La paradoja de la FP en Madrid: sobran plazas, pero más de la mitad de los aspirantes se queda fuera
La Comunidad dice que hay casi 6.000 vacantes, pero al menos 40.149 jóvenes se han quedado sin plaza en la educación pública, según CC OO. Sindicatos y docentes critican que la oferta aumenta sin ajustarse a la demanda
La cifras, a priori, chocan. La Comunidad de Madrid dice que este curso casi 6.000 plazas de Formación Profesional (FP) en centros públicos no se han cubierto, mientras que un estudio de Comisiones Obreras (CC OO) concluye que al menos 40.149 jóvenes se han quedado sin hueco donde se habían matriculado, más de la mitad de los aspirantes. A ello se suma que el Gobierno regional anunció en junio 10.000 puestos nuevos de FP en la pública para 2023-2024. El interés de los alumnos madrileños por estos estudios no para de crecer ―el número de alumnos matriculados en la región supera ya al de Bachillerato―, pero sindicatos y docentes critican que todavía hay una gran brecha entre lo que se oferta y la demanda real. El resultado: especialidades con una cantidad inasumible de solicitudes, frente a especialidades menos conocidas, pero con alta inserción laboral, que quedan vacías.
“Han creado plazas y abierto unidades, eso es verdad, pero hay que analizar dónde y en qué grados. Las ofertan en lugares inauditos, en horario de tarde [de peor cobertura] y en ciclos que no interesan tanto”, señala por teléfono Isabel Galvín, secretaria general de la Federación de Enseñanza de CC OO en Madrid. El sindicato ha realizado, como cada año, un detallado estudio que revela que el déficit de plazas ha ido en aumento en los últimos dos cursos. Según sus datos ―que engloban FP básica, grado medio y superior― este curso, aunque ha crecido la oferta de grupos (239 más) y se ha admitido, con ello, a 5.364 estudiantes más que el año pasado, el 53% de los jóvenes que había solicitad plaza en un centro público se ha quedado fuera: más de 40.000 posibles estudiantes. En 2022 fueron 33.000 y, el año anterior, 25.000.
Galvín puntualiza que la muestra para el estudio varía cada curso, porque muchos los centros solo publican las cifras de admitidos, no las de excluidos, y eso dificulta el conteo. Por ejemplo, en FP básica han podido analizar los datos de un 65% de los centros, y en grado medio y superior del 71% y del 65%, respectivamente. “No hay transparencia, tampoco un lugar donde consultarlo todo. Solo se puede hacer centro a centro y tener fe ciega en los datos de la Comunidad”, critica.
Un portavoz de la Consejería de Educación, preguntado por cómo han distribuido las nuevas plazas ―cuántas por ciclo y en qué especialidades―, responde que solo disponen del dato general: 10.000 puestos más, sumados a otros 25.000 creados en los últimos dos años. También señala que este curso se han matriculado en FP 169.829 alumnos y, de ellos, 91.611 lo han hecho en centros sostenidos con fondos públicos. Casi un 54%. El resto ha acabado en la privada, una vía más cara, que deberán valorar ahora los más de 40.000 estudiantes, según CC OO, que han quedado fuera del circuito público este año.
Diego Aguilera, presidente de la asociación Red PT-FP, que aglutina a profesores de formación profesional de toda España, comenta por teléfono que el desequilibrio entre la oferta y la demanda, y la distribución desigual se da en casi todas las comunidades. “El problema es que no se activan todos los ciclos que se deberían activar. Por ejemplo, un grado superior donde por nivel de matrícula podría ampliarse automáticamente de una clase a dos, pero solo conceden una. La Administración asegura un grupo, pero no el segundo”, explica. En Madrid, además de ser una las regiones con mayor déficit de plazas, la matrícula de un grado superior en la pública no es gratuita: los alumnos deben pagar unos 400 euros. Es, junto con Cataluña, la única comunidad donde ocurre.
“El problema es que hay ciclos muy demandados que se quedan con lista de espera y luego otros muchos que tienen menos demanda donde quedan muchísimos vacantes. Algunos hasta se han llegado a cerrar por falta de solicitudes”, cuenta Rosa Rocha, presidenta de Adimad, la asociación de directores de Secundaria y FP de la región. De las casi 6.000 vacantes que han quedado este curso, 637 son de FP básica, 1.269 de grado medio y 3.997 del superior. Entre las especialidades con puestos sin ocupar, por ejemplo, están los grados superiores de mecatrónica industrial, energías renovables o robótica industrial, o el medio de aceite de oliva y vinos, donde un tercio de la oferta quedó vacía, según datos de la consejería.
Rocha opina que uno de los principales problemas es la falta de difusión: “Las familias y los estudiantes no conocen los grados. Muchos son nuevos y han abierto los grupos a finales de curso y, así, no hay tiempo a dar la promoción oportuna”. Distingue entre aquellas especialidades ya conocidas desde hace años, como los ciclos sanitarios, hostelería o publicidad, donde la demanda es muy alta ―por ejemplo, en el grado superior de imagen para el diagnóstico médico han quedado fuera 385 alumnos, el 80%―, y las que se ponen en marcha y no se publicitan, a pesar de su alta inserción laboral. “La Comunidad debe hacer una campaña muy potente, pero no de la FP en general, sino de las novedades, de las posibilidades laborales, que los grados se den a conocer del todo en los centros. Muchas veces [los estudiantes] no tienen ni idea de la gran oferta que hay y ni siquiera saben que significan los nombres de las titulaciones”, añade.
La consejería afirma que “trabaja para ajustar la oferta tanto a los perfiles más demandados como a las distintas zonas de la región para que los alumnos puedan estudiar el ciclo que deseen sin tener que hacer grandes desplazamientos”. Galvín critica que el anuncio de una mayor oferta no está debidamente estudiado. “No hay un mapa de la realidad de la FP en Madrid, un análisis del tejido, de las necesidades. Se abren plazas en lugares y horarios imposibles, los centros no conocen con tiempo la planificación y no se cuenta con ellos”, afea. También habla de una distribución desigual: “Se están ofertando ciclos que ya se tienen en zonas donde quizá no haya demanda y no se están atendiendo las demandas en otras zonas del territorio”.
Otro de los “errores” que señala la representante sindical son los horarios donde se amplía la oferta. “¿Dónde quedan la mayor parte de las vacantes? Por las tardes”, responde, para añadir que está relacionado con el proceso de admisión. Cuando los estudiantes se matriculan, explica, escogen el ciclo y el turno que prefieren. Pero esta inscripción en la mayoría de casos ―un 70%, según CC OO― es en línea y sin un acompañamiento adecuado o alguien que los oriente sobre qué es más beneficioso para ellos. “Muchas veces los alumnos deciden demandar solo las mañanas y nada en el turno de tarde”. Resultado: se quedan sin plaza. Así, “las familias un poco más agobiadas, especialmente en grado medio, deciden matricular a sus hijos en ciclos formativos en colegios privados”, concluye Galvín.
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