiles de ingenieros que se quieran incorporar a la docencia”, apunta.

Tomás Alonso, director del Instituto Francisco Tomás y Valiente, confirma que la falta de profesorado en formación profesional es estructural. Tiene en su centro un docente sin el máster. Este curso comenzó sin cuatro profesores y aún le falta uno. 60 alumnos llevan dos meses sin clase.

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Sobre la firma

Sara Castro
Escribe en la sección de Madrid tras pasar por la de Sociedad. Antes formó parte de la redacción de elDiario.es y la web de Informativos Telecinco. Cursó el máster de Periodismo UAM – EL PAÍS.
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