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“Mi solicitud para ampliar la terraza ni se la leyeron”

Los hosteleros critican un plan de apoyo por parte del Ayuntamiento insuficiente para afrontar la crisis

Hosteleros del colectivo Madrid Sin Futuro han presentado una queja ante el Defensor del Pueblo porque consideran que las medidas de apoyo para afrontar la pandemia puestas en práctica por el Ayuntamiento de Madrid son un fracaso. LUIS DE VEGA
Hosteleros del colectivo Madrid Sin Futuro han presentado una queja ante el Defensor del Pueblo porque consideran que las medidas de apoyo para afrontar la pandemia puestas en práctica por el Ayuntamiento de Madrid son un fracaso. LUIS DE VEGA
Luis de Vega

La lluvia regresa a Madrid en la mañana de este martes y acompaña a un grupo de hosteleros de la capital que protestan contra la crisis del sector en representación, dicen, de unos 160 del distrito Centro. Las medidas que el Ayuntamiento ha presentado para apoyarles frente a la pandemia son “papel mojado” y han fracasado, afirma este colectivo, llamado Madrid Sin Futuro (MSF), a través de un comunicado.

Critican, básicamente, que el plan para impulsar las terrazas no funciona y que el Gobierno que lidera el alcalde José Luis Martínez-Almeida no desbloquea en el corazón de la ciudad la zona de protección acústica que ejerce de cortapisa para el sector hostelero. Tres de ellos han acudido vestidos con mono naranja cual prisioneros de Guantánamo y ocultos tras caretas a la sede del Defensor del Pueblo a interponer una queja contra el Consistorio. “Hemos surgido de forma clandestina y así podemos ser más libres”, señala uno de ellos. Reparten a los reporteros bajo el chaparrón la documentación presentada en el registro. También acaba siendo papel mojado. Algo les falta por presentar. “Por favor, que vuelva vuestro abogado”, reclama una funcionaria del Defensor del Pueblo que, paraguas en mano, va tras los tres enmascarados hasta la calle Eduardo Dato.

La asociación Hostelería Madrid ha solicitado este martes que el horario actual, que permite atender a clientes hasta las diez de la noche y obliga a cerrar a las once, se amplíe hasta las doce. Esta idea ya la lanzó hace unos días Almeida en una comparecencia junto a la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso.

Hosteleros del colectivo Madrid Sin Futuro ante el Defensor del Pueblo em protesta por las medidas del Ayuntamiento de Madrid. LUIS DE VEGA
Hosteleros del colectivo Madrid Sin Futuro ante el Defensor del Pueblo em protesta por las medidas del Ayuntamiento de Madrid. LUIS DE VEGA

“Mi solicitud ni siquiera se la leyeron”, lamenta un empresario con dos establecimientos en el distrito Centro y que forma parte de este movimiento. Pidió una ampliación de terraza para uno de sus locales y unos tres meses después le fue denegada. “Cumplo todos los requisitos para pasar de cuatro a ocho mesas”, asegura. Entiende que los técnicos municipales ni atendieron a su escrito porque la respuesta recibida fue que no estaba permitido en este distrito instalar mesas y sillas en plazas de aparcamiento, cuando él lo que había solicitado era ampliar en la acera. No se queja tanto de los 400 euros invertidos en el proyecto y el papeleo como de lo que está dejando de ingresar y del mareo que suponen anuncios por parte del Gobierno municipal que considera gestos de cara a la galería. Este empresario también pide anonimato porque teme represalias por parte de las autoridades en forma de inspecciones.

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“Desde Madrid Sin Futuro queremos recordar que el plan del Ayuntamiento hizo que muchas pymes elaboraran sus proyectos para tramitar las autorizaciones, contrataran a técnicos, sacaran a trabajadores de los ERTEs, e incluso compraran sillas y mesas para las terrazas que esperaban conseguir, pero después de cinco meses siguen sin tramitarse”, denuncia el texto de este colectivo nacido entre empresarios hosteleros con la crisis económica a consecuencia del virus. Calculan que unos dos tercios de los 3.000 establecimientos que hay en el centro de Madrid están en peligro porque no disponen de terraza.

“Nuestra experiencia ha sido bastante frustrante”, cuenta Alberto Lázaro, de la ingeniería Dogroup, que lleva tramitando permisos desde que en mayo se anunciaron las medidas de apoyo al sector. Este era su balance hace escasos días: “Hemos presentado 29 solicitudes de terraza, la gran mayoría durante el primer mes. De esas 29, hemos obtenido 9 autorizaciones concedidas, casi todas las concedidas después de los tres meses desde la solicitud, ocho denegaciones y 12 solicitudes de las que, a pesar de perseguirlas semanalmente, aun no hemos obtenido respuesta, desde hace tres o cuatro meses de la presentación”.

En el plan del Consistorio para defender al sector, además de rebajas fiscales y la gratuidad en 2020 de la tasa de terrazas, se incluyó en mayo medidas para ampliar el número de terrazas con la novedad de que algunas ocuparan plazas de aparcamiento hasta el 31 de diciembre. Ahora también se ha facilitado la burocracia para acceder a instalar estufas. El área municipal de Coordinación Territorial informa de que, desde el 14 de mayo al 15 de octubre, las solicitudes de terrazas o sus ampliaciones presentadas han sido 4.196, de las que han sido favorables 1.888. De esas, 275 se han autorizado en bandas donde hasta entonces aparcaban vehículos. Ninguna de ellas se halla en el distrito Centro.

Alberto Lázaro corrobora que las respuestas recibidas hacen sospechar que en el Consistorio no leen o no analizan bien las peticiones. "Las denegaciones obtenidas son en su gran mayoría dentro del distrito Centro, donde por norma general están denegándolas todas, amparándose en un alto porcentaje, en que en ese distrito existe un marcado déficit de plazas de aparcamiento. En otros casos, nos dan una contestación denegatoria tan genérica como que “no se cumplen los requisitos establecidos en las medidas de apoyo”; y en otras se ve claramente que no han revisado lo que se está pidiendo con exactitud, porque el motivo de denegación no tienen nada que ver con el objeto de solicitud…".

Más del 90% de las 275 terrazas aprobadas en plazas de aparcamiento hasta finales de septiembre se concentran en cinco distritos, según Coordinación Territorial. Son Arganzuela, Salamanca, Chamartín, Retiro y Chamberí. Este último cuenta con el 31% del total. La explicación para que en Centro no haya ninguna es que no hay plazas azules de aparcamiento en este distrito para compensar las verdes destinadas a residentes que se ocupan con las terrazas. De fondo está también la existencia de la zona de protección acústica y ambiental (ZPAE). Dentro del Gobierno municipal las posturas no parecen las mismas. Ciudadanos pide que esa normativa sea menos estricta. El PP, aumentando el malestar de los hosteleros, insiste en que es complicado y requiere tiempo.

“La sensación de impotencia que hemos experimentado tanto nosotros, como nuestros clientes ha sido brutal, ya que entendíamos inicialmente que, al tratarse de una autorización de carácter provisional, por lo menos iban a contestar en un plazo razonable, cosa que obviamente, no ha sido así”, se queja Lázaro, de Dogroup.

La Plataforma por el Ocio, la Hostelería, el Turismo y la Cultura de la capital dio por rotos la semana pasada sus contactos con el Ayuntamiento tras fracasar en su intento de que se actualice la normativa de ruido, especialmente estricta en el distrito Centro. El equipo de Gobierno reconoce la dificultad de alterar la normativa que rige la ZPAE. Los empresarios creen que es falta de voluntad y que las quejas de las asociaciones de vecinos suponen un lastre para los bares y restaurantes.

“La zona de protección acústica es lo que impide que no se haga ni una terraza más en la zona centro. Es lo que está condenando a la muerte a todas esas pequeñas cafeterías y restaurante que ustedes tanto desprecian como si ese trabajo no fuera necesario”, dijo la vicealcaldesa Begoña Villacís, de Ciudadanos, en el último pleno municipal. Hay que ver “cómo podemos flexibilizar esa zona de protección acústica”. Su compañero en el Gobierno municipal y jefe del área de Medio Ambiente, Borja Carabante, del PP, le dijo a los hosteleros la semana pasada que eso, ahora mismo, no es posible. Y los hosteleros dieron un portazo.

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Sobre la firma

Luis de Vega
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.

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