El Gobierno de Ayuso rechaza la propuesta de Cultura para comprar conjuntamente la casa de Aleixandre

El Gobierno de la Comunidad de Madrid rechaza la oferta del Ministerio de Cultura para comprar conjuntamente Velintonia, la casa del Nobel Vicente Aleixandre; reitera su decisión de ofrecer 3,2 millones de euros cuando salga a subasta; y emplaza al Gobierno central a elegir entre sufragar parte de su operación o hacer una oferta de compra por sí mismo. Ese es el resumen de la carta enviada este viernes por el consejero Mariano de Paco Serrano al ministro Ernest Urtasun. Una misiva que fotografía que el enfrentamiento entre las dos administraciones, volcánico desde que Isabel Díaz Ayuso llegó al poder (2019), afecta a cualquier área: de la economía a la cultura, pasando por la política exterior o la sanitaria.

“Quiero trasladarle que la Comunidad de Madrid va a mantener su oferta económica por Velintonia, que presentaremos en el momento en el que se abra una nueva subasta por el bien”, escribe De Paco Serrano. “Descartando, por lo tanto, la compra conjunta de la casa, le animo a que, en cumplimiento del artículo 46 de la Constitución española, su departamento transfiera fondos a la Comunidad de Madrid para que el Gobierno regional pueda comprar en solitario el inmueble”, añade el consejero de Ayuso. “No obstante, la Comunidad de Madrid celebrará que el Ministerio de Cultura, como ya planteé en mi carta de febrero de 2024, haga una oferta concreta por la citada casa, ya que así los ciudadanos podrán medir el compromiso real del Gobierno central por la Cultura de nuestro país”.

Esa frase muestra todas las heridas abiertas entre los dos departamentos por la compra de Velintonia, una edificación de 630 metros cuadrados distribuidos en tres plantas y construida a principios del siglo XX sobre una parcela de 799 metros cuadrados en el distrito capitalino de Chamberí.

Hace casi un año, el Gobierno regional planteó al central que comprara el edificio, que amenaza ruina, para que las administraciones regional y municipal, entre otras, lo llenaran de contenido. Como Cultura no se decidió a presentar oferta alguna a los herederos del poeta, Madrid se lanzó a hacerlo. Así, acudió a la subasta con una oferta de 3,2 millones de euros y planteó recuperar el espacio y convertir el inmueble en un referente cultural desde el que también se pudiera conmemorar en 2027 el 50 aniversario de la concesión del Nobel a Aleixandre y el centenario de la Generación del 27. Pero había algo más: De Paco Serrano quería crear un eje cultural que uniera la residencia del poeta con las de otros grandes de las letras, como Miguel de Cervantes (en Alcalá de Henares) y Lope de Vega (en la capital).

Ese proyecto ha fracasado hasta ahora por las cuitas entre los herederos de Aleixandre, animadas, según la opinión de una fuente del gobierno de Madrid, por la intervención de Cultura.

“La diferencia entre lo que ofertaba la Comunidad y lo que el Ministerio parecía que estaba dispuesto a dar era de medio millón”, dijo en una entrevista con EL PAÍS Amaya Aleixandre, la heredera principal del poeta, que tiene un 60% de la propiedad, frente al 40% en posesión de cuatro nietos de una prima del poeta. “A mí, esa cifra me parece importante”.

El año pasado, el Ministerio renunció a participar en las dos subastas judiciales que en enero y junio se abrieron por el inmueble. En la puja de junio, el Gobierno de Madrid ofreció 3,2 millones de euros, pero esa oferta fue tumbada por un juzgado tras oponerse a ella Amaya Aleixandre, sobrina segunda del literato. Si hay una tercera subasta, el Gobierno regional volverá a ofrecer la misma cifra.

Por Velintonia pasaron Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Rafael Alberti, Luis Cernuda o Federico García Lorca, que amenizaba las veladas al piano. La vivienda sufrió una primera ruina, cuando la tuvo que abandonar la familia Aleixandre en la Guerra Civil porque estaba en la línea del frente. La segunda llegó a la muerte del poeta (1984) y de su hermana Conchita (1986).

En los años noventa, un mendigo aprovechó que estaba vacía, y se instaló en el jardín. El inmueble, que recibe su nombre, Velintonia, de la denominación original de la calle en la que se sitúa ―llamada Wellingtonia, una especie de secuoya propia de la Sierra Nevada de California, hasta que fue rebautizada con el nombre del poeta―, no tuvo ningún grado de protección hasta 2022, cuando la Comunidad de Madrid lo declaró Bien de Interés Patrimonial (BIP).

Aquel paso, sin embargo, fue considerado insuficiente tanto por la oposición de izquierdas como por la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre (AAVA), constituida hace tres décadas y que siempre ha reclamado que Velintonia fuera declarada Bien de Interés Cultural (BIC).

Un compromiso asumido por el consejero De Paco Serrano, quien en público y en privado muestra su preocupación por el estado de una vivienda que amenaza ruina. La casa está “aquejada de un deterioro evidente que desde hace años pone en riesgo su integridad”, describe en su carta. Sin embargo, mientras tanto, las administraciones siguen echándose un pulso, y los herederos no se ponen de acuerdo.