Reconstrucción de un anuncio caótico en Madrid: un ‘whatsapp’ para confinar por zonas
El viceconsejero Zapatero abre una crisis en el Gobierno regional al avanzar más restricciones y afirma que le respalda Ayuso porque le comunicó por mensaje que iba a anunciarlo
Unos whatsapps. Esa es toda la notificación previa que tiene Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, antes de que Antonio Zapatero haga público uno de los planes que había debatido en los días precedentes el equipo de la Consejería de Sanidad con la presidenta: confinar las zonas de la región en las que el virus está golpeando más fuerte. La confirmación del propio viceconsejero de Sanidad madrileño en la mañana de este miércoles prolonga el shock en el que se queda sumido todo el Gobierno regional al enterarse de que ha avanzado un proyecto que no está aprobado y que afectaría a miles de personas, enfrentadas ahora a la posibilidad de quedarse donde residen o marcharse antes de que se restrinja su movilidad. La consecuencia es el silencio: la presidenta, siempre muy activa en sus redes sociales, no emite ni un solo mensaje a lo largo del miércoles, y la rueda de prensa que sigue cada semana a la reunión del Ejecutivo se cancela.
“Le comuniqué por WhatsApp [a Díaz Ayuso] las medidas que iba a tomar esta mañana [por la de ayer], cuando estábamos reunidos en la consejería", dice Zapatero el miércoles por la mañana. "La presidenta apoya siempre cualquier medida que vaya en el sentido de proteger la salud de los ciudadanos de Madrid, como ha reiterado en multitud de ocasiones, por tanto, entiendo que esta medida que estamos planteando la apoya de forma determinante, como así ha sido siempre”.
“Los asuntos de las consejerías, incluidos los asuntos sanitarios, se abordan en el Consejo de Gobierno”, contrapone un empleado del Ejecutivo cuando ya la polémica ha cambiado el paso al equipo de Díaz Ayuso, deseoso de seguir capitalizando el debate del estado de la región.
El ‘zar’ de la covid
La polémica por el anuncio descubre a Zapatero al teléfono, mientras mantiene su agenda prevista para la jornada repleta de llamadas con alcaldes, políticos autonómicos, gestores sanitarios y funcionarios.
Pese a que la Consejería de Sanidad se apresura a aclarar que su plan cuenta con el respaldo del titular de la cartera, Enrique Ruiz-Escudero —"El consejero lo sabía y es una opción de la consejería, no de Zapatero solamente"—, los tambores de la controversia suenan tan fuertes como para ir diluyendo la rotundidad del planteamiento inicial. Así, en las conversaciones de la mañana, el viceconsejero va reconociendo a sus interlocutores que aún tiene que hablar con Díaz Ayuso sobre la medida, aunque se felicita de que esta al menos ya esté sobre la mesa.
¿Una forma de presionar para que se apruebe en un consejo extraordinario a convocar hoy o mañana?, se preguntan en la oposición.
Dos cosas quedan claras a lo largo de la jornada: que unos whatsapps no han sido suficientes para articular un anuncio que afecta a miles de ciudadanos y que el anuncio ha sido un error de comunicación de libro.
Nos parece que es importante actualmente dar un paso más, una medida más drástica, confinamientos selectivos de las zonas con más incidenciaEl viceconsejero de Salud Pública de Madrid, Antonio Zapatero
“Aunque técnicamente, probablemente, no se puede dar la palabra confinamiento, lo que estamos planteando desde la consejería, para que la gente lo entienda, es confinar por zonas básicas de salud o áreas de salud que tengan más incidencia”, había dicho por la mañana Zapatero. “Nos parece que es importante actualmente dar un paso más, una medida más drástica, confinamientos selectivos de las zonas con más incidencia”, añadió.
Zapatero (Madrid, 1958) llegó a la Real Casa de Correos precedido por su fama de gestor eficaz —ganada al frente del hospital de campaña montado en Ifema— y un apodo —El zar del covid—.
Su aterrizaje tras la destitución del anterior responsable de coordinación sociosanitaria, Carlos Mur de Viu, y la dimisión de la anterior directora general de salud pública, Yolanda Fuentes —en desacuerdo con la gestión de la pandemia—, obligó a ajustes en la consejería que no estuvieron exentos de tensiones. Desde entonces, Zapatero se ha convertido en el portavoz del Ejecutivo para el coronavirus, y se ha hecho con una importantísima área de influencia en el Gobierno madrileño.
Así, el viceconsejero mantiene una comunicación constante con Díaz Ayuso, mediante conversaciones telefónicas, mensajes y reuniones por Zoom, según quienes conocen la agenda de la presidenta, que defienden que Zapatero ya había compartido con ella las opciones que maneja Sanidad para detener la expansión del coronavirus en la región.
Esta es la lista: desde reducir de diez a seis el número máximo de personas que pueden reunirse, como han hecho otras regiones, a los confinamientos selectivos, la restricción de la movilidad, la disminución del aforo interior en la hostelería o la ampliación del número de camas de UCI.
Queda por ver cómo afecta la polémica a esa “comunicación constante”.
En todo caso, la desorientación que provoca el anuncio tiene una continuidad inmediata en la comparecencia que protagoniza por la tarde Elena Andradas, directora general de salud pública, en la Comisión de Sanidad de la Asamblea madrileña.
“Una tomadura de pelo”
La directora general de salud pública no hace alusión en ningún momento a lo comunicado apenas unas horas antes por el viceconsejero, a pesar de las insistentes preguntas de los representantes de la oposición.
La directora general de salud pública no contesta en la Asamblea a requerimientos para que detalle qué medidas hay sobre la mesa para frenar la expansión de la segunda ola de coronavirus
Andradas no contesta a requerimientos para que detalle qué medidas hay sobre la mesa para frenar la expansión de la segunda ola de coronavirus, ni a varias interpelaciones directas sobre el confinamiento selectivo, ni a cómo se realizaría o a partir de qué cifra en la incidencia acumulada se cerrarían las zonas básicas de salud en cuestión.
En el primer turno de intervenciones, a una pregunta de José Manuel Freire, del PSOE, sobre los planes “específicos” frente al virus, Andradas responde con una suerte de tesis sobre lo que es la salud pública y por qué es importante dotarla de recursos. Lo mismo ocurre ante las cuestiones planteadas, de forma concreta, por Mónica García, de Más Madrid; Vanessa Lillo, de Unidas Podemos Izquierda Unida Madrid en Pie; o Gádor Joya, de Vox. La zozobra es total.
Cuando acaba la comparecencia de la directora general, tras 40 minutos de discurso repartidos en varias intervenciones, no ha aclarado ni dado más información que la que ya se había hecho pública en la rueda de prensa de la mañana.
“Es una vergüenza, un descrédito y una falta de respeto a los ciudadanos que no articule ni dos palabras a las medidas anunciadas”, le espeta Freire. “Esto es una burla”, insiste García. “Ha sido una tomadura de pelo”, concluye Vanessa Lillo. Frente a eso, el silencio. A Andradas no debió llegarle el whatsapp.
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