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La Comunidad de Madrid consigue paralizar durante 48 horas la huelga de las urgencias extrahospitalarias

Los sindicatos llegan a un principio de acuerdo sobre las condiciones laborales de los sanitarios después de una reunión de siete horas

Huelga de las urgencias extrahospitalarias
Un manifestante en la marcha por la sanidad pública en el centro de Madrid, el pasado sábado.JUAN BARBOSA
Berta Ferrero

No ha habido fumata blanca, pero casi. La Comunidad de Madrid ha conseguido frenar durante 48 horas la huelga indefinida prevista para este martes en las urgencias extrahospitalarias de Madrid. Los cinco sindicatos que habían convocado los paros (Satse, CC OO, Amyts, CSIT UP y UGT) se han reunido con la Administración durante siete largas horas y la negociación se ha centrado principalmente en las condiciones laborales que tendrán a partir de ahora los sanitarios de los 41 Servicios de Atención Rural (SAR) que desde este jueves tendrán que dividirse para atender también los antiguos 37 Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP), cuyos profesionales se desligan definitivamente de las urgencias de los centros de salud para centrarse en tareas del Summa 112. “Ha habido un acercamiento de posturas entre ambas partes. La Consejería de Sanidad ha hecho una valoración de todos los puntos que este Comité de Huelga presentó el pasado viernes que modifican la propuesta inicial presentada por la Administración”, han explicado los sindicatos en un comunicado conjunto. “El comité de huelga ha decidido suspender temporalmente durante 48 horas el inicio de la huelga convocada para ratificar o no con los profesionales un posible acuerdo”.

Parecía que Administración y sindicatos no iban a llegar a un acuerdo y que la huelga de los sanitarios ensombrecería la fecha de la reapertura prevista (para este jueves) de las urgencias extrahospitalarias de los SUAP, cerradas cuando llegó la pandemia, en principio como algo temporal. Pero tanto unos como otros llegaron con la intención de llegar a un acuerdo. Al final, tras un día largo en el que según Ángela Hernández, portavoz de Amyts, “había reticencias por ambas partes”, han llegado al menos a un pacto que consiste en darse un plazo de 48 horas que servirá para que los 778 sanitarios afectados, entre médicos (228), enfermeras (270) y celadores (280), debatan sobre la solución alcanzada para desencallar el entuerto. “No vamos a explicar en qué consiste el acuerdo al que hemos llegado hasta que no se lo contemos a los afectados. Después se hará todo público”, ha avanzado Hernández. Lo qué sí ha dicho es que “al menos [la Administración] ha entrado a dialogar” la propuesta que los sindicatos mandaron el viernes pasado. “Eso es algo positivo. Todos hemos acabado haciendo concesiones, pero hay que ver mañana [por este martes] lo que dicen los afectados”, ha insistido.

El conflicto explotó cuando el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso anunció que iba a reabrir los 78 puntos de urgencias extrahospitalarias que ya existían con solo los efectivos de los SAR. Eso significaba que la mitad de efectivos tendría que cambiar turnos, realizar más horas, incluso cambiarse de centro o incluso de casa. Si uno trabajaba en Arganda hasta ahora, podía acabar en Boadilla, por ejemplo, o el de Pozuelo finalizar en Paseo Imperial, y así sucesivamente.

Grieta para la negociación

Tanto médicos, como enfermeras y celadores se han sentido tratados como meros números por la Administración de Isabel Díaz Ayuso, según explican, a pesar de ser la piedra angular del nuevo proyecto de las urgencias de los centros de salud. De hecho, se han ido enterando de cómo la Comunidad de Madrid ha ido cambiando de plan a través de la prensa y de sus organizaciones sindicales, que aseguran que han intentado negociar desde el principio. Pero solo han visto cómo se abría una grieta para la negociación en la última semana, cuando anunciaron en bloque que irían a una huelga indefinida por considerar que las condiciones laborales que tendrían los sanitarios “eran indignas”, según explicó Ángel Bayo, médico del SAR de Arganda y uno de los representantes de Amyts.

El problema comenzó con la llegada de la covid en 2020, cuando Madrid decidió mantener los SAR abiertos, cuyos profesionales dependen de la gerencia de Atención Primaria (en aquel momento ultratensionada por los peores momentos de la pandemia), y cerrar los 37 SUAP para reorganizar a sus profesionales, que dependen de la gerencia del Summa 112 desde 2004, cuando se cambió el Plan Integral de Urgencias y Emergencias Sanitarias de la Comunidad de Madrid. Algunos acabaron en el Hospital Enfermera Isabel Zendal (HEIZ), otros en el hospital de campaña de Ifema y otros en unas nuevas unidades de atención domiciliaria (UAD), creadas de forma temporal para que los ciudadanos más sensibles al virus no tuvieran que trasladarse a los centros de salud. En aquel momento pensaron que iba a ser un traslado temporal. A principios de septiembre conocieron que sería definitivo y que no volverían.

Y entonces llegó el drama: ¿cómo iban a cubrir el doble de centros solo los profesionales de los SAR? El plan de la Comunidad de Madrid no contempla hacer nuevas contrataciones ―”se va a realizar con los efectivos que hay”, aseguró el viceconsejero de sanidad, Fernando Prados Roa― y, por tanto, implica aumentar las horas de trabajo de los trabajadores del SAR, que hasta ahora realizaban 1.536 horas anuales y pasan a contabilizar 1.642, más la obligatoriedad de realizar horas complementarias (un máximo de 660 horas). También con las guardias de los médicos de familia que accedan de forma voluntaria, la gran baza con la que cuenta la Comunidad de Madrid para llegar a todo. Para que ese plan siguiera adelante, los médicos de los SAR se verían obligados a trasladarse de centro para repartirse, ya que donde antes se contaba con seis médicos, ahora habrá tres. Y también se tendrían que olvidar de sus turnos específicos, las noches, los fines de semana y los festivos.

Tras siete horas de conversación, casi hay acuerdo. Ahora hay que ver si los profesionales lo aceptan.

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Sobre la firma

Berta Ferrero
Especializada en temas sociales en la sección de Madrid, hace especial hincapié en Educación o Medio Ambiente. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Cardenal Herrera CEU (Valencia) y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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