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Los 78 centros de atención sanitaria que anunció Ayuso abrirán con casi la mitad de los médicos de antes de la covid

Los sindicatos se quejan de que en la mesa sectorial no hay negociación con la Comunidad de Madrid, que en el nuevo plan aglutina los antiguos SAR y los SUAP, pero sin la plantilla de los segundos

Sanidad
Manifestación en defensa de la sanidad pública en la Gran Vía el pasado 20 de junio.Olmo Calvo
Berta Ferrero

Parecía que el agua había vuelto a su cauce y la Comunidad de Madrid, sindicatos y profesionales sanitarios caminaban de la mano para reabrir los servicios de urgencias extrahospitalarias de la región. Pero la situación vuelve a un punto muerto. La presidenta, Isabel Díaz Ayuso, había dado marcha atrás al anunciar que finalmente los 20 servicios de urgencias de atención primaria (SUAP) que iban a cerrar, finalmente se abrirían; que habría 78 puntos de atención continuada (PAC) ―el mismo número de centros que antes de la pandemia, aunque bajo otras nomenclaturas―; y que el nuevo plan de las urgencias que no pertenecen a los hospitales levantaría sus persianas al completo a lo largo de octubre. Todo eran buenas palabras. Sin embargo, la luna de miel amenaza con acabar antes de tiempo: la negociación entre el Gobierno regional y los sindicatos sobre la nueva reorganización en las reuniones de la mesa sectorial se ha estancado. “De negociación nada, han llegado ya con el plato cocinado. Y el resumen es este: se abrirán los mismos puntos que hace tres años [antes de la pandemia], pero con casi la mitad de médicos, lo que significará que el ciudadano perderá en atención y las condiciones laborales empeorarán un 100%. Un auténtico despropósito”, explica Ángel Bayo, doctor afectado afiliado a Amyts, el sindicato de médicos que no descarta cualquier tipo de movilizaciones, incluso convocar una huelga.

Todo era demasiado bonito para ser verdad. Los ciudadanos se habían movilizado en diferentes puntos de la región ante el anuncio oficial del Gobierno regional de que iban a cerrar definitivamente 20 de los 37 SUAP que había abiertos antes de que estallara la pandemia y habían ganado. Porque Ayuso había rectificado. Y comenzaba ahora una negociación en la mesa sectorial sobre cómo se iba a llevar a cabo el nuevo plan con octubre en el horizonte para dar el pistoletazo de salida. Todo parecía marchar bien. La Consejería de Sanidad anunció a finales de agosto que se abrirían 78 puntos de atención al ciudadano, los mismos que había antes: los 41 antiguos SAR (Servicio de Atención Rural) y los 37 antiguos SUAP (las urgencias localizadas en centros de salud). Y todo eso parece que va a ser verdad. Pero con un truco de números que lo ha teñido todo de negro.

Se trata de una cuestión matemática: según el plan presentado a los sindicatos, de los 360 médicos que antes estaban repartidos entre los 41 SAR y los 37 SUAP (los nuevos 78 PAC), ahora solo habrá 210, es decir, los que ya trabajaban en los SAR. Mientras, los médicos que trabajaban en los SUAP y fueron distribuidos entre el Hospital Enfermera Isabel Zendal (HEIZ) y las unidades de atención domiciliaria (UAD) provisionales creadas durante la pandemia se dividirán. Los que fueron destinados al hospital de pandemias (16) acabarán formando parte de la plantilla de atención primaria y, por tanto, de los nuevos PAC. Los segundos, seguirán bajo la tutela del Summa 112, como han estado desde 2004, cuando se cambió el Plan Integral de Urgencias y Emergencias Sanitarias de la Comunidad de Madrid. Eso significa que ya no volverán al puesto fijo que tenían en su centro de salud y continuarán en los UAD, es decir, en una unidad móvil que atiende a pacientes en domicilios.

50% horas más al año

“Eso significa que tendremos unas condiciones laborales maquiavélicas”, se queja el doctor Bayo, que trabaja en el SAR de Arganda de Rey. Para empezar, los médicos trabajaban 1.536 horas anuales hasta ahora y pasarán a contar 1.644, más la obligatoriedad de realizar horas complementarias, que consisten en cuatro o cinco guardias de 24 horas al mes. “Se va a elevar un 50% las horas anuales y como en lugar de haber dos o tres médicos por centro se va a pasar a uno, significa que el que estaba en Arganda puede acabar ahora en Boadilla, el de Pozuelo en Paseo Imperial, y así sucesivamente. Es muy perverso. Atenta contra la dignidad profesional”, explica el doctor.

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El viceconsejero de Sanidad, Fernando Prados, lo admite a medias. “No se pueden cumplir todas las condiciones [laborales], desde el momento en que hemos cambiado el modelo. Si al ciudadano hay que atenderle antes porque el ciudadano está solicitando que se le atienda antes, eso lógicamente va a modificarse”, explica, en referencia al cambio de turnos de los médicos y de modelo, ya que pasarán de hacer un turno de noche a uno de tarde, y en lugar de atender urgencias, realizarán tareas de todo tipo. “Pero vamos a intentar adaptarnos a eso y mantener su turnicidad, su nocturnidad, que antes ya hacían anteriormente. Sí que es verdad que tenían unos horarios muy específicos, pero salvo algunos cambios de horarios, el resto vamos a intentar que se mantengan. Para eso está la mesa sectorial”, dijo Prados el pasado viernes.

Lo que está claro es que, según el plan presentado, los médicos que se encontraban hasta ahora en las zonas rurales, tendrán que organizarse para atender los 78 PAC. Y los que de manera provisional dejaron los SUAP para dedicarse a la atención domiciliaria se quedan ahora fuera de la ecuación. “En el pico más alto de la pandemia lo podías entender”, dice Javier Bermejo, un médico del Summa que en 2020 trabajaba en un SUAP de Collado Villalba. “Entonces íbamos a las casas para atender pacientes con cualquier enfermedad, no necesariamente grave, porque lo que se quería era evitar que la gente acudiera a un centro de salud o un hospital”, explica. Sin embargo, los sanitarios suponían que cuando abrieran de nuevo las urgencias de los centros de salud, volverían a sus puestos de trabajo. “La situación es insostenible para una plantilla del Summa que, además de envejecida, ha caído de los 610 profesionales que teníamos en 2018 a los 485 de ahora”, lamenta Bermejo.

Falta de profesionales

Prados también admite la falta de efectivos: “La situación que tenemos en el escenario de la sanidad es el que es. La deficiencia de profesionales es evidente. Se va a hablar hoy [por el viernes] en el consejo interterritorial porque todas las comunidades tenemos déficit de profesionales. Evidentemente con esos profesionales estamos contando”. También es verdad, continuó, que como los SUAP pasan ahora a depender de la atención primaria, la nueva situación acarrea cambios. “Esto era algo que nos solicitaban tanto las sociedades científicas como los propios sindicatos, y así lo vamos a hacer, porque entendemos que la cobertura asistencial es más propia de la atención primaria que de las urgencias”.

¿Se llevarán también a los profesionales de los SUAP a la atención primaria? Ese es el centro de la nueva polémica. En la mesa sectorial, la administración dice que no. A la prensa le dice que sí. Este jueves habrá nueva cita entre Administración y sindicatos. “Las negociaciones van mal”, admite Julián Ordóñez, de UGT. “No hay ningún acercamiento. Van a vender marketing al ciudadano, pero el problema es, ¿cómo piensan hacer lo que quieren hacer?”

Por lo pronto, una encuesta de Amyts a sus médicos afiliados muestra que el 90% de los profesionales se siente maltratado y se plantea dejar Madrid para probar suerte en otras comunidades.

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Sobre la firma

Berta Ferrero
Especializada en temas sociales en la sección de Madrid, hace especial hincapié en Educación o Medio Ambiente. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Cardenal Herrera CEU (Valencia) y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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