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Caos en los test de antígenos por admitir a gente sin cita previa

Algunos vallecanos en la lista no pudieron hacerse la prueba por la cantidad de personas que acudieron por la mañana al centro

Test de antigenos en el Centro de Mayores Navacerrada de Nueva Numancia, Vallecas, Madrid.
Test de antigenos en el Centro de Mayores Navacerrada de Nueva Numancia, Vallecas, Madrid.Olmo Calvo

En el barrio Nueva Numancia el sol lucía a las tres de la tarde de ayer como si fuera un día de primavera. Pero, allí, en el Centro Municipal de Mayores Navacerrada, uno de los tres lugares donde se realizan test de antígenos, (pruebas rápidas para detectar positivos de covid con resultados en 15 minutos), se alcanzó el caos pasado el mediodía. Esa zona, junto a Entrevías y el Pozo del Tío Raimundo, en el distrito de Puente de Vallecas, el más afectado por la pandemia de los 21 de la capital, se realizan esas pruebas desde el pasado 30 de septiembre.

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Según datos de la Consejería, en ese centro se hicieron ayer 496 test de los que ninguno salió positivo. En El Pozo, 467 y un positivo, y en Entrevías, 639 y dos positivos.

En el centro de mayores Navacerrada, la afluencia había sido baja durante los días anteriores, a pesar de que citaban a 1.000 vecinos cada día. Por esa razón, la Comunidad decidió abrir la puerta a las pruebas a todo el que lo quisiera. En definitiva: barra libre de test de antígenos. La decisión parecía correcta, pero nada hacía presagiar que iba a ser una jornada de caos: a la vista de la avalancha de la mañana, cambió de opinión por la tarde.

Eso contaban Iván Jiménez y Hugo Gómez, el “jaleo” que había habido durante la mañana porque se había aceptado a personas sin cita previa y algunos que sí la tenían tuvieron que marcharse, como le ocurrió a Jiménez: “Yo tenía cita a la una y al llegar me avisaron de que no iban a poder atenderme y que viniera por la tarde”. Tenía que recoger a su hijo de clase, por eso decidió adelantarse a la apertura para ser de los primeros. Gómez no tuvo ese problema. Enseñaba un mensaje de su móvil donde se leía que disponía de cita para hacerse la prueba. Sin embargo, confirmaba que por la mañana hubo gente que no tenía ningún permiso. “Mi madre no estaba citada y la atendieron”. Quería hacerse la prueba, aunque estaba convencido de ser negativo porque convive con su madre: “Si ella ha dado negativo pues ya está”.

Una vecina durante un test en el Centro de Mayores Navacerrada de Nueva Numancia.
Una vecina durante un test en el Centro de Mayores Navacerrada de Nueva Numancia.Olmo Calvo
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La realización de estas pruebas es una de las apuestas de la presidenta Isabel Díaz Ayuso para descubrir personas asintomáticas, a pesar de que los expertos no recomiendan este protocolo para la detección de asintomáticos ni para estudios aleatorios en población general. La Asociación Madrileña de Salud Pública (Amasap), entre otras, ya advirtió de que consideraba la medida un “dispendio económico” que “puede resultar contraproducente”.

Aun así, la Comunidad adquirió hace dos semanas cinco millones de unidades que se han incorporado en los servicios de Urgencias de los hospitales y atención primaria. Sin embargo, la realización de los test es optativo y la gente no acude a hacérselos. La semana pasada solo se hicieron algo más de 2.000, que están lejos de los 850.000 a los que quiere llegar el gobierno regional.

Este martes, la directora general de Salud Pública de la región Elena Andradas, preguntada por la desorganización de las pruebas en la zona, se ha limitado a explicar el protocolo: “La recomendación que se hace desde la viceconsejería es que acudan los invitados por SMS. Se selecciona a personas que viven en zonas concretas donde hay una mayor transmisibilidad, siempre y cuando sean asintomáticos, para detectar precozmente y si son positivos, hacer aislamiento”.

En Nueva Numancia cada vez llegaban más vecinos. Todos mantenían la distancia de seguridad entre ellos y la cola doblaba la esquina. El sol no perdonaba y había quienes preferían quedarse detrás para refugiarse en la sombra. Minutos antes de las cuatro, las nubes empezaron a aparecer al mismo tiempo que llegaron ocho sanitarios, que iban a encargarse del operativo, y un coche de la policía municipal. Fue entonces cuando comenzó el barullo.

La policía informó de que solo iban a dejar entrar a quienes disponían de cita previa. Varias personas en la fila afirmaban no entender lo que ocurría y otros empezaron a quejarse. “Llevamos esperando aquí casi una hora y ahora nos decís que no. No hay derecho”, decía un vecino. Los municipales respondían siempre de la misma forma: “Nos han dicho que hay mucha gente esta tarde y no hay sitio para más personas”. Virgilio, jubilado, aún tiene fuerzas para protestar y decir que ya no volvía más. El lío siguió y mucha gente comenzó a irse.

Otros aún esperaron un poco más. Paula Herrero escuchaba desde detrás el enfado de sus vecinos y pensaba en marcharse cuando apareció Juan Fernández, otro habitante de ese distrito que dijo a la policía que no iba a moverse hasta que no le hicieran la prueba. Las protestas de Fernández y el resto de vallecanos hicieron que finalmente la policía decidiera dejar pasar a los que más tiempo llevaban esperando, pero sin aceptar a nuevas personas sin cita previa en la fila. La que sí tenía cita era Leticia Núñez, que acudió con sus hijos. Contaba que no tenía uno, sino tres mensajes: “Uno es mío y los otros de mis niños, pero nos han dado horas distintas. La verdad no lo entiendo”.

Poco a poco la cola se reduce. A última hora de la tarde acuden los últimos vecinos que ayer se sometían a los test de antígenos. Al final de la jornada, el resto no sabía si tendrían que esperar a que la Comunidad les envíe un mensaje o si hoy volverán a atender sin cita.

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