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El Gobierno de Madrid abre un aula más en el colegio de Móstoles donde nueve familias se habían quedado sin plaza

Algunos padres y madres afectados se habían visto obligados a dejar a los niños en casa y otros encadenaban autobuses para poder llevarlos al centro público con hueco más cercano, a seis kilómetros

Yessenia Ramos, de 26 años, y su hija, de cuatro años, frente al CEIP Leonardo Da Vinci, en Móstoles.
Yessenia Ramos, de 26 años, y su hija, de cuatro años, frente al CEIP Leonardo Da Vinci, en Móstoles.Ana Puentes

Alivio y la sensación de haber ganado una batalla. Es lo que han pensado este lunes las nueve familias del municipio madrileño de Móstoles que llevaban más de dos semanas esperando a que abrieran un aula más de segundo de Educación Infantil (4 años) en el colegio público de su barrio, el Da Vinci, en Parque Coimbra. Hasta ahora, se habían visto obligadas a dejar a los niños en casa o a encadenar autobuses para llevarlos al centro más cercano a, seis kilómetros, a pesar de que la dirección afirmaba que había espacios libres e inutilizados que podían reconvertir en un aula más. La Comunidad de Madrid ha accedido finalmente a la demanda de los padres y madres y sus hijos empezarán las clases este mismo miércoles.

Cuando comenzó el curso, la dirección del centro comunicó lo mismo a todas las familias: que en junio ya vieron que no habría plazas suficientes y que pidieron por primera vez un aula más. La misma solicitud se repitió en 1 de septiembre y, de nuevo, la semana pasada. En el colegio público tienen espacios disponibles, les dijeron, porque hace tres años sí había dos clases de Infantil, con 15 alumnos cada una, y de un curso a otro eliminaron una de ellas y la que quedó, con un máximo de 20 alumnos, la ratio máximo que marca la Comunidad para esta etapa.

La Consejería de Educación señaló hace cuatro días que la petición de la dirección del colegio les había llegado el miércoles pasado y que la atenderían de “manera inmediata”, aunque ese mismo día las familias, en contacto constante con el director, no tenían constancia de ello. Un portavoz de Educación explicó que el centro era el único del barrio Parque Coimbra donde se había pedido el aumento de aulas ― por la “incorporación en el periodo extraordinario de matriculación de siete niños”― y que, de una clase con 20 alumnos, pasarían a ser dos clases de 27 niños cada una.

Auutman Rabah, de 36 años, ha recibido la ansiada llamada este lunes y su niño, como el resto de alumnos, empieza las clases mañana. Hasta ahora, el pequeño había tenido que quedarse en casa, con su madre y con hermano de tres meses, porque el padre trabaja en un supermercado y su horario le impedía llevarla o recogerla del colegio más próximo con plazas libres, a seis kilómetros. Lo mismo le pasaba a Sonia Zapata, con un niño de ocho años matriculado en Parque Coimbra y otro de cuatro sin escolarizar aún. Le dieron la noticia el viernes por la noche.

Ese día también se enteró Yessenia Ramos, de 26 años. Cada mañana, antes de ir al trabajo, la mujer cogía dos autobuses para dejar a su hija de cuatro años en un centro público de Móstoles, porque no había nadie que se quedara en casa con ella. Después, un tercer autobús y dos metros para llegar al trabajo. Limpia casas en el distrito madrileño de San Blas-Canillejas y entre la ida y la vuelta, incluyendo el viaje al colegio, pasaba unas tres horas y media al día en transporte público.

Cada curso, sindicatos y asociaciones de familias alertan de una situación similar en alguna zona de la región: colegios donde antes había dos aulas para una etapa concreta y que, de un año para otro, se quedan sin ella; padres y madres que piden que se abra una clase más; directores que advierten el exceso de demanda y también solicitan el espacio; familias que acaban desplazándose para llevar a sus hijos al colegio o que se organizan y protestan hasta que lo consiguen.

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