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La movilidad laboral y los agujeros del plan ponen en jaque la eficacia del cierre de Madrid

Millones de desplazamientos amenazan los frutos del aislamiento. El dispositivo para controlar que se cumple sigue en el aire

Un grupo de ciudadanos paseaban este jueves en Alcalá de Henares (Madrid).
Un grupo de ciudadanos paseaban este jueves en Alcalá de Henares (Madrid).Fernando Villar (EFE)

A 24 horas de que cumpla el plazo dado por el Ministerio de Sanidad para que la Comunidad de Madrid decrete el cierre de 10 municipios, entre ellos la capital, el plan sigue en el aire. Son muchas las preguntas sin respuesta. Especialmente, para el cierre de una ciudad como Madrid, que cuenta con polos de comunicación como el aeropuerto de Barajas, la estación de Atocha o la de Chamartín. El plan debería ser un filtro para evitar la movilidad y que se expanda el virus, pero en realidad es un coladero que pone en jaque la efectividad del cierre y posiblemente su propósito último de contener los contagios.

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Madrileños left in the dark about when they could be confined, as regional government opts to challenge new restrictions in the courts

Aislar una ciudad como Madrid es una tarea prácticamente imposible de gestionar. Solo entre la capital y el resto de municipios de la región se producen a diario más de 2,2 millones de viajes, según la última Encuesta de Movilidad regional, con datos de 2018. Así, parece evidente que la tarea de controlar los viajes es harto complicada por volumen. Además, la mayoría contaría con una excepción para poder entrar y salir de la ciudad, ya que más del 40% de los desplazamientos en la región son por trabajo o estudios. Es decir, el efecto que busca Sanidad se difuminará porque existe mucha movilidad y, además, muchas excepciones.

En todo caso, algunos epidemiólogos subrayan que la eficacia de estas medidas no dependerá tanto de las restricciones de movilidad como del rastreo, testeo y aislamiento de los enfermos. Joan Ramon Villalbí, directivo de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), dice que esa ha sido siempre la esencia del control de epidemias. Por eso, sobre las limitaciones de movimientos observa que el hecho de dividir ciudades o metrópolis no supone que fracasará en su objetivo de reducir el número de contagios. “Es más fácil hacer confinamiento de municipios pequeños que de una gran ciudad, pero hay ejemplos de limitaciones en barrios de grandes ciudades que han funcionado, como por ejemplo en L’Hospitalet”, dice Villalbí.

Los nuevos confinamientos en grandes ciudades —ocurriría algo muy similar con Barcelona— plantean un enorme desafío. En primavera se hizo, sí, pero ahora será mucho más complicado porque las restricciones no se harán en regiones, sino en municipios. Es muy difícil controlar por ejemplo si un conductor que se desplaza de Pozuelo de Alarcón a Madrid lo hace para trabajar en el Primark de la Gran Vía (permitido) o para comprar en esa misma tienda (prohibido al venir de otra ciudad).

La difícil casuística actual afectará por el momento a Madrid capital, Alcobendas, Parla, Torrejón de Ardoz, Alcorcón, Getafe, Leganés, Fuenlabrada, Móstoles y Alcalá de Henares. Todos forman parte de una gran metrópolis donde a veces una calle es el límite entre una ciudad con restricciones y otra sin restricciones. Estas limitaciones se traducirán asimismo en un incremento de los controles en infraestructuras como aeropuertos y estaciones de ferrocarril de las ciudades afectadas, según explican fuentes de los Ministerios de Interior y Transportes. Se trata de puntos calientes, de mucho tránsito. Todavía no se conoce el operativo y falta por definir el detalle. “La experiencia reciente será la base para estos nuevos casos”, afirman portavoces de Interior.

Otra de las vías de comunicación críticas son las carreteras, especialmente las de acceso y salida de las poblaciones con restricciones. “Los dispositivos que se diseñen velarán por la limitación de movimientos en todo tipo de vías, también en las interurbanas”, explican fuentes del ministerio. Estas tareas correrán a cargo de la Policía y de la Guardia Civil. Pese a la evidente intensificación de los controles, fuentes de la Administración aclaran que no resultará en un aumento desproporcionado de agentes en las calles y habrá una mezcla de controles aleatorios con otros semipermanentes. “Dependerá de las necesidades y características de cada caso”, inciden.

Sobre la justificación de los viajes, otro de los temas por decidir, Interior afirma que no expedirá salvoconductos. Es decir, no habrá un modelo oficial para justificar el motivo por el que se entra o se sale de un municipio afectado. Esto, en principio, no supondrá un problema porque la orden a los agentes es la proporcionalidad, aunque deja abierta una brecha a la subjetividad en cada caso.

En esta situación, todo queda a expensas del detalle de la norma, aunque fuentes del Gobierno regional aseguran que solicitarán medidas cautelares a la Audiencia Nacional para no tener que aplicar las restricciones. Así, todo queda en suspenso. Fuentes de Interior, por ejemplo, explican que hasta que no haya norma no podrán diseñar sus operativos. Además, está por ver si el dispositivo de fuerzas y cuerpos de seguridad va a aumentar en la región. El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, se ha quejado este jueves de que con el despliegue de agentes locales la región no puede hacer cumplir las nuevas medidas. Madrid capital ha desplegado 250 efectivos de Policía Municipal. La Delegación del Gobierno en Madrid le ha respondido que le diga cuántos efectivos, dónde y para qué los quiere. Esto un día antes de que tengan que entrar las nuevas restricciones en vigor.

A esta incertidumbre se le suman otros debates jurídicos. Por ejemplo: ¿podrá entrar en Madrid un turista? En principio, no. Pero si se trata de un visitante extranjero, ninguna comunidad autónoma podrá negarle la entrada al país. La problemática es enorme en este punto por los acuerdos en Europa. “Pueden no permitir ir de Madrid a Cuenca, pero si alguien quiere ir a París o a Londres hay muchas dudas de que lo puedan negar. En todo caso sería el otro país el que deniegue la entrada”, explican fuentes jurídicas.

El embrollo es superior si es un ciudadano extranjero el que quiere entrar sin que España comunique previamente el cierre de fronteras. Por el momento no se ha notificado al resto de países ninguna restricción de los viajes a Madrid. “Cuando la norma entre en vigor se informará convenientemente”, afirman portavoces del Ministerio de Exteriores.

Al preguntar sobre este punto en diferentes ministerios implicados se crean silencios incómodos ante una cuestión que no se ha abordado. Aunque esto sigue siendo secundario, sobre todo por el tsunami de desplazamientos que habrá cada día, unos justificados y otros no. Será como ponerles puertas al campo. Y en este caso es enorme.

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