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‘Filomena’ remata el año negro de la pandemia en El Rastro

Un decreto del Ayuntamiento ordena la suspensión este domingo del mercadillo que, como la mayoría de otros barrios de Madrid, sigue cubierto por el hielo y la nieve

Aspecto de la plaza General Vara de Rey el pasado miércoles
Aspecto de la plaza General Vara de Rey el pasado miércolesPetra Barahona
Luis de Vega

El concejal de Centro, José Fernández, visitó a mediodía del miércoles las calles en las que se celebra cada domingo El Rastro. El panorama era el mismo que en la inmensa mayoría de la ciudad: ramas de árboles tronchadas, nieve, hielo, coches bloqueados… Al día siguiente emitió un decreto en el que anunciaba que el tradicional mercadillo no iba a celebrarse esta semana por las consecuencias del Temporal Filomena. La situación desde entonces apenas ha cambiado y el entorno sigue dominado por los las consecuencias de lo que el alcalde ha calificado de “catástrofe”. El Ayuntamiento entiende en el decreto que hay que restringir al máximo los movimientos de la población y favorecer la actividad del dispositivo de limpieza de las calles y de los servicios esenciales.

Para Petra Barahona, que tiene una tienda en la calle de López Silva, “ha habido una dejadez bastante grande” por parte del Consistorio, que “nos ha informado muy tarde” de la suspensión. Más allá de esa queja, para ella no hay duda de que la situación actual hace “imposible” que los puestos puedan instalarse. Las asociaciones de vendedores aceptan que así no puede abrirse, pero algunos, como Barahona, critican la gestión municipal.

Se trata del segundo parón dominical que impone la borrasca, pues el fin de semana pasado la ciudad estaba sepultada por la nieve y el debate de celebrarlo o no ni siquiera existió. Hace menos de dos meses que la actividad de El Rastro se retomó tras ocho meses cerrado por la pandemia del coronavirus. Los últimos meses estuvieron presididos por un agrio conflicto entre los vendedores ambulantes y el equipo de gobierno del Ayuntamiento que lidera el alcalde José Luis Martínez-Almeida. No había acuerdo sobre las condiciones en las que el mercadillo debía reabrir.

“Hasta martes ha sido horroroso. El lunes nosotros mismo empezaos a limpiar las aceras porque hay gente mayor que no podía salir”, explica Petra Barahona, que vive en la sierra y el viernes de la semana pasada se quedó atrapada en Madrid por la borrasca. “El martes empezamos con las calzadas. No te imaginas lo que ha sido esto. Lo hacíamos entre cuatro comercios. Nadie ha venido”, añade. “La única ayuda es la sal que fuimos a buscar hasta un punto (del Ayuntamiento) detrás del Mercado de La Cebada. Pero para echar la sal primero hay que despejar la nieve”.

Este sábado solo la Ribera de Curtidores, el principal ramal que vertebra El Rastro, aparece entre el tercio de calles que han sido despejadas de nieve por los casi 9.000 operarios que hay desplegados en la ciudad. Las demás, muchas calles estrechas, en cuesta y sombrías, siguen en blanco en el mapa. Eso significa que, salvo que los vecinos hayan hecho algo, los trabajadores municipales no se han presentado todavía por allí. “Es necesario adoptar acciones orientadas a la reducción de desplazamientos innecesarios de los ciudadanos”, argumenta el decreto extraordinario, que ha impuesto también la cancelación este sábado del mercadillo del Parque de la Cornisa. Es el segundo fin de semana que no se celebran, pues la semana pasada la ciudad estaba sepultada por la nevada y este debate ni existió.

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Críticas y comprensión

La suspensión de la actividad no se la toman todos por igual. Desde El Rastro Punto Es, la que más vendedores agrupa, lamentan que el miércoles se pusieran en contacto con la Junta Municipal de Centro y que no recibieran respuesta. Querían saber si iban a estar dispuestas las calles para este domingo, pues es una “información para nosotros muy necesaria para que los titulares de los puestos pudiéramos saber a qué atenernos: si comprar o no mercancía de venta, etc.”, señalan en una nota. Tampoco fueron informados del decreto el jueves, el día que se firmó. Muchos de los vendedores residen fuera de la capital y necesitan organizar su viaje. Únicamente les confirmaron la suspensión el viernes tras haber enviado un segundo correo electrónico, lamenta la portavoz, Mayka Torralbo. “No entendemos bien que la zona siga totalmente llena de hielo después de una semana de finalizar la gran nevada”, añaden en una nota.

“Las calles están como casi todas en Madrid; ramas, capas de hielo y aceras ocupadas”, señala el presidente de la Asociación Nuevo Rastro, Manuel González. Él fue uno de los que pudo acompañar a los responsables del distrito el miércoles en la visita llevada a cabo la víspera de emitir el decreto de suspensión. Ese día era “impracticable” Ribera de Curtidores, la calle principal del mercadillo y la que se supone que está mejor, comenta González. “Estas son calles estrechas y en cuesta. Es un peligro”, añade consciente de que no se puede celebrar mañana el mercadillo. “Ha habido una preocupación aunque no sé qué prioridades tienen. Entiendo que habrá un orden. Es un desastre pero es un desastre esto y toda la ciudad. No lo vamos a achacar solo a estas calles”.

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Sobre la firma

Luis de Vega
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.

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