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Sin prácticas, sin título y a punto de irse a la privada: los rostros detrás de la huelga de la FP de Madrid

Cinco estudiantes de esta etapa educativa en centros públicos de la Comunidad de Madrid cuentan cómo los afecta no conseguir una plaza de prácticas

Manifestación frente a la Asamblea de Madrid de estudiantes de FP, este jueves.
Manifestación frente a la Asamblea de Madrid de estudiantes de FP, este jueves.Claudio Alvarez
Ana Puentes

Cerca de 600 estudiantes de 14 centros públicos de formación profesional (FP) están en huelga. Pintan carteles y corean frases sobre cómo, en enero, supieron por sus profesores o jefes de estudios que no todos tendrían acceso a una plaza de prácticas. La mayoría son alumnos de grados sanitarios, que esperaban estar en marzo en los consultorios de hospitales y centros de investigación con los que habían soñado. Ahora, si no cumplen ese módulo FCT (Formación en Centros de Trabajo) quedan en el limbo: ni pueden titularse ni pueden trabajar en lo que estudiaron.

La incertidumbre ha desembocado en la huelga. La plataforma estudiantil FP sin prácticas y el Sindicato de Estudiantes han liderado dos protestas en la última semana frente a la Consejería de Educación y a la Asamblea de Madrid para pedir ayuda a la Comunidad. Una de las quejas principales de los alumnos es que la FP pública corre con desventaja con respecto a la FP privada por los convenios.

Hay denuncias que ha contado EL PAÍS, que apuntan a los convenios priorizan a los alumnos de la privada, cuyos institutos pagan hasta 500 euros por alumno. El portavoz del Gobierno de la Comunidad, Miguel Ángel García, negó que esto sucediera. Sin embargo, hay al menos un convenio marco al que ha tenido acceso este periódico que relaciona a cuatro hospitales que evidencia esto. Uno de los puntos del convenio dice que el centro de FP “destinará a los hospitales o el instituto una cantidad de 500 euros por alumno y curso académico que realice sus prácticas en los hospitales”.

CC OO denuncia que sobre lo venían advirtiendo desde el curso pasado. “La situación es muy grave, se ha denunciado y no se ha hecho nada. Se viola el derecho de igualdad”, alerta Isabel Galvín, secretaria de la Federación de Enseñanza de CC OO Madrid

Huelga FP Madrid
Manifestación frente a la Asamblea de Madrid de estudiantes de FP, este jueves.Claudio Alvarez
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La Consejería de Educación reconoce que “existen dificultades” para que todos los alumnos de ramas sanitarias tengan acceso a prácticas porque ha subido la demanda de estas titulaciones y porque los hospitales tienen que compaginar estas prácticas con otro programas como el MIR.

Mientras tanto, en las manifestaciones se descubren todo tipo de afectados. Desde jóvenes con becas y buenas notas que esperaban hacer prácticas en los mejores hospitales de la capital, hasta adultos con hijos que veían en la FP una oportunidad para mejorar sus condiciones laborales. También hay quienes habían apostado todo por la educación y sanidad pública y ahora se preguntan si no habría sido mejor idea pagar una FP privada.

María Cabreras: “Tengo beca, una nota media de más de 8 y no sé si me podré graduar”

María Cabreras (19 años) es estudiante de técnico superior en Anatomía Patológica y Citodiagnóstico en el instituto Antonio Machado.
María Cabreras (19 años) es estudiante de técnico superior en Anatomía Patológica y Citodiagnóstico en el instituto Antonio Machado. Claudio Alvarez

María Cabreras ha dejado “sangre, sudor y lágrimas” para cursar un técnico superior en Anatomía Patológica y Citodiagnóstico en el instituto Antonio Machado, en el municipio de Alcalá de Henares. Tiene 19 años y quiere ser enfermera en un hospital público de la Comunidad de Madrid. Para cumplir ese sueño, cuenta, ha decidido pasar antes por la FP. “Quería optar a enfermería y en la universidad me aceptaron en Psicología. Pero elegí venir a la FP porque podía utilizar la nota del grado para acceder a la universidad”, cuenta Cabreras.

Ella no es la única que hace este camino antes de entrar a la universidad. Tres de cada 10 personas que estudian un grado técnico superior en España siguen estudiando un año después de haber terminado sus estudios, según el más reciente informe de FP del Ministerio de Educación.

Cabrera se lo ha currado. “Estoy sacando buenas notas, me estoy esforzando muchísimo. Tengo más de 8 de media”, cuenta y suspira, “pero ni así sé si me voy a poder graduar”. Hace poco, explica, las tutoras del grado reunieron a los estudiantes en una sala y les dieron una mala noticia: es posible que no haya plazas para que todos hagan sus prácticas. El mundo se le vino abajo. Cabrera se imaginaba haciendo sus prácticas en “algún hospital público o en un centro de investigación”. Entre sus planes, estaba intentar conseguir trabajo en el 12 de Octubre o en el Gregorio Marañón. “Si no alcanzo a un cupo ahora en marzo, tendría que esperar a optar a las plazas de entre septiembre y diciembre”, dice.

“Ahora, tampoco sé si para aplicar el próximo curso, tengo que pagar matrícula”, afirma. Ha estado becada los dos cursos porque su situación económica “no es buena”. “A ver si me la dan el curso que viene si la necesito. Porque si no, son 400 euros”, dice. Cuando se le pregunta si los podría pagar, se muerde los labios, baja la mirada y se lo piensa. “Difícil”, responde.

Esther Cañizares: “Me divorcié, vine a Madrid con dos hijos, quería avanzar y me metí a la FP”

Esther Cañizares (44 años) es estudiante de técnico superior en Anatomía Patológica y Citodiagnóstico en el instituto Antonio Machado.
Esther Cañizares (44 años) es estudiante de técnico superior en Anatomía Patológica y Citodiagnóstico en el instituto Antonio Machado. Claudio Alvarez

La crisis de las prácticas en la FP no es solo cosa de jóvenes recién salidos de la ESO o el Bachillerato. Esther Cañizares tiene 44 años y se ha apuntado al técnico superior en Anatomía Patológica y Citodiagnóstico en el instituto Antonio Machado para “avanzar un poco más, tener un buen trabajo, tener estudios”.

Hasta hace poco, Cañizares vivía en Extremadura y trabajaba en una autoescuela. “Por cambios de la vida, me divorcié y vine a Madrid con mis dos hijos”, dice, y confiesa que siempre le había “llamado la atención la sanidad”. En la capital, empezó a cumplir el sueño. Pero la pesadilla comenzó hace unas semanas. “Las profesoras nos dijeron que estábamos todos muy bien, pero que para los 40 que estábamos listos para salir a prácticas, solo hay 14 plazas. El año pasado sé que también estuvo complicado, pero no a este nivel”, afirma.

Ahora está a la espera de cómo se repartirán esas 14 plazas. “Están valorando que no tengamos asignaturas pendientes, las situaciones de cada uno, quién quiere meterse al mercado laboral, quién quiere seguir estudiando. Tratan de coordinar esto de la manera más beneficiosa posible para todos”, detalla. Pero, a la fecha, no sabe si ella está entre esos 14 afortunados.

“Con mi edad el mercado laboral se va dificultando, cuanto más tiempo de espera me añadan, más se complica”, afirma. Por eso, aceptaría lo que le propongan.

Diego Macías y Andrea Ortiz: “Apostamos por la educación y la sanidad públicas y no nos dan facilidades”

Diego Macías y Andrea Ortiz (19 años) son estudiantes de Laboratorio Clínico en el instituto Las Musas.
Diego Macías y Andrea Ortiz (19 años) son estudiantes de Laboratorio Clínico en el instituto Las Musas. Ana Puentes

Diego Macías y Andrea Ortiz tienen 19 años y solo ahora, cuando no tienen certeza de si tendrán prácticas en marzo, se han planteado estudiar en la FP privada. “Si no me dan plaza, tendría que esperar a septiembre. Pero, la verdad es que, en esa situación, no acabaría el grado, me pondría a trabajar y a estudiar en una privada. Un año perdido no puedo permitírmelo”, dice Ortiz, enojada.

“Nunca he querido estudiar en una privada. Estoy apostando por la educación pública y la sanidad pública y no nos dan facilidades. Nos dicen adiós. Solo consiguen que nos desesperemos”, critica. Ortiz y Macías son estudiantes de segundo año de un FP en Laboratorio Clínico en el instituto Las Musas, en el distrito de San Blas-Canillejas. Ahora, estos amigos deberían estar en clase, pero son parte de los chicos que están en huelga por la falta de plazas para cumplir el módulo FCT.

En el curso 2023-2024 se matricularon en la FP 169.829 alumnos. De ellos, 91.611 (un 54%) lo han hecho en centros sostenidos con fondos públicos. El resto ha acabado en la privada, según datos de la Consejería de Educación. Macías y Ortiz, como otros alumnos en la manifestación, no descartan pasar a engrosar el porcentaje de la privada.

“Yo me metí en esto porque luego quería hacer Enfermería en la Universidad. La privada no la consideré en ningún momento, pero ahora, viendo la situación, la estoy empezando a considerar”, agrega Macías. Ambos hacen cuentas: qué opción les implica menos tiempo perdido, cuál cuesta más o cuál cuesta menos y cómo pueden llegar, finalmente, a la universidad.

Raúl Baratas: “En radioterapia dan una alternativa inviable”

Todo ha empezado en Pozuelo de Alarcón. En el instituto San Juan de la Cruz ha nacido la plataforma estudiantil FP sin prácticas cuando los alumnos del Técnico Superior de Radioterapia y Dosimetría tuvieron una reunión con los responsables del centro y supieron que no había plazas para que todos hicieran prácticas. En un primer momento, sumaron en el instituto más de 170 afectados.

Uno de ellos es Raúl Baratas, un filólogo de 32 años que cambió su proyecto de vida a última hora. “Decidí irme por la sanidad, lo que siempre había querido. El plan era sacarme el ciclo, trabajar en el área y, a futuro, estudiar Medicina o Enfermería en la universidad”, cuenta. Ahora, con la incertidumbre por las plazas, se ha sumado a la plataforma. Es portavoz, explica sus problemas y los de sus compañeros antes, grupos políticos y medios de comunicación. “¿Mi opción? Tener prácticas en marzo”, dice.

Baratas asegura que una alternativa fuera de esperar a septiembre, es hacer un trabajo de grado más profundo que incluye unas prácticas en el centro. “Pero es inviable, en el San Juan de la Cruz hay solo un simulador de tratamiento para todos los de Radioterapia”, denuncia y recuerda que el valor de estas prácticas está en el acercamiento real al paciente y a las formas de trabajo en un hospital. Él lo sabe de primera mano porque ha tenido familiares con cáncer y, ahora, quieres estar del otro lado, del de los profesionales sanitarios.

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