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Vuelve el lado más rockero de Maika Makovski

La artista actúa este domingo en Sound and Vision Filmoteca, una sesión que aúna cine y música y que empareja su música con la proyección del documental ‘Patti Smith: Dream of Life’

La cantante Maika Makovski en el cine Doré, donde actuará este domingo dentro del ciclo "Sound and Vision Filmoteca.
La cantante Maika Makovski en el cine Doré, donde actuará este domingo dentro del ciclo "Sound and Vision Filmoteca.KIKE PARA
Idoia Ugarte

Maika Makovski (Palma de Mallorca, 37 años) es una artista que lleva toda la vida entregada a la música. En mayo presenta su nuevo álbum MKMK, pero ya ha adelantado su primer sencillo, Reaching out to you, que irradia esa fuerza y vigor que siempre le ha caracterizado. “He hecho un disco de rock, pero no lo he hecho por hacer un disco de género, sino que buscaba esa energía que yo identificaba con ese sonido. Yo siempre me muevo por energía, los estilos me dan un poco igual”, explica sentada en el Cine Doré, días antes de actuar este domingo en Sound and Vision Filmoteca, una sesión que aúna cine y música. Después de su concierto se proyectará el documental Patti Smith: Dream of Life. La artista define a esta cantautora como un icono, como una mujer que jamás se ha traicionado a sí misma: “Es la integridad en persona, es la coherencia, desde su música hasta sus palabras y su físico”.

El anterior álbum de Makovski era más intimista y tenía trazas electrónicas y acústicas. Su nueva apuesta se distancia de aquello, fruto de un nuevo momento vital. “Cuando lo estaba escribiendo me sentía mustia, pero hice un disco que rompía y que se enfadaba con esa sensación para encontrar un estado de ánimo más expansivo y más abierto. Y funcionó”, afirma. Este nuevo trabajo habla sobre estar aislado mientras se busca desesperadamente la conexión con los demás. “Las redes sociales son una trampa, hay una adicción muy grande y hay un círculo vicioso de soledad y de recurrir a la pantalla y sentirse más solo todavía. Eso es muy negativo para nuestra psique. Este es un álbum que tiene mucho que ver con lo que estamos viviendo”, reflexiona.

Lo grabó en 2019 con la intención de sacarlo al mercado en 2020. Ahora considera que tuvo suerte de que no se produjera el lanzamiento, porque se hubiera desvanecido en medio de la pandemia. Estos meses han sido un periodo de espera que Makovski ha vivido con paciencia y con un recogimiento positivo. Aunque sí que cree que es un álbum para presentar con la gente de pie para vivirlo estando cerca los unos de los otros. “Eso es lo que más difícil se está haciendo de un disco tan enérgico y tan vital, presentarlo en las condiciones que tenemos que hacer conciertos, pero parece que la gente lo está viviendo con luz”, comenta.

Reconoce que la pandemia le ha hecho recapacitar sobre ser más consciente y estar más presente en el momento. “Me he dado cuenta de que estaba en automático en muchas cosas que jamás debería haberme permitido. Por supuesto que en el escenario siempre lo he dado todo, nunca me guardo nada cuando estoy ahí arriba, pero vivirlo con agradecimiento es lo que igual había aparcado un poco y ha vuelto con mucha fuerza”, declara.

Con apenas 20 años debutó con Kradiaw, lo que le llevó a tocar con artistas como The Dubliners y The Jayhawks. También ha escrito la banda sonora de tres obras de teatro de Calixto Bieito y de la película Quien A Hierro Mata, protagonizada por Luís Tosar, además de presentar La hora musa en La 2. “Han sido regalos del universo, yo jamás me imaginaba en un escenario de teatro, o escribiendo una banda sonora, ni por supuesto presentando un programa de televisión, sobre todo siendo tímida de base. Son cosas que me han hecho crecer un montón y que han alimentado mi música y mi discurso, lo he vivido con mucha fortuna”, señala. Incluso participó en la escuela LIPA en Liverpool creada por Paul McCartney, una experiencia “mágica y reveladora”, en la que dio una Master Class a los alumnos. Tuvo la oportunidad de estar en dos ocasiones con el cantante de The Beatles, en una prueba de sonido que hizo y luego en el auditorio de la propia escuela, que es donde la banda actuó por primera vez.

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Con tantas experiencias, ha terminado recorriendo medio mundo. Ha tocado en América Latina, Estados Unidos y prácticamente todo Europa. Y es que su destino parece estar ligado a los viajes. Su madre era agente de viajes y su padre macedonio. “Desde los 15 años he vivido por aquí y por allá. El amor a la música lo he tenido siempre, pero tenía que ver con seguir ese estilo de vida deslocalizado. Viajar me da libertad y me hace sentir ligera, me proporciona mucha felicidad salir y estar en contacto con otras formas de pensar”, indica. En su casa nunca se ha escuchado un género en particular, y confiesa que empezó a escuchar rock muy tarde. “De pequeña mi madre ponía boleros y después mi padre, que es músico, tocaba el himno de Escocia con una melódica conectada a una pelota de yoga que sonaba como una gaita”, recuerda entre risas.

Si pudiese volver al pasado, se diría a sí misma, a esa chica que empezó en los escenarios a los 12 años, que no fuera tan insegura, que no se castigara tanto y que no prestara atención a lo de fuera. Cuenta que cuando era joven le dijeron que no tenía nivel para tocar la guitarra en un grupo y que se forzó a buscar un sonido más agresivo porque le machacaban mucho con que era demasiado tranquila y folky. “Me dije voy a conseguir expandir quién soy y voy a sacar otro sonido, y por eso soy una artista tan versátil, un disco es una cosa y el siguiente es la otra, porque reaccioné ante la crítica con nervio en lugar de dejarme hundir, pero ha sido duro”, concluye.

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