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Mercedes González, de soñar con ser alcaldesa de Madrid a dirigir la Guardia Civil en medio de la tormenta

La actual delegada del Gobierno, que puso en marcha hace un año la anhelada agrupación socialista de la capital, ha tenido como principal caballo de batalla la lucha contra las bandas juveniles en su mandato

PSOE Madrid Mercedes Gonzalez
La vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, la secretaria general en la ciudad de Madrid, Mercedes González, y el líder regional, Juan Lobato, en julio de 2022.psoe

―Ya sabes que cuando me dan, respondo.

El bautizado como “encuentro Pimpinela” quedará en el recuerdo como una muestra del carácter firme de la todavía delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González. Acababa de acceder a un puesto que tradicionalmente ha supuesto un trampolín para el que lo ha ostentado y tenía al lado al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que en ese momento era también portavoz nacional del PP. Era su primera rueda de prensa conjunta y ella no se calló cuando el regidor criticó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Ella tildó de “cachondeo” la respuesta de Almeida. Va a necesitar mucha de esa firmeza para el reto que se dibuja en su horizonte, el de dirigir la Guardia Civil en medio de una tempestad. González, nacida en Madrid hace 47 años, será la nueva directora general de la Guardia Civil tras la dimisión este miércoles de María Gámez tras la imputación de su marido por corrupción. Su nombramiento deja en el aire muchas cosas en Madrid.

A principios de diciembre de 2021, Mercedes González reunió a gran parte de los socialistas madrileños en una nave en el barrio popular de Villaverde para empezar a vestirse de alcaldesa. Se trataba del acto de presentación de la agrupación de Madrid Ciudad, un nuevo órgano para agrupar a los 5.000 militantes socialistas de la capital y su puesta de largo no oficial como candidata a la alcaldía. Ese proyecto se truncó menos de un año después, cuando Reyes Maroto fue designada como la cabeza de lista del PSOE. González, mujer “de carácter”, como la definen muchos de los que la han tratado, nunca expresó públicamente su decepción, pero sí lo hizo en su entorno.

Allá por 2019, González fue la persona elegida por el PSOE para facilitar el aterrizaje de José Vicente Pepu Hernández en el Ayuntamiento de Madrid, cuando fue designado candidato sorpresa de Pedro Sánchez. Número dos del exseleccionador de baloncesto, ella fue la brújula del recién llegado ante los pasillos del poder y los problemas de los ciudadanos en una ciudad tan grande y compleja como la de Madrid. Desde entonces, su peso político no hizo más que crecer.

Primero, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la eligió en 2021 como delegada del Gobierno, un puesto que los partidos ven como un trampolín para la política de primera línea desde que Cristina Cifuentes lo utilizó para darse a conocer al gran público. Luego, trabajó internamente para que triunfara la tesis de que el próximo candidato municipal debía ser alguien que llevara años de trabajo en la agrupación madrileña, y no un fichaje estrella (“Se acabaron los experimentos”, decían en su entorno. “Los paracaidistas no han funcionado, se ha demostrado en reiteradas ocasiones”). Y, finalmente, dio un paso que parecía definitivo: liderar la agrupación capitalina de nueva creación para dinamizar al PSOE en la ciudad.

Aquel camino estuvo acompañado de curvas. Con Juan Lobato elegido como nuevo secretario general, González, la portavoz capitalina Mar Espinar y la edil Enma López empezaron a acaparar los focos. Eso provocó tensiones internas. Primero, cuando López se quedó fuera de la dirección regional. Luego, cuando González y Espinar parecieron optar a la candidatura municipal. Y, finalmente, cuando llegó el momento de elaborar la lista electoral para los comicios del 28 de mayo.

Para entonces, González ya sabía que la elegida de Sánchez para aspirar a la alcaldía era la ministra Reyes Maroto. Pero quiso hacer valer su peso específico como líder de la agrupación de Madrid capital para que la lista electoral reflejara sus galones, sirviendo de protección a aspirantes que no conocía la nueva líder. Las dos políticas llegaron a un acuerdo, según una fuente con galones del PSOE. El organigrama fue incluso comunicado a los integrantes de la lista. Pero todo saltó horas después por los aires: Maroto quería a más gente de su confianza, y hubo que reordenar la lista.

Tras la designación de Maroto, González ha seguido exprimiendo sus funciones como delegada del Gobierno, con una agenda repleta de reuniones con todo tipo de colectivos. Hace un año comenzó una ronda por los distritos para hablar con representantes vecinales sobre los problemas de seguridad de los barrios. Iba acompañada del jefe superior de Policía, Manuel Soto, y en cada encuentro estaba presente el comisario de la zona. La ocupación ilegal de viviendas y el trapicheo de drogas, junto con la publicidad desmedida de prostitución en las calles, son las reclamaciones más habituales que González ha escuchado en estas reuniones más o menos informales. También ha recorrido a pie barrios como Puente de Vallecas, después de que las agrupaciones vecinales la invitaran a conocer de primera mano los problemas con los que conviven y hace unos meses paseó por Lavapiés, en un momento en el que arreciaban las críticas por la presencia del tráfico de drogas y otra delincuencia en sus calles.

Su caballo de batalla como delegada han sido las bandas juveniles, que el año pasado dejaron en la Comunidad de Madrid al menos cinco fallecidos y que este año ya se han cobrado su primera víctima. Este problema ha representado una de sus obsesiones, especialmente después del primer fin de semana de febrero de 2022, una noche trágica en la que murieron dos jóvenes y otros tantos resultaron heridos en una decena de reyertas en toda la región. “Nosotros podemos reforzar la seguridad y la prevención, pero el arma principal para batallar esta lacra es la integración y la educación”, ha repetido numerosas veces. Bajo su mandato se ha activado el conocido como plan antibandas, que ha dejado centenares de detenidos e identificados en apenas dos años, pero al que le resulta difícil frenar la captación de menores. González también puso desde el principio el foco en la trata de seres humanos con fines de explotación sexual y laboral. Mantiene una relación fluida con las representantes de las asociaciones que trabajan en este ámbito y la primera rueda de prensa que ofreció como delegada fue con motivo de la desarticulación de una red de narcotráfico que explotaba a ciudadanos colombianos.

Mercedes González “duerme muy poco y está constantemente pendiente de todo lo que se publica”, cuenta un colaborador cercano. En el acto de presentación de la nueva agrupación socialista, González, madre de una hija, habló públicamente de la enfermedad que atravesó su marido, que requirió de un trasplante. “Gracias por cuidarme y por cuidarte todo este tiempo”, le dijo ante el micrófono.

Tras nombrar a cinco delegados del Gobierno en cuatro años, Sánchez envía ahora a González a la Guardia Civil. Eso marca un antes y un después en su carrera política. No solo por el paso que da, sino por lo que deja atrás. Vinculada a la política madrileña desde siempre, no es seguro que la exedil siga al frente de la agrupación capitalina, según una fuente con conocimiento de las dudas de la dirección regional. Esa organización tiene un papel clave en los planes del PSOE para las elecciones madrileñas del 28-M. Y la continuidad de González al frente no está asegurada.

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