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El PP resiste con fuerza en Galicia y mantiene la mayoría absoluta

El crecimiento del nacionalismo hunde a los socialistas y a Sumar mientras el PP conserva intacto su apoyo

El candidato Popular a la Xunta, Alfonso Rueda, tras resultar ganador de las elecciones gallegas este domingo, en Santiago.Foto: SAMUEL SÁNCHEZ | Vídeo: EPV
Xosé Hermida

El PP gallego volvió a ofrecer este domingo una apabullante muestra de su capacidad de resistencia. Ni el desgaste de 15 años en el poder, ni la presencia de un candidato nuevo, ni una campaña errática que provocó el desconcierto entre sus propias filas, ni siquiera una gran movilización de votantes como la que soñaba la izquierda… Nada afectó en lo más mínimo a la fortaleza popular, que, pese a ceder dos escaños, mantiene holgadamente la mayoría absoluta en el Parlamento gallego —40 diputados sobre 75—, la quinta consecutiva desde 2009.

Las urnas confirmaron el fuerte crecimiento del nacionalismo que, como era previsible, rompió su techo histórico y superó el 30% de los votos. Pero toda esa ganancia del BNG se produjo a costa del PSdeG-PSOE, víctima de una sangría que lo ha dejado en apenas nueve escaños, la tercera parte de lo que llegó a tener en sus mejores épocas. Peor le fue aún al otro socio del Gobierno central, Sumar, que no llegó ni al 2%.

Si las elecciones gallegas se habían presentado como una prueba para Alberto Núñez Feijóo, el liderazgo en el PP del político gallego ha salido incólume del envite. Entre Feijóo y el sucesor a quien cedió el testigo en la Xunta hace dos años, Alfonso Rueda, han logrado romper las marcas que parecían imbatibles del viejo patrón Manuel Fraga. El fundador del PP había alcanzado la hazaña de encadenar cuatro mayorías absolutas antes de perderla en 2005. Rueda disfrutará ahora de la quinta consecutiva y podrá prolongar el mandato del PP hasta casi dos décadas. Un abrumador dato lo resume todo: desde la primera victoria de Fraga en 1989, en Galicia se han celebrado 10 elecciones y los populares han obtenido la mayoría en nueve de ellas. “Galicia mandó un mensaje a España”, dijo Rueda cerca de la medianoche. “No queremos chantajes. Ni privilegios de ningún tipo”.

La izquierda fiaba toda su suerte a una gran participación, en la creencia de que los rutilantes triunfos del PP en las autonómicas se beneficiaban de una mayor apatía del electorado que en generales o municipales. Y la participación, efectivamente, se disparó, hasta alcanzar el 67%, nueve puntos más que en los anteriores comicios. Pero todo resultó un espejismo para los adversarios del PP.

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Aunque cediesen dos escaños, los populares conservan casi intacto el fuerte respaldo logrado en 2020. Solo bajan unas décimas y se mantienen por encima del 47%. Como la participación fue mayor, Rueda ha logrado recoger incluso unos 70.000 votos más que Feijóo en 2020. En la provincia más inclinada a la izquierda, Pontevedra, el PP avanzó más de un punto.

La mayor pérdida de los populares —unos tres puntos— se registró en Ourense, donde la formación populista del alcalde Gonzalo Jácome logró finalmente colocar un diputado en el Parlamento de Santiago, de escaso valor ante el rotundo triunfo de Rueda. Todo indica que Democracia Ourensana ha acabado dañando en mayor medida al PSdeG, que perdió siete puntos en esta provincia. El PP volvió además a mantener a raya a Vox, que confirmó que Galicia es territorio hostil para la extrema derecha. Los de Santiago Abascal volvieron a quedarse en apenas el 2%.

Para el BNG fue una noche agridulce. El éxito de la candidatura de Ana Pontón resultó tan incontestable como vaticinaban las encuestas. Subió casi ocho puntos y se encaramó hasta el 31%, a mucha distancia de su techo histórico del 25%. Alcanzó algunos hitos de gran simbolismo, como ser la fuerza más votada en Vigo, la primera ciudad de Galicia. Pero el fortísimo crecimiento del nacionalismo derivó en algo muy próximo al juego de suma cero que muchos se temían en la izquierda. Casi todo se alimentó de la bajada del PSdeG y del espacio ahora dividido entre Sumar y Podemos. La distancia entre los dos ejes derecha e izquierda apenas se movió respecto a 2020, cuando la participación había sido casi 10 puntos inferior. Las cifras hacen pensar que la posibilidad de que los nacionalistas se hiciesen por primera vez con el poder en la Xunta acabó movilizando también al electorado de la derecha.

Elecciones gallegas 2024
Alfonso Rueda comparece en un hotel de Santiago de Compostela tras revalidar la mayoría absoluta del PP en Galicia. Samuel Sánchez

Con todo eso, el PSdeG se encaminó a un desastre monumental. Venía ya de los peores resultados de su historia hace cuatro años y se hundió todavía más, al perder cinco escaños y más de cinco puntos. Se quedó por debajo del 15% cuando en otras épocas no tan lejanas llegó a estar por encima del 30%. La concentración del voto de la izquierda en el BNG y el escaso tiempo para lanzar a su candidato, José Ramón Gómez Besteiro, que toda la campaña apareció como subalterno de los nacionalistas, le han pasado una enorme factura. Y el revés también lo sufre el Gobierno central, después de que Pedro Sánchez y sus ministros se volcasen en la campaña en un intento de arrinconar a Feijóo con un mal resultado electoral.

Tanto o más dolorosa fue la jornada para los socios de Sánchez en el Ejecutivo. Yolanda Díaz encajó en su tierra la peor derrota política en mucho tiempo después de que su electorado se pasase en masa al BNG. La candidatura que encabezaba su exportavoz en el Congreso Marta Lois no llegó ni al 2%, por detrás incluso de Vox, cuando en las elecciones generales del pasado julio había recogido en Galicia un 10%. Lo de Podemos resulta aún más dramático: su 0,26% lo supera hasta el PACMA.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.
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