Mi casa se ha convertido en mi estudio artístico
Creadores madrileños nos cuentan cómo siguen adelante con sus proyectos durante las semanas de aislamiento para controlar el coronavirus
En casa del artista Okuda viven ahora siete personas. Ese ático con vistas a la calle de Embajadores se ha hecho popular estos días en sus redes sociales debido al largo tiempo que pasa en él. “Llevaba tres años viajando. Sin parar más de una semana en mi casa”, explica una de las grandes figuras del arte urbano de nuestro país. Su entrevista en La Resistencia, el programa que presenta David Broncano en Movistar +, ha sido vista en YouTube por más de un millón de personas y su perfil de Instagram cuenta con trescientos mil seguidores. Es uno de los muchos creadores residentes en Madrid que han tenido que quedarse en casa y repensar su día a día, alejados de sus talleres o sus locales de ensayo.
El miércoles 18 de marzo, en su primer directo para esta red social tras el confinamiento por el estado de alarma sanitaria, se puso a pintar un lienzo de más de dos metros mientras sus compañeros de piso iban preparando otras partes del mural (tres de ellos trabajan con él), pinchaban música electrónica, comían pizza y leían los comentarios que la gente iba dejando en el directo. “Utilizo las redes como si fueran mi diario. Es un contenido que tengo muy normalizado. Por eso en estos días me gustaría terminar el cuadro con las aportaciones que nos vaya sugiriendo la gente. También haremos caretas descargables y presentaremos un filtro nuevo que tengo”, comenta el diseñador santanderino, madrileño de adopción, que este fin de semana debería haber estado en la Feria de Sao Paulo, donde iba a inaugurar una exposición dedicada a su obra.
Streamings diarios y festivales por doquier
“Necesitaba una rutina y lo que mejor me encajaban eran los streamings diarios”, confiesa DJ Nano. Cada tarde a las ocho, tras los aplausos en ventanas y balcones, se pone delante de una cabina customizada, con una figura de ET incluida, y ameniza cada tarde durante dos horas al público que se conecta a su perfil de Instagram junto a la etiqueta #yomequedoencasacondjnano. “La mala suerte hizo que en enero tuviese que suspender mi gira por Asia y en marzo y abril me ha ocurrido lo mismo con las sesiones que tenía previstas en España”, destaca el pinchadiscos, que en estas fechas aprovecha para ultimar su próximo álbum en el estudio que tiene instalado en su vivienda. Su fiesta más exitosa, Oro Viejo, adaptada a cada sábado de cuarentena y la única que dura estos días hasta cuatro horas, la ha dedicado a los trabajadores de Ifema, el recinto donde se solía albergarla antes del aislamiento, ahora reconvertido en hospital de campaña.
A Cristian Varela, otro de los nombres legendarios de la escena de baile madrileña, la cuarentena le ha pillado en Londres, donde vive y se desplaza para sus innumerables bolos semanales. “Suelo salir un jueves y no vuelvo hasta el lunes por la mañana, por lo que este encierro me está ayudando a centrarme en otros proyectos que tenía un poco más descuidados. Todo fluye mucho mejor, hay menos presión”, relata.
El tomarse estos días con algo más de calma, sin dejar de lado el trabajo, es una constante en muchos de los artistas entrevistados. “Debemos aprender a aburrirnos y no entrar en las dinámicas del turbocapitalismo”, incide Carlangas, uno de los miembros del grupo Novedades Carminha. Al igual que otras muchas bandas, sus conciertos daban comienzo en marzo, han debido de suspender todo lo que tenían planificado para los próximos meses. “Estoy aprovechando para ensayar con la guitarra y probar un sintetizador nuevo que me llegó hace nada. Todo ello sin agobios, de forma natural”, aclara. Ante el aluvión de directos caseros por parte de muchos compañeros argumenta que, como banda que son, “ni se nos pasa por la cabeza. Preferimos hacerlo con técnicos y que tenga un buen sonido”. En esa misma posición se encuentran las componentes de Las Odio. Paula Jiménez, encargada de voz y sintetizadores de la formación, explica que están todas en blanco: “necesitamos un paréntesis mental ante este ritmo loco. No soy capaz de traducir todo esto en algo productivo”. De momento, han quedado por Skype para darse ánimos, cariño y hablar.
Muchos músicos están temerosos ante las múltiples cancelaciones que están sucediendo. Aurora García es miembro de Aurora & The Betrayers, un conjunto que pensaba despedirse de los escenarios en las próximas semanas y que ha tenido que posponer todo hasta nuevo aviso. Además de cantante es profesora de técnica vocal y ha visto como todas las clases que tenía se las han anulado. “Nadie quiere darlas online. He dejado de ofrecer seis horas a la semana a doce alumnos”, valora. “Veo que hay muchas propuestas en internet. Pero eso a mí no me llena la nevera”.
Hay otros artistas que utilizan en su beneficio este nuevo auge sin cambiar demasiado su acercamiento a las redes sociales. Es el caso de Niño de Elche: “Mi exposición está siendo la misma que antes de la cuarentena. Pongo un texto diario a los que llamo memorándums y los suelo acompañar de alguna foto que me ayude a desarrollarlo”, dice el autor de Voces del Extremo, al que la crisis del coronavirus le cogió viajando a Miami donde tenía previsto el comienzo de una mini gira por Estados Unidos. “Ahora he incorporado el leer poesía en los directos de Instagram ya que es algo que me acompaña por siempre. No estoy cantando en las redes como la mayoría de mis compañeros, ya que entiendo que en este momento la palabra nos habla mejor que la voz cantada”.
Una oportunidad única para frenar
Lo mismo que les ha ocurrido a los músicos, pinchadiscos y locutores les ha pasado a actores y directores. El parón de rodajes y de obras de teatro es ya una realidad, por lo que muchos buscan alternativas ante esta nueva eventualidad. “Nosotros estuvimos ensayando hasta el jueves pasado. Íbamos al Teatro Español todas las mañanas”. Habla Ingrid García Jonsson, que tenía previsto estrenar Mujercitas, bajo la dirección de Pepa Gamboa, a finales de abril. Por el momento realiza llamadas a cuatro con sus compañeras de reparto para ensayar el texto. El ejercicio físico es otra máxima que se han impuesto la mayoría de artistas. Garcia Jonsson practica katsugen, “una especie de danza que permite liberar la columna. Es casi una meditación y permite conectar con uno mismo”.
A Ana Rujas, la actriz y autora del texto La mujer más fea del mundo, le ha pillado el estado de alarma preparando el estreno de su función en el Matadero. “Cada vez que vamos a un sitio nuevo hago cambios de escenografía. También tenía previsto ir a Sevilla a probarme el traje de la obra”, apunta Rujas. “Mi dinámica actual es estar en casa, leer y escribir. Es un momento que no vamos a poder pasar por alto”.
Jorge Suquet es el que más suerte tuvo de todos. “Hace una semana estaba terminando de rodar en Mallorca la serie de Enrique Urbizu para Movistar, Libertad. Todavía no me lo creo”, recuerda con nostalgia, temiendo que los días de aislamiento se hagan demasiado largos. “Y eso que los actores estamos habituados a los vaivenes y tenemos épocas en las que debemos organizarnos el tiempo para que la casa no se nos venga encima”, añade con humor. El actor de series como Élite o Angel y Demonio se intenta organizar preparando un guión mediante videochat o haciendo ejercicio. “El estudio lo he adaptado para poder entrenar por las mañanas”, apunta. “Sin embargo, creo que este es un momento excepcional para cuidarse y cuidar a los que uno tiene alrededor, comer bien y meditar. Es importante que nos demos tiempo, es una oportunidad única para frenar”.
Información sobre el coronavirus
- Aquí puede seguir la última hora sobre la evolución de la pandemia
- Así evoluciona la curva del coronavirus en España y en cada autonomía
- Preguntas y respuestas sobre el coronavirus
- Guía de actuación ante la enfermedad
- En caso de tener síntomas, estos son los teléfonos que se han habilitado en cada comunidad
- Pinche aquí para suscribirse a la newsletter diaria sobre la pandemia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.