Radiografía del patrimonio verde perdido por la ampliación de la línea 11 de metro: 880 árboles menos en la ciudad

Madrid tiene cerca de 300.000 árboles repartidos por sus calles. Son los que conectan los pulmones de la ciudad. Cuantos más árboles haya entre los parques, mejor se propagan los beneficios que tiene la vegetación urbana en las ciudades: sombra, frescor y limpieza del aire de las partículas de contaminación. Si el proyecto actual que tiene la Comunidad de Madrid para ampliar la línea 11 de metro sigue adelante, habrá 880 árboles menos en las calles por donde pasará este primer tramo de línea, que va desde Plaza Elíptica hasta Conde de Casal. La construcción de cinco estaciones —Comillas, Madrid Río, Palos de la Frontera, Atocha y Conde de Casal— va a provocar la pérdida por talas y trasplantes de buena parte de sus árboles en 17 puntos de la ciudad.

La infraestructura busca conectar el norte con el sur de la ciudad y cubrir las necesidades de transporte público de esas zonas. Los vecinos quieren el metro, pero no a costa de sus árboles. “Metro sí, pero no así” es una de las reivindicaciones por las que llevan luchando desde febrero de este año las asociaciones vecinales, cuando apareció una valla roja y blanca alrededor de la arboleda de plátanos de sombra de más de 50 años en Madrid Río. La valla cercaba los árboles que iban a ser talados, lo que causó la indignación de los barrios de alrededor y comenzaron a investigar el proyecto. Seis meses después, la Comunidad de Madrid ha elaborado una nueva evaluación ambiental que reduce las talas de 1.027 a 664 y 216 trasplantes. La lucha vecinal ha ido extendiéndose de la misma forma que el trazado de la nueva línea de metro: los vecinos ven alternativas viables que podrían reducir mucho más las talas en la mayor parte de las estaciones. Estos son los árboles que se van a perder si el proyecto sigue adelante.

Comillas

El trazado comienza en la estación de Plaza Elíptica, que se excavará de forma manual (con maquinaria menos agresiva que la tuneladora) hasta la primera nueva estación, la de Comillas. Por el camino se abrirán un pozo de ventilación y una salida de emergencias. El pozo costará 11 árboles y la salida de emergencia otros seis. Pero la primera nueva estación y gran tala estará en el parque de Comillas, en el distrito de Carabanchel. Por allí va a entrar también la tuneladora que va a excavar el resto del trazado de la línea. El parque, que tiene 44 años, es el único reducto de vegetación que tiene el barrio, pero la tuneladora necesita una zona de instalaciones auxiliares para colocar la maquinaria que va a arrasar casi 200 árboles.

Los vecinos de Comillas fueron de los primeros en protestar. Hicieron una manifestación desde el parque hasta el puente de Toledo, que conecta los distritos de Carabanchel y Arganzuela, para unirse con el resto de la concentración, que gritaba junto a la valla roja y blanca de Madrid Río.

Madrid Río

La estación de Madrid Río ha sido la punta de lanza de la lucha contra la tala de árboles. Los plátanos de 54 años que dan sombra al parque de Arganzuela y con una altura de más de cinco pisos iban a ser talados. Estaban señalados por estar en el interior de la valla roja y blanca, que sigue en pie. La valla ha sido el lugar de muestra de resistencia de los vecinos. Todas las tardes pintaban la valla y colocaban carteles contra las talas. Por la noche, lo limpiaba todo un incansable operario denominado por los vecinos como Sísifo, en alusión al mito griego del hombre que fue condenado por los dioses a subir una roca hasta la cima de una montaña, donde esta volvería a caer por su propio peso, y de nuevo la pintaba de blanco y rojo. Así durante meses.

La Comunidad de Madrid, con la nueva evaluación ambiental simplificada, ha cedido y ha modificado el método de extracción de tierras para salvar la mayor parte de la arboleda histórica. En lugar de construir una rampa de cemento para que los camiones saquen la tierra excavada por en medio de la arboleda, hará la extracción de tierras en vertical, que es un poco más complicado. Ahora se talarán 117 árboles y se trasplantarán 61, según los documentos de la Comunidad de Madrid. Antes iban a arrancar 250.

Para los vecinos esto es insuficiente. Al principio del proyecto la estación estaba fuera del parque, en el Paseo de Yeserías, y esa ubicación solo costaba 22 árboles. La lucha por sacar la estación del parque sigue con las alegaciones al proyecto. Los vecinos acusan a la Comunidad de Madrid de falsear los planos para poner como excusa una tubería del Canal de Isabel II que impide hacer la obra en el paseo, y afirman que esta tubería quedaría justo al margen de la estación y no impediría su construcción. El trazado sigue hasta Palos de la Frontera, pero deja 11 talas y 23 trasplantes en tres puntos de Legazpi antes de llegar a la estación por pozos de ventilación y salidas de emergencia.

Palos de la Frontera

Los vecinos de Palos de la Frontera tardaron más que los de Madrid Río en enterarse de lo que iba a pasar en su barrio, pero el movimiento vecinal se ha hecho muy fuerte en esa zona. En junio empezaron a quedar para organizar protestas y acciones de divulgación para que todo el entorno se enterara de lo que iba a pasar: señalaban los árboles que iban a ser talados con carteles con una cruz roja. En esta zona ahora se van a cortar 70 árboles y se trasplantan 25, pero antes también desaparecían 64 árboles de la calle de Áncora. Una vez más, por la rampa que iban a construir para que los camiones sacarán la tierra excavada. En lugar de que circularan por la calzada como está previsto ahora, lo que supone cortar el tráfico de la calle, iban a construirla en las aceras, acabando con árboles de cuatro pisos de altura.

A pesar de que los árboles de la calle de Áncora se han salvado, los vecinos de Palos de la Frontera siguen protestando. Creen que también se pueden salvar los del jardín de Palestina, donde va a ir ubicada una subestación eléctrica que se podría colocar en el espacio entre la línea 11 de metro y la línea 3, que también pasa por Palos de la Frontera. Ahora hacen concentraciones todos los jueves por la tarde llamadas piadas contra la tala.

Atocha Renfe

En Atocha están empezando a despertar las movilizaciones. Varios vecinos del paseo de la Infanta Isabel, paseo de la Reina Cristina y de la avenida de la Ciudad de Barcelona han enviado alegaciones conjuntas al proyecto. Explican, entre otras cosas, “que no han sido debidamente informados”. Sus alegaciones tienen una página, frente a las 90 que han presentado desde la plataforma No a la tala. En Atocha caerán 70 árboles y se van a trasplantar nueve. Allí ya ha aparecido otra valla blanca y roja que rodea una zona de obras donde se está desmontando una gasolinera. Poco a poco, la Consejería de Transportes e Infraestructuras va avanzando con una obra que lleva cinco meses de retraso desde que se paralizaron las talas para estudiar opciones mejores.

En Atocha van a caer árboles de hasta 20 metros, justo los de detrás de la gasolinera. Y no parece que haya forma de salvarlos. Una de las alegaciones al proyecto propone que la rampa para sacar toda la tierra de la excavación, que es una instalación temporal y se va a construir en la acera del paseo de la Infanta Isabel, donde arrancarán 23 plátanos de sombra de hasta 12 metros de altura, se construya en la calzada para no tener que talarlos. Para ello, eso sí, habría que cortar el tráfico del paseo de la Reina Cristina y de parte de la glorieta de Atocha, una de las zonas con más tráfico de la ciudad. Por el camino hasta Conde de Casal, otros tres árboles están condenados y 15 se trasplantarán.

Conde de Casal

En Conde de Casal van a talarse 95 árboles y se van a trasplantar 43. Allí apenas se ha escuchado el eco de los vecinos sobre la tala de árboles, a pesar de que está en el podio de las tres zonas más afectadas, después de Comillas y Madrid Río. “En Conde de Casal no hay asociación de vecinos y es más difícil llegar”, explica Susana de la Higuera, portavoz del movimiento No a la tala. La avenida del Mediterráneo, en el tramo desde la M-30 hasta la glorieta de Conde de Casal se va a quedar prácticamente sin sombra. También van a caer las palmeras de la rotonda y las que suben por el bulevar de la calle del Doctor Esquerdo. El resto de talas se van a producir a ambos lados de la M-30, ya que se van a construir zonas de instalaciones auxiliares en esos espacios, además de una rampa para sacar la tierra: 28 árboles talados y 20 trasplantados para ello. La tuneladora saldrá en un espacio en otro margen de la M-30, donde se talarán 47 árboles y nueve serán trasplantados.

La Consejería de Medio Ambiente ha visto necesario ampliar el plazo de alegaciones hasta el próximo 6 de septiembre. En principio se podían presentar hasta el 24 de agosto. A esta consejería es a la que van dirigidas las alegaciones al proyecto porque son los encargados de autorizarlo junto al Ayuntamiento de Madrid. Una vez se acabe el plazo, estudiarán las propuestas. Depende del número de alegaciones admitidas que se salve la vida de estos árboles y la sombra de Madrid.

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