El enigma Óscar López en el Madrid de Ayuso
Líderes históricos del PSOE que fueron candidatos reflexionan sobre las dificultades de un partido que ha caído en la autonomía del 50% de apoyo electoral al 18%, y que nunca estuvo tan lejos del PP como en los comicios de 2023
¿Qué táctica aplicará el ministro Óscar López como líder regional y candidato del PSOE a la presidencia de la Comunidad de Madrid? La pregunta resume un doble enigma. A un lado, qué ha llevado a Pedro Sánchez a inclinarse por López para dar la batalla ante Isabel Díaz Ayuso. Al otro, qué le ha pasado al PSOE en los últimos 40 años para pasar de recabar un apoyo de más del 50% en las elecciones autonómicas de 1983, al 18% de 2023: nunca estuvo tan lejos del PP, que le sacó 29 puntos en los últimos comicios. Para resolver esos dos jeroglíficos, EL PAÍS ha consultado a líderes históricos del PSOE, que fueron candidatos a la presidencia regional y a la alcaldía de la capital. También, a cargos actuales del partido. No hay consenso. Sí una contraposición de diagnósticos que refleja las mil almas del PSOE regional, sus tensiones internas, y el gran desafío que afronta López (51 años) para reconstruir un partido abierto en canal por la dimisión del líder saliente, Juan Lobato.
Noviembre de 2024. El alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida (PP), reúne a sus predecesores en una comida de hermanamiento. Allí aparece Juan Barranco (PSOE), que con los otros exregidores como testigos, dice:
—Estar cambiando de candidato cada dos por tres es bombardear con napalm a tu electorado, genera una desconfianza tremenda y hace que se pierdan apoyos, credibilidad. Si los que se presentan pierden, hay que mantener las apuestas.
Conscientes de que el PSOE madrileño acumula cinco secretarios generales, tres candidatos capitalinos y dos autonómicos en la última década, Alberto Ruiz-Gallardón y José María Álvarez del Manzano, ambos del PP, se sonríen con la tranquilidad que da haber abandonado la primera línea de la política. Tienen sus razones: el primero gobernó a la tercera, y el segundo no llegó a la alcaldía hasta 1991, pese a que era edil desde 1979.
“Y claro, yo no tengo una bola de cristal”, dice ahora Barranco sobre el aterrizaje de López. “Pero Madrid es una plaza muy difícil para la izquierda, por su composición sociológica”, explica. “Hay una gran capacidad de fuego mediática de la derecha y la extrema derecha”, argumenta. “Y no se puede obviar la cuestión fundamental, que en el PSOE hemos cometido errores, como convertir las candidaturas en una especie de pasarela Cibeles, poniendo a personas que hacen la campaña, piden el voto, pierden e inmediatamente se van a otros cargos”.
López transmite que él ha llegado para quedarse. Su lema es Izquierda Valiente. Su estrategia, ir al cuerpo a cuerpo con Díaz Ayuso. Defender lo público. Restaurar la fe en la victoria. Y aprovechar que cuenta con el apoyo absoluto del presidente Pedro Sánchez.
“La derecha lleva muchos años sembrando desafección y ha conseguido que la mayoría social no vaya a votar”, diagnosticó el día en el que presentó su candidatura a la secretaría general del PSOE de Madrid. “Necesitamos que esa mayoría de madrileños se sienta implicada y vaya a votar, por eso digo que esta es una causa colectiva”, siguió. “No puede ser que la participación sea del 85% en el barrio de Salamanca y del 48% en Vallecas”.
López apuesta por poner a Ayuso ante el espejo de las residencias (”No, joder, no se iban a morir igual”, llegó a decir), del retroceso de lo público frente a lo privado (”Donde nosotros vemos ciudadanos, ellos ven clientes. Donde nosotros vemos derechos, ellos ven negocio”), o del aumento de la desigualdad.
Sin embargo, pese a la ola unánime de apoyos que ha recibido en Madrid por parte de cargos actuales del PSOE, o al entusiasmo que despertó entre la militancia durante un mitin en San Blas animado al son de AC/DC, las dificultades que afronta son máximas. El PP gobierna la Comunidad de Madrid ininterrumpidamente desde 1995 y la federación madrileña vive de crisis en crisis.
“¿Es López idóneo? No. Es un paracaidista. Y en Madrid hay algún rechazo a eso”. Así, rotundo, se expresa Joaquín Leguina, presidente de la Comunidad de Madrid con el PSOE entre 1983 y 1995, expulsado del partido por su apoyo a Ayuso en las elecciones de 2021, y elegido por el PP de la baronesa como presidente de la Cámara de Cuentas en 2024. “El PSOE, no solo en Madrid, ha sido invadido por ideologías identitarias”, analiza la evolución del partido. “En lugar de buscar espacios globales, se ha ido recluyendo en cuestiones como el neofeminismo, el neoecologismo, etc...”, sostiene. “Eso le ha llevado a perder, a ser el tercer partido”, recuerda sobre la composición de la Asamblea regional, donde Más Madrid ha arrebatado a los socialistas el liderazgo de la oposición. “Es hora de bajarse de esos caballos y subirse a un carro mejor”.
En contraposición con Leguina, hay quien piensa que ese caballo ganador es López: así lo defiende Rafael Simancas, el hombre que pudo gobernar Madrid, y que no lo hizo porque fue víctima del Tamayazo, la traición de dos diputados socialistas (Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez) en 2003.
“Óscar López es un contrincante creíble para Ayuso, juega en su liga, está a su altura en cuanto a capacidad de pegada: va a ayudar a movilizar todo ese voto socialista que se acerca a la urna en las generales y no tanto en las autonómicas o en las municipales”, sostiene Simancas, que recuerda que en 2019 los socialistas ganaron los comicios europeos, generales y regionales en Madrid. “Él puede aportar capacidad de movilización. Esa es su misión, combatir y revertir la sensación de hegemonía del PP, que ha llevado a los votantes progresistas a entender que, pase lo que pase, siempre habrá un presidente o presidenta del PP”, opina. “A un porcentaje de participación constante en todas las urnas, en todos los barrios, tendríamos presidente socialista”, asegura. Y remata: “Ha estado al lado de los mejores, con Sánchez ganando elecciones. Esa experiencia de ganador la va a trasladar a Madrid. Presentamos un ganador. Y esto va a ayudar, entiendo yo, a convencer a mucha gente de que es posible un gobierno progresista”.
Desde su llegada, López ha desplegado una intensa actividad. Se ha reunido con los alcaldes socialistas de la región y el grupo parlamentario en la Asamblea. Ha escrito una carta a la militancia. Se ha dejado ver en reuniones navideñas del partido. También se ha citado con los secretarios generales de los distritos de la capital. Y ha aparecido en la rueda de prensa del Consejo de Ministros para anunciar una inversión estatal en Madrid. Una agenda que refleja que son tiempos de darse a conocer y de coser heridas en el PSOE madrileño.
“El momento es un punto de partida difícil [en referencia a la dimisión de Juan Lobato]”, analiza un cargo socialista con peso específico. “Si lo consigue, la unidad, que en estos tiempos no es poco”, responde cuando se le preguntan qué virtudes aporta López como jefe del partido. “Lo de candidato lleva otro proceso y quedan tres años”, recuerda sobre las primarias que habrán de votarse para elegir al cabeza de cartel del PSOE en los comicios de 2027. Tiempo más que suficiente para que cambien muchas cosas. Y más en un partido siempre a la busca de un mirlo blanco para Madrid.
“Es que en Madrid, cuando no es uno es otro, y desde el Tamayazo el PSOE no ha levantado cabeza”, recuerda Cristina Almeida, candidata del PSOE y Nueva Izquierda en las autonómicas de 1999.
López, que en febrero centrará todos los focos del congreso regional del PSOE, lo tiene claro. Y por eso ya está al mando en Madrid y busca su sitio en terreno Ayuso. “Va a ser un honor ser presidente de la Comunidad de Madrid en 2027″, auguró el domingo durante un mitin en Alcorcón.
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