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Las 10 de… Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán

A veces ignorados, a menudo enfurruñados entre sí. Pero sencillamente imprescindibles

Álbum 'Señora azul', de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, del año 1974
Álbum 'Señora azul', de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, del año 1974

Con ustedes, Juan Robles Cánovas, Rodrigo García, Adolfo Rodríguez y José María Guzmán. Todos madrileños, salvo la R sevillana del acrónimo, CRAG. Quisieron ser el equivalente ibérico de Crosby, Stills, Nash & Young. Lo consiguieron no solo por estilo musical, sino por su propensión a las rencillas internas. Pese a las idas y venidas, una de las mejores bandas de este país.

Summertime girl

(Álbum Los Íberos, de Los Íberos, 1969)

Estudios de la Decca en Londres. Debutan Los Íberos, un cuarteto que se ha fogueado tocando versiones en Escala en Hi-Fi (TVE). Un pipiolo de prístina voz se enfrenta a un original de Wayne Bickerton y Tony Waddington, tándem que en los setenta escribiría para The Rubettes. Adolfo Rodríguez tiene 18 años y ya cantaba para guiris en Torremolinos, pero no sabe una palabra de inglés. Entre todos le preparan toscas transcripciones fonéticas. Este “Sámertaim guerl” fue un exitazo.

Linda prima

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(Álbum Solera, de Solera, 1973)

La efímera pero decisiva banda de Rodrigo y Guzmán junto a los hermanos José Antonio y Manuel Martín. En años de pop aún cándido, García se descuelga con su vitriólico retrato de despecho hacia una prima que, tras años de “juegos amorosos”, prefiere casarse con un hombre “viejo y seco”. Melodía fabulosa y temática inaudita.

Señora azul

(De Señora azul, 1974)

El debut de CRAG pasó de puntillas; hoy aparece en todas las clasificaciones entre los 10 mejores álbumes del pop español. Su solemne tema titular era una andanada contra un crítico musical (“tu alarde de saber es solo confusión”). La cantan tres de los cuatro (falta Adolfo) y la produce el mago Rafael Trabucchelli –el George Martin de Hispavox en la calle Torrelaguna– con festín final de metales.

María y Amaranta

(De Señora azul, 1974)

Gol por la escuadra a la censura. 16 años antes de Mujer contra mujer, el himno de Mecano, Rodrigo sublima un amor lésbico, disimulándolo bajo un halo cósmico (“dos estrellas… tomándose en los brazos de sus rayos”). Un guiño reincidente: en Una singular debilidad, de Solera, ya insinuaba la homosexualidad del protagonista sin que los censores se percatasen. Los guardianes de la moral sí prohibieron a CRAG otro original de Rodrigo, Jovencita. Les y nos hicieron un favor: el tema es flojo y, sobre todo, de una misoginia dolorosa.

Perdido en mis recuerdos

(Módulos. Single de 1975)

Tras el fracaso de CRAG, el vozarrón a lo Joe Cocker de Cánovas se alía fugazmente con José Robles y el organista Tomás Bohórquez, artífices de la banda de rock sinfónico Módulos. Este prodigioso single de seis minutos es un delirio de guitarras y armonías a la manera de Yes, abrazando una melodía casi folclórica.

Julia

(Guzmán. De El país de la luz, 1978)

Cánovas, Adolfo, Guzmán (de izquierda a derecha) y Rodrigo (sentado), en octubre de 2019 en Madrid
Cánovas, Adolfo, Guzmán (de izquierda a derecha) y Rodrigo (sentado), en octubre de 2019 en MadridLUIS MAGÁN

El bellísimo debut solista de Guzmán también fracasó, pese a su fichaje por la CBS y a temas como esta delicia con aires de los años 20, un homenaje tácito al When I’m sixty-four de Paul McCartney. José María adoptó voz nasal y se colocó, a modo de embudo, unas partituras delante de la boca.

Fallará mi reloj

(1978. Inédita hasta 2005)

La discográfica RCA tanteó el regreso de CRAG en 1978 y les pidió dos maquetas. Tras escucharlas, los directivos declinaron la contratación (“ahora triunfan sonidos más en la línea de Supertramp”). Una de esas dos canciones, esta existencial y fatalista Fallará mi reloj, refrendaba a Guzmán como nuestro particular Stephen Stills. El tema afloró en la antología Gran reserva, de 2005; de la otra grabación fallida de CRAG nunca más se supo.

Queridos compañeros

(De Queridos compañeros, 1984)

El regreso, 10 años después de Señora azul. Un hermoso canto de Rodrigo a la amistad y la camaradería (“La admiración común y circular”), entonado en orden (C-R-A-G) con una estrofa para cada uno de los cuatro artífices. Todo el disco, en clave casi de soft pop, es delicioso, pero tampoco triunfó.

Igual que una noria

(De 1985, 1985)

Tercer y último LP del cuarteto, algo irregular y deslabazado, y con una producción que ha envejecido mal. Pero esta balada de García aunaba dos de sus fijaciones temáticas (la mujer y la bebida) con un sorprendente tributo a Mark Knopfler, tanto en la manera de cantar como en el manejo de la guitarra.

Querida pitonisa

(Rodrigo, Adolfo y Guzmán. De Rodrigo, Adolfo y Guzmán. 1994)

Las rencillas han impedido reeditar la formación original, pero las tres cuartas partes del grupo regresaron con otro disco hoy inencontrable. En él, casi como un cierre del círculo, asomaba de nuevo el Rodrigo más pícaro y mordaz. La canción recuerda a Linda prima, solo que el objeto de deseo no es ahora una integrante de la familia, sino la propia echadora de las cartas del tarot. En 1994 falló Cánovas. Desde entonces es Rodrigo, recluido en Cádiz, quien nunca ha querido enrolarse de nuevo en el barco.

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