Perros envenenados y anuncios sexuales: hablan los centinelas de la delincuencia
La delegada del Gobierno ha emprendido un recorrido por los distritos de Madrid junto al jefe superior de Policía para escuchar sin filtros los problemas de inseguridad de los vecinos
A Fernando Caballero, vecino del distrito de Ciudad Lineal, le preocupa que los niños de su barrio no puedan jugar en unas canchas de su barrio porque unos matones les piden dinero a cambio. Y esta tarde va a decírselo a los máximos responsables de seguridad de su ciudad: la delegada de Gobierno y el jefe superior de Policía. Los despachos de ambos se llenan cada día de informes sobre operaciones contra la trata, de reuniones sobre el avance de los últimos homicidios o la incautación de kilos de cocaína. Pero sí, esta tarde van a oír hablar sobre niños que no pueden jugar a fútbol porque otros no les dejan. Y lo hará en una de las reuniones en el calendario de la tourné que la delegada Mercedes González y el jefe superior Manuel Soto han emprendido por los distritos de Madrid para escuchar a los centinelas de la delincuencia. Quién mejor que la vecina del primero para decirte lo que pasa en tus calles.
Caballero, que además es presidente de la asociación vecinal San Vicente, ya tiene delante a los dos. El tour hace parada hoy en la comisaría de Ciudad Lineal. Es la tercera charla de Soto y González con los vecinos tras Vallecas y el Centro. Caballero argumenta su exposición: “Es que puede parecer una tontería, pero para un niño no echar un partido de fútbol es grave. Y más si entran en el terreno de las coacciones”. En frente se encuentra a un policía, Soto, nacido y criado en Vallecas: “Que no que no, que eso de que no dejen jugar en la canchas ya me toca la fibra. Anda que no me han dado collejas a mí por enfrentarme cuando me decían que no podía jugar yo”.
Los asistentes a la reunión bromean. “Nunca habíamos tenido aquí en el barrio al jefe y a una delegada, está bien saber que sois de carne y hueso”, comenta uno. Los comisarios de cada distrito van a estos encuentros con papel y boli preparados para que les pongan deberes después de los comentarios de los representantes de las asociaciones. Y vaya que si se los llevan. “Aquí queremos saber las cosas que no salen en las estadísticas”, declara el jefe superior. Las preocupaciones de los asistentes reflejan el día a día en sus calles, lo que ven al pasear por sus parques, la suciedad que deja el botellón al lado de sus casas o las casas de apuestas que florecen alrededor de los colegios. A través de sus palabras se dibuja la realidad de cada barrio.
Lo que parecen temas menores, a veces se convierten en algo mayor o aportan el indicio de un problema más grave. Al lado de Caballero, África Puntero, de la asociación de La Elipa, apunta algo parecido. “Nosotros también hemos detectado que hay muchos chicos que están dejando de ir a entrenar a los equipos municipales y luego les vemos con otras compañías”, apunta. A la mente de la delegada de Gobierno viene inmediatamente un caso reciente. “Está bien que os fijéis en eso y nos lo comuniquéis porque puede ser un síntoma de captación de bandas juveniles. Precisamente el chico que murió en Atocha había dejado de ir a entrenar unos meses antes de su asesinato”, explica. No puede dejar de salir a relucir el parque de Calero, escenario de numerosas reyertas y machetazos entre bandas. “Hay veces que la pelea se ha extendido hasta un kilómetro de distancia, por las calles”, recalca otro de los asistentes. Hace unos meses llegó a producirse incluso un enfrentamiento con armas de fuego que un vecino logró grabar desde su ventana.
Asesino canino
La cosa se va animando y los vecinos aprovechan su momento para hablar de otro tema peliagudo en los barrios: los envenenamientos de perros. Sacan el tema Jesús Viacambre y Santi Pérez, de la asociación Pinar de Chamartín. “Hemos contado 20 muertes de perros que han muerto entre espasmos después de comer salchichas que deja alguien”, puntualiza Santi. El asesino en serie canino ha levantado una enorme preocupación en la zona, pero los responsables policiales responden que no pueden hacer nada si no pillan al criminal in fraganti. El comisario de Ciudad Lineal promete que reforzará la vigilancia.
El tema estrella en todas las reuniones que han mantenido hasta ahora, y en esta no lo es menos, es el de los anuncios de prostitución que dejan los proxenetas en los parabrisas de los coches estacionados en las calles. Pequeñas tarjetitas en las que se ofrecen supuestamente “chicas independientes” por precios irrisorios. “Los propios vecinos tratamos de quitarlas cuando las vemos, pero los que las colocan cada vez son más agresivos”, se queja Julio Gomáriz, de la asociación de Ciudad Lineal. “Es el desvelo de todos los distritos”, reconoce la delegada. En otras partes de la ciudad se han llegado a hacer colectas de estas tarjetitas en señal de denuncia y se han recogido kilos de ellas. Aquí, reconoce Soto, la ley no les da muchas herramientas para frenar esta práctica, pero deja caer que están buscando fórmulas para luchar contra este tipo de explotación.
Y de algo que se ve a plena luz, pasan a un tema que permanece en la oscuridad: los narcopisos. El ir y venir de los que compran la droga no pasa desapercibido para el compañero de escalera. Pero muchos aseguran que tienen miedo de denunciar por si hay represalias. El jefe superior les tranquiliza: “En todo el tiempo que llevo no he visto ninguna venganza contra los vecinos y las denuncias son anónimas. El cine americano ha hecho mucho daño”.
La gira continuará por el resto de distritos. Una parada importante será Villaverde, con un tejido vecinal fuerte y combativo que muchas veces se queja de que son los grandes olvidados. En alguna de las reuniones el jefe superior de Policía les ha contado a los asistentes que ningún vecino se iba de la comisaría de Vallecas sin su teléfono cuando él la dirigía. Si sigue con esa política, no habrá nadie que no lo tenga en su agenda.
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