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La versión más tropical del Thyssen

La quinta edición del ciclo ‘Rarezas’ invita a bandas alternativas a comentar antes de su actuación cuadros atípicos de la colección del museo

La terraza del Thyssen acoge la quinta edición de #AperitivosThyssen.
La terraza del Thyssen acoge la quinta edición de #AperitivosThyssen.Angel Manzano
Idoia Ugarte

El arte y la música son una combinación perfecta, y esa es la esencia de los #AperitivosThyssen, un ciclo gratuito hasta completar aforo que aúna ambas disciplinas y que cierra su quinta edición este sábado con ritmos tropicales y electrónicos de la mano de Guacamayo Tropical. Bajo el título Rarezas, el comisario Pedro Portellano selecciona cuadros de la colección del museo que destacan por su carácter atípico y singular, e invita a los músicos que participan a explicar qué sensaciones les transmite la obra.

Antes de la actuación las bandas invitadas revelarán al público lo que se esconde detrás de cada pintura, que se podrá ver a través de una televisión. Desde temas anacrónicos y personajes representados de maneras poco habituales hasta un carácter religioso que resulta misterioso y sin explicación clara, o cuadros que contienen detalles excepcionales para su época. En esta ocasión, para Guacamayo Tropical se ha escogido Treinta y tres muchachas salen a cazar la mariposa blanca, pintada por el surrealista Max Ernst en 1958, y que forma parte del Thyssen. Está realizada con la técnica del grattage por la que con una espátula se aplican pequeños trazos que se multiplican por el lienzo, creando la sensación de estar ante una explosión de luz.

“Una de las ideas era traer un público más joven a nuestro museo. Intentamos que el ciclo tenga que ver con nuestra colección, que esté implicado con algún aspecto para que la gente que venga se quede intrigada o sienta que la colección está presente. Les proponemos a los artistas que nos cuenten algo sobre el cuadro que hemos elegido, desde su punto de vista, no hace falta que sea nada académico, lo que se les pase por la cabeza”, explica Pepa Octavio de Toledo, responsable de la actividad que este año ha puesto el acento en cuadros como La Virgen del árbol seco, de Petrus Christus, Expulsión. Luna y luz de fuego, de Thomas Cole, o Muchacho con turbante y un ramillete de flores, de Michiel Sweerts, entre otros.

La terraza del Thyssen acoge conciertos de bandas musicales que comentan un cuadro de la colección del museo. THYSSEN
La terraza del Thyssen acoge conciertos de bandas musicales que comentan un cuadro de la colección del museo. THYSSENAngel Manzano

Para Andrés Ramírez, uno de los integrantes de Guacamayo Tropical, es todo un honor que el Thyssen haya contado con ellos para participar. Considera que Treinta y tres muchachas salen a cazar la mariposa blanca de Max Ernst encaja perfectamente con su personalidad. “Es una pintura muy abstracta y nosotros venimos de ese mundo que es fuera de lo común. Fue una sorpresa encontrarnos con esta pequeña coincidencia de que el cuadro fuera raro, porque ha sido un título que nos han puesto siempre. Nuestros eventos y conciertos son esa fiesta rara y alternativa, pero que ha calado en Madrid, en la noche, y también en ámbitos culturales y artísticos”, comenta por teléfono Ramírez, que ha preparado junto a su compañero David Echevarría un concierto diferente a la altura del ciclo. “El espacio es increíble y está superlindo. Ha sido un experimento bastante interesante y nos ha gustado mucho esta experiencia”, prosigue.

Madrid y Guacamayo Tropical se han entendido a la perfección. Este dúo que fusiona géneros como la cumbia y la electrónica ha hecho de la capital su hogar con eventos que llevan una década en activo. “Esta ciudad es como un puente entre Latinoamérica y Europa, y nos ha permitido conectar no solo con gente de Colombia, de donde somos, sino de toda Latinoamérica y de todo el mundo. Madrid ha sido una fuente de enriquecimiento cultural y artístico, porque aquí pasan tantas cosas y pasa tanta gente dejando cosas buenas... Es como el punto de encuentro de los que somos de fuera y venimos a crear”, señala Ramírez.

Andrés Ramírez y David Echevarría, el dúo colombiano que está detrás de Guacamayo Tropical. THYSSEN
Andrés Ramírez y David Echevarría, el dúo colombiano que está detrás de Guacamayo Tropical. THYSSEN

Para el desarrollo de las sociedades y los pueblos es básico tener presentes las raíces y la historia, los orígenes, la cultura y las tradiciones, opina Ramírez. “Todo antes se hacía con música, a la hora de cocinar incluso, con una espiritualidad, con una magia y con unos rituales que se conservan en los tambores y en la percusión. Hemos tratado de destacar eso porque venimos de lugares donde hay una riqueza cultural muy grande, pero que se va perdiendo y desviando, y es muy bonito retomarlo para que a la gente no se le olvide”, indica Ramírez, en un alegato que demuestra la forma sutil de Guacamayo Tropical de jugar con lo antiguo y lo moderno, en esa “tradición musical que tenemos casi almacenada en la mente, en la memoria, en el ADN”.

El dúo colombiano Guacamayo Tropical. THYSSEN
El dúo colombiano Guacamayo Tropical. THYSSEN

La noche madrileña les ha recibido con los brazos abiertos, a pesar de que la pandemia haya sido un tiempo muerto que Guacamayo Tropical ha usado para descansar y llenarse de energía para volver a lo de antes porque “la gente lo echa de menos”. Se definen como personas inquietas en búsqueda constante de nuevo contenido, de djs, grupos y productores que aporten un aire fresco. “Hay una frase por ahí de una canción de unas amigas que dice: ‘Madrid es tropical de repente’. Y yo creo que sí, que vino, que se quedó, que la gente lo entendió y le dio el valor que merece”, añade Ramírez.

Pepa Octavio de Toledo expone que la acogida de #AperitivosThyssen ha sido realmente buena: “El ciclo siempre ha estado lleno y a la gente le encanta venir a ver grupos un poco distintos. Intentamos traer alguno más conocido, pero la mayoría son bastante alternativos. Lo disfruta tanto el público del museo como los que vienen siguiendo a estas bandas, que suelen ser muy jóvenes en muchos casos. Y es curioso ver esa mezcla”. La terraza además es un espacio seguro al aire libre, uno de los pocos lugares que el verano pasado pudo ofrecer música en directo. “Lo difícil es que no se levanten a bailar. Ahora tenemos que estar más comedidos, pero sigue siendo muy agradable”, concluye la responsable del ciclo.

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