Ayuso se reivindica como dique frente al “despropósito” del “comunismo bolivariano”
La líder madrileña emplea el debate del estado de la región para cargar contra Sánchez con todo y reivindicar las medidas de Madrid contra la inflación y la crisis
ETA. El caso de los ERE de los gobiernos del PSOE en Andalucía. O la crisis diplomática entre España y Argelia. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha arrancado este lunes el debate del estado de la región desempolvando los argumentarios más duros del PP, sin importarle que nada tengan que ver con la política autonómica, y con el objetivo de abonar el terreno para la advertencia que encierra su intervención. “El Gobierno central está actuando como un Gobierno arbitrario, que impone sin diálogo”, asegura. “(...) Engañando así a la sociedad es como se ha expandido el comunismo bolivariano en Hispanoamérica”, sigue. “Y es que España se encamina al despropósito bolivariano si los que defendemos la libertad y el Estado de Derecho no sabemos estar a la altura”, añade. La bancada del PP aplaude a rabiar. También lo hacen en la tribuna la expresidenta Esperanza Aguirre, o el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida. Ninguno entiende que esas palabras sean hiperbólicas, exageradas o excesivas. Al contrario. El estilo Ayuso se ha impuesto en el PP de Madrid, y con él el Ejecutivo de Madrid se ha consolidado como el ariete del partido contra el Gobierno de España.
Todo ocurre en la Asamblea de Madrid, hasta donde se desplaza Ayuso tres meses después de su última aparición, allá por junio, tan largas han sido las vacaciones de todas sus señorías. Es una jornada diseñada a su medida. Solo interviene la presidenta regional, sin límite de tiempo. Para el día siguiente, martes, queda el turno de la oposición, a la que la presidenta podrá replicar cuando quiera (partido a partido, o todos a la vez) y como quiera (de nuevo, sin límite de tiempo en la réplica). Y la baronesa no desaprovecha esas circunstancias favorables: mientras los diputados de la oposición pierden los ojos en sus Ipad, los del PP disfrutan de un par de horas de discurso que les convierte en la punta de lanza de su partido contra Sánchez.
“Vivimos un momento económico, social y político tan grave que nos impide recrearnos en los éxitos”, empieza la presidenta regional, que no hace balance de los tres años que lleva al frente del gobierno de Madrid, ni tampoco analiza cuántos puntos ha cumplido de sus programas electorales. “La situación política y económica en que nos ha sumido el Gobierno de Pedro Sánchez y sus socios es insostenible, el empobrecimiento masivo de los españoles, incluso entre los que tienen un empleo, se agrava por momentos”, destaca. “El presidente dijo “vamos a por todo” y yo le respondo: Señor Sánchez: todo, menos la Comunidad de Madrid”, subraya. “El 4 de mayo de 2021, aquí, en la Comunidad de Madrid, empezó el gran vuelco en la política española”, remata, obviando que aquel día celebró su triunfo electoral junto a Pablo Casado, defenestrado luego por el conflicto abierto entre ambos, y sin mencionar en ningún momento a Alberto Núñez Feijóo, el nuevo líder nacional del partido.
Porque Ayuso ha venido a hablar de Ayuso. Da igual que el PP sea un partido trino por interés electoral, en el que ella, Núñez Feijóo, y el presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, se reparten los papeles para llegar a cuantos más electores mejor. Con las elecciones de mayo de 2023 ya en el horizonte, la jornada debe servir para reivindicar a Díaz Ayuso, lanzar promesas con las urnas en mente, y presentar a la líder conservadora y a su equipo como una garantía frente a la crisis que se avecina tras la pandemia y la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
“La inflación está destrozando a las familias”, dice la presidenta de Madrid, que sitúa el combate contra el alza de los precios como el primero de los “siete retos urgentes e importantes” que afronta.
En esta batalla, Ayuso se compromete a deflactar el IRPF en la declaración de la renta de 2022 (que se hará en 2023); enuncia bonificaciones impositivas ya conocidas; anuncia que los nuevos autónomos no pagarán cuota durante su primer año de actividad (ni durante el segundo, si facturan por debajo del salario mínimo interprofesional); la libertad horaria en el taxi; 7,5 millones para desayunos gratuitos de alumnos de familias vulnerables en los colegios; o que la Comunidad va a incrementar hasta un 40% la cuantía de la Renta Mínima de Inserción a partir del próximo año para mejorar las circunstancias de las 3.400 familias vulnerables de la región que no cumplen los requisitos establecidos en el Ingreso Mínimo Vital.
La presidenta de Madrid también avanza una subida salarial para los docentes madrileños de hasta 1.260 euros anuales; y su disposición a negociar una mejora en la retribución de más de 22.000 trabajadores temporales del SERMAS, que ya se había prometido, sin cumplirse, en 2018, según denuncian los sindicatos y la oposición, que también recuerdan que la nueva ley nacional para atajar la temporalidad obliga al cambio.
Por anunciar, Ayuso hasta anuncia que la Comunidad de Madrid creará el primer campus de entrenamiento para juegos electrónicos en España; que el tiempo de espera para una cirugía, primeras consultas y pruebas diagnósticas será de media inferior a los 45 días, de un máximo de 60 días para intervenciones sin riesgo vital; y de 90 días para los “procedimientos más comunes”; que prepara un gran despliegue de videovigilancia en puntos estratégicos de la región para reforzar la seguridad de los ciudadanos utilizando las nuevas tecnologías en la materia; o que la reapertura de las urgencias de atención primaria se hará finalmente a través de 78 Puntos de Atención Continuada (PAC). Es decir, que no se volverá al modelo anterior, cerrado con gran polémica, pues permitía atender a 700.000 madrileños.
Hay, por lo tanto, un anuncio, y otro y otro: hasta 60 medidas con las elecciones de 2023 por delante. De balance, nada. Tras más de tres años al frente de la Comunidad de Madrid, la presidenta autonómica no saca a relucir grandes éxitos, promesas cumplidas que hayan cambiado la región, o reformas que fueran en sus programas electorales y ya hayan sido realizadas. El pasado y el presente, la reflexión sobre lo hecho, quedan tapados por las promesas de futuro, muchas de ellas ya conocidas, algunas de ellas ya hechas por Ejecutivos anteriores del PP, un partido que gobierna Madrid desde 1995. Habla Díaz Ayuso, y la oposición toma buena nota para sustentar sus réplicas de este martes, en las que los partidos de izquierdas recordarán que los centros de salud que se prometen ahora ya se prometieron antes; o que las subidas salariales de los sanitarios son fruto de la lucha sindical y la movilización ante la justicia.
Y entonces, Ayuso termina. Y estalla una ovación, puestos en pie los diputados del PP. No han pasado ni tres minutos del final del discurso, siguen aún flotando en el aire las palabras y los aplausos, cuando Aguirre aparece para abrazarse con Ayuso junto a su escaño. Es la foto del PP de ayer con el PP de hoy. En la jornada en la que la presidenta actual ha cargado con dureza contra el PSOE por el caso de los ERE ―”No han sido capaces de reconocer nada, de disculparse por nada, de comprometerse a no repetirlo nunca más. No hay esperanza de que se reponga el dinero”, dice―, cobra un papel protagonista la baronesa que dirigía la región mientras anidaban a la sombra de la Administración pública las tramas Púnica, Gürtel o Lezo.
El abrazo sirve como recuerdo de que en Ayuso hay bastante de Aguirre, y viceversa: poder, liderazgo, y Madrid, su gobierno y la mayoría en la Asamblea como altavoz para intervenir en la política de toda España.
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