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LA CRISIS DEL CORONAVIRUS
Crónica
Texto informativo con interpretación

La mañana de Ayuso en Chernóbil

El pleno de la Asamblea de Madrid ha servido para que la presidenta de la región anunciara que la Comunidad acatará la orden sanitaria

La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, este jueves. En vídeo, el encontronazo entre Díaz Ayuso y el portavoz de Más Madrid, Pablo Gómez Perpinyà.Vídeo: EFE | EPV
Manuel Viejo

No hay día que no haya revuelo en los sillones del pueblo. La Asamblea de Madrid es la Asamblea de España. Poca broma. Madrid, como dice la presidenta regional, es España dentro de España. Y no hay más debate. Isabel Díaz Ayuso cruzó la puerta del hemiciclo esta mañana con el rostro muy serio. Venía de hablar con Federico Jiménez Losantos. “Le noto con la voz enfadada, pero dispuesta”, le dijo el veterano periodista de EsRadio. “Hombre, hay que estar aquí a todo, desde luego”. Ayuso confesó a los oyentes más conservadores que la región no se puede permitir medidas más drásticas. Defendió su postura con ahínco a las siete de la mañana. De paso, como suele ser habitual, dio una primicia. La policía podrá acceder en Madrid a los datos de Salud Pública para controlar las cuarentenas. Y confesó su punto de vista de los últimos días. “Están aterrando a la gente”, dijo. “Quien haya ido a los hospitales estos días verá que la imagen no es cómo la están vendiendo”. La situación en Madrid no está como para hacer turismo sanitario, desde luego. Después de las ondas, ya sí, pisó la Asamblea de España.

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En la entrada se cruzó con los dos hombres fuertes de su Gobierno. El encargado de las arcas, Javier Fernández Lasquetty, y el hombre del mazo de la Justicia, Enrique López. Conversaron unos largos minutos. De repente, como por arte de magia, apareció el vicepresidente Ignacio Aguado, de Ciudadanos. Los cuatro hablaron con las mascarillas puestas. El líder de Cs se mostró cauto. Hacía menos de 24 horas que había sido desautorizado por la mujer que tenía en frente. Minutos después, comenzaba el espectáculo. La política madrileña, al fin y al cabo, es un gran plató de televisión.

“¿A qué está jugando?”, se preguntaba la portavoz de Unidas Podemos, Isabel Serra. “Estamos hartos de que no entienda que necesitamos rastreadores, de su fanatismo y de su ineptitud. Estamos hartos de usted”. Ayuso, con retranca, agarró los papeles y soltó: “Usted está harta siempre porque no acepta que yo presida”. Aguado aplaudió tímidamente. Un par de palmadas quizá. Los aplausos que no suenan siempre tienen más eco.

Tras Unidas Podemos, vino Vox. El prime time de la Asamblea siempre son los diez primeros minutos. La portavoz, Rocío Monasterio, soltó un capote a la bancada de la derecha: “Me da vergüenza ver aquí a diputados que alientan el estallido social”, en referencia a los diputados de Más Madrid y Unidas Podemos, que acudieron a las concentraciones de los barrios más humildes. Tuvo un lapsus. Monasterio se olvidó de cuando ella misma alentó las manifestaciones de Núñez de Balboa. Pero de eso no queda ni rastro. Ayuso escuchó esas palabras y aplaudió de inmediato. Monasterio, cómoda siempre con los golpes de izquierda, continuó: “¡Si no saben lo que es trabajar!”. Los de Ciudadanos y los populares ponían caras de “mira, mira, qué bien, por ahí, por ahí vas bien”. ¡Y zas! Rindió homenaje a Cataluña. Madrid es España dentro de España pero, para Vox, Madrid es España con Cataluña dentro de Madrid y de España. ¡Y zas! Otro giro inesperado. “Ustedes, [en referencia a Ciudadanos y populares] han dado un espectáculo bochornoso. Los madrileños nos sentimos abandonados”. Aquí ya sí que no aplaudió nadie.

¿Y qué dice Ángel Gabilondo? Este es el mantra que el portavoz socialista está arrastrando en los últimos tiempos. El también catedrático de Metafísica se mostró más duro que de costumbre. “¡Cumpla la ley!”, exigió a la presidenta. “Por supuesto que voy a acatar las órdenes”, contestó. “¿Quién se cree que es este Gobierno. Nosotros no somos como sus socios”. Así pues, Ayuso anunciaba, a preguntas de un enviado de La Moncloa, que Madrid acataba las órdenes de Pedro Sánchez.

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Por si la mañana estaba tranquila, dio tiempo a hablar de series de televisión. Si esto es un plató, había que hablar de los rodajes. “Los madrileños llevan dos semanas sufriendo un café para todos, pero un Nespresso para unos pocos”, inquirió el portavoz de Más Madrid, Pablo Gómez Perpinyà. “Le recomiendo la serie de Chernóbil porque la Puerta del Sol es hoy el Chernóbil de Europa. Váyase”. Sin duda, fue la orden más contundente de la mañana. Ayuso, eso sí, lo despachó rápido. “No tengo tiempo para ver series. Chernóbil sucedió por el comunismo, por ustedes”. Y los madrileños, mientras tanto, preguntándose si este fin de semana podrán salir de casa.

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Sánchez, Ayuso y Aguado, al termino de la reunión el pasado 21 de septiembre.Andrea Comas

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.

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