El misterio de la vuelta al cole en Madrid

Oposición, sindicatos y padres reprochan al Gobierno regional que no haya hecho público todavía un plan de retorno seguro a las aulas, que no haya puesto encima de la mesa el presupuesto para desarrollarlo y que no haya elaborado protocolos de incorporación de los profesores y de los alumnos a sus puestos. “Han regulado y establecido cómo sería la vuelta en la Liga, en la playa y en las terrazas, en todos los sectores menos en la educación. Hemos perdido ya 10 semanas sin planificar el próximo curso, la Comunidad parece instalada en el escenario más optimista e improbable, que se pueda retornar a las aulas como si no hubiera pasado nada”, critica Isabel Galvín, secretaria general de enseñanza de CC OO Madrid, el mayoritario en el sector.

“En la actualidad, la Comunidad de Madrid trabaja en la organización y las medidas de cara al final del presente curso. Respecto al próximo y a las medidas de organización de los centros educativos, todavía no podemos adelantar nada”, responde un portavoz de Educación, con los padres preguntándose si sus hijos empezarán el curso con cierta normalidad o si seguirán telecolegiando, con muchas empresas retomando ya el trabajo presencial.

“¡Organizar el final de curso, pero si estamos en fase 1 y solo se permite volver a las aulas en la 2! El curso ya ha terminado”, se echa las manos a la cabeza la diputada Marta Bernardo, portavoz de Educación del PSOE en la Asamblea de Madrid, convencida de que el problema es que el Gobierno regional tiene un “no plan”. El PSOE reclama la “creación de una mesa técnica urgente, para elaborar un protocolo, en la que estén presentes comunidad educativa, familias, agentes sociales, docentes, Administración, seguridad y salud laboral y sanidad” y subraya una idea clara: “Los profesores no son sanitarios”.

El PSOE y los sindicatos apuntan que, además de mejorar los servidores de la plataforma que se está usando para las clases a distancia, EducaMadrid, se deben crear herramientas y contenidos para una eventual continuación del modelo online y formar y dotar de recursos al profesorado, los alumnos y las familias. “Hay cambios en la organización que solo serán efectivos si se empiezan a implantar de forma inmediata y que no pueden esperar a septiembre”.

El punto en el que coinciden todas las partes implicadas es que el objetivo primordial es retomar la educación presencial. “La escuela es insustituible”, proclama Camilo Jené, de la FAPA Francisco Giner de los Ríos. El Ejecutivo regional tiene tanta prisa que incluso llegó a pedir, con el rechazo de la comunidad educativa y la negativa del Gobierno, que se flexibilicen las fases y se permita el regreso a determinados alumnos en la 1. Los padres, por su parte, hacen hincapié en el derecho de los niños a la educación y en las necesidades de conciliación, mientras que los sindicatos anteponen la salud y la seguridad de profesores y alumnos y exigen “un retorno con garantías, no de cualquier manera”. “No se puede dejar, como se ha pretendido con la fallida vuelta de los alumnos de segundo de Bachillerato en la fase 1, poner todo en manos de los equipos directivos, es una temeridad, es dejarlos a los pies de los caballos”, denuncia Galvín.

El nudo gordiano es la ratio por aula. De momento, lo único que parece claro es que Madrid descarta reducirla a la mitad, una medida apuntada por la ministra, Isabel Celáa, que el consejero de Educación y Juventud, Enrique Ossorio, considera “imposible de llevar a la práctica”. CC OO estima una horquilla de reducción de entre el 30% y el 50% según la etapa educativa —en Madrid se llega a 28 alumnos en Primaria y a 35 en ESO y Bachillerato— y la Giner de los Ríos contempla la cifra de Celaá de partida, aunque matiza que es necesario hacer una evaluación previa de cada centro porque el número final lo determinará el tamaño de las aulas y de los espacios comunes y de lo masificado o no que esté el centro. Teresa Jusdado, secretaria de Enseñanza de la FeSP UGT Madrid, está de acuerdo: “Estará en el 25%, el 30% o el 50% menos, dependiendo del curso y del centro”.

A más aulas y compaginando educación presencial y a distancia, se necesitan más profesores, porque “no se puede pretender que los docentes dupliquen su jornada”. ¿Implica duplicar la plantilla? No, responde la Giner de los Ríos, que aplicaría “metodologías nuevas, como el alumno ayudante de cursos superiores o los grupos interactivos de padres”. También reclutaría a los trabajadores de polideportivos y de centros culturales y bibliotecas que sean ocupados por la educación.

La FAPA estima que, con estas medidas, se necesitaría un tercio de profesores más, es decir, unos 31.380. UGT opina que habría que incrementar la plantilla actual en un 50%, lo que se traduce en unos 47.500 docentes más, mientras que CC OO ha hecho una estimación para toda la red pública de España de un 33% más, lo que en Madrid serían 15.000 nuevos profesores. Extrapolando el cálculo a la concertada, 14.000 más. “La escuela puede ser presencial para todos si se aumentan las plantillas y si se aplican cambios metodológicos. Un efecto positivo es que se pueden aprovechar los desdobles para recuperar la educación compensatoria”, subraya Galvín. De momento, nadie traduce el escenario en euros.

Todas las fuentes consultadas apuntan a Infantil y a Educación Especial como los mayores retos, ya que en estas etapas mantener el distanciamiento social es “misión imposible”, admite CC OO. UGT ha elaborado protocolos específicos para ambas etapas y trabaja para adaptar a la educación el acordado para la función pública en Madrid. Entre ratio, presupuesto y mascarilla, se palpa el temor a que aumente el fracaso y el abandono escolar, a que se agigante la brecha digital “y alimentaria”, a que se dispare la inequidad del sistema.

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