Ayuso no entra en el cuerpo a cuerpo en el “día de la oposición” en la Asamblea

No suena Dama Dama, de Cecilia, en la Asamblea de Madrid, pero la portavoz de Vox, Rocío Monasterio, parece entonar la canción cuando advierte contra un excesivo afán de protagonismo a la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso. “Cuídese de la tentación de ser el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro”, le dice. Esa afirmación, lanzada este martes durante la segunda jornada del debate del estado de la región, provoca un raro momento de unión en la oposición madrileña. De Vox a Podemos, pasando por Más Madrid y PSOE, todos los partidos denuncian que, a su juicio, la propaganda domina el Gobierno del PP. Ayuso, metamorfoseada de desconocida a icono de la derecha en tan solo tres años, no contesta luego con datos que desmientan la acusación. Como en su intervención del lunes, centrada en hacer un anuncio tras otro con las elecciones de 2023 como objetivo, evita hacer un balance de la legislatura. Prefiere entrar en un diálogo de acusaciones cruzadas y contestar en una sola intervención a todos los portavoces.

La primera en entonar la queja es Mónica García, la líder de Más Madrid. “Su discurso del lunes ha sido la certificación de que esta ha sido una legislatura fantasma en la que ha aplicado usted el ghosting político a los madrileños”, ironiza. “Primero, con suerte, promete algo delante de un micrófono, saca un titular y luego se borra, desaparece y deja abandonadas a familias y empresas”, añade. “Sus anuncios caben solo en un titular porque no caben en la realidad”, sigue, comenzando una larga enumeración de los anuncios incumplidos por el gobierno autonómico, que articula entre un “lo que dice” y un “lo que hace”. Y remata: “¿No le gusta ser presidenta? A mi, sí”.

La misma línea sigue Juan Lobato, el portavoz del PSOE. “El PP de Madrid prometió en campaña electoral hace tres años entregar 15.000 viviendas para alquiler asequible”, recuerda sobre el Plan Vive. “No han empezado ni 500″, detalla. “Y quedan ocho meses para las elecciones”, puntualiza. “Esto es algo que le confirmo porque el lunes [durante la primera jornada del debate] anunció 65 medidas sin haber hecho nada en tres años así que debe ser que vienen elecciones”, añade mientras ofrece 10 propuestas de reforma al actual Ejecutivo.

Algo parecido argumenta Carolina Alonso, de Podemos —“Nos tiene enredados en el día de la marmota”—, pero la sorpresa llega cuando también Monasterio, la representante de Vox, único socio del PP en la Asamblea, y clave para aprobar los Presupuestos de 2023, entona el mismo discurso y pone en duda que Ayuso esté pensando en un futuro a largo plazo en la política regional.

“Usted amaga, pero luego no pega. Usted dice, pero luego no hace”, dice Monasterio. “¿Sigue estando Madrid, señora Díaz Ayuso, en el centro de sus prioridades?”, pregunta. “No lo sé”, se contesta. “Sus tristes declaraciones sobre el aborto, que bien pudieran haber estado en boca de Irene Montero, su rimbombante presencia en actos lúdicos como el de Tabarnia, o declarar tres días de luto por un jefe de Estado extranjero con colonia en España [Isabel II]...”, ejemplifica. “Su horizonte de prioridades podría parecer alejado de los problemas reales de los madrileños o las competencias de una presidenta autonómica”.

Con las elecciones de mayo de 2023 como telón de fondo, los partidos de la oposición lanzan mensajes a sus votantes. Los de izquierdas, para contraponer su modelo al del PP, plantean ayudas a las familias vulnerables en educación y transporte, mejora de la sanidad pública, propuestas para lograr que las familias concilien, o para desarrollar polos industriales. Y Vox, para recordar todo aquello que ha hecho el PP bajo su influencia: las becas educativas para centros privados a las que pueden optar ahora familias que ganan más de 100.000 euros, por ejemplo.

Sin ir al cuerpo a cuerpo

Ayuso lo escucha casi todo con gesto impertérrito. Y decide contestar en una sola intervención a todos los portavoces, en lugar de hacerlo de uno en uno. Una muestra de que no tiene interés en ir al cuerpo a cuerpo, como lo es también el tono generalmente plano de su intervención.

“El todo gratis no funciona, no es posible”, responde la presidenta regional, centrándose en los partidos de izquierdas. “Dicen que mi intervención fue electoralista, será que no conocen el programa electoral que vamos a tener”, ironiza. “Es una cuestión de necesidad, y la inmensa mayoría de los ciudadanos no están para sus mítines”, añade. “Le niegan a los madrileños la libertad de cómo pensar, cómo vivir, cómo educar a sus hijos; a las mujeres de pensar de otra manera; a las empresas para crecer; y niegan las consecuencias que hubiera tenido la pandemia si nos hubiéramos dejado arrastrar por ustedes a los cierres masivos”, opina antes de comenzar una ristra de zascas, y frases pensadas para las redes sociales y los resúmenes televisivos, en la que reserva el tono más duro para Más Madrid.

El PP responde con una ovación en pie de todos sus diputados. Ayuso la escucha sentada en su escaño, pidiendo con la mirada que paren. Falta un nuevo turno de la oposición, y otro para ella misma. Pero todo está ya dicho: el Gobierno de Ayuso ha diseñado un fin de legislatura lleno de leyes por aprobar de cara a las elecciones de mayo, y la oposición también ha empezado sus movimientos para llegar en la mejor forma posible a los comicios.

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