Puigdemont condiciona su regreso a España a tener la mayoría para ser investido ‘president’

El expresidente catalán Carles Puigdemont, que se marchó a Bélgica para evitar ser juzgado en España, sacudió este jueves la precampaña electoral catalana con una conferencia en Elna (Francia), donde hizo varios anuncios y esbozó cierto calendario sobre su futuro personal. Por un lado, confirmó lo que era un secreto a voces: se postula para ser el cabeza de cartel de Junts en las elecciones del próximo 12 de mayo, declinando revalidar su condición como eurodiputado. Por otra parte, dejó claro a su partido que no piensa hacer de su regreso a tierras catalanas un acto más de campaña y que solo dejará “definitivamente el exilio” para asistir a un pleno de investidura. Si los jueces no aplican la amnistía, añadió, “asistiré igualmente al pleno si tengo la mayoría para ser investido”.

“Ahora que se abre la oportunidad de restituir la presidencia destituida por el artículo 155 [de la Constitución], no tiene sentido que rehúya esta responsabilidad”, aseguró el fundador de Junts en un acto arropado por la plana mayor del partido. La decisión de presentarse de nuevo, añadió Puigdemont, también pretende “terminar la faena” para sacar a Cataluña del “letargo” y lograr que “sea reconocida como una de las naciones independientes del mundo”.

El expresident desempolvó así el que ha sido su mantra desde que huyó a Bruselas en octubre de 2017, después de la realización del referéndum ilegal de independencia del 1-O y la fallida declaración de independencia: condicionar su retorno a España a los buenos resultados de su formación política. Fue prácticamente su eslogan en las autonómicas de diciembre de 2017, convocadas al amparo del 155, y también amagó con ello en las pasadas elecciones municipales, que coincidieron con la decisión de la justicia europea sobre su inmunidad y que no le fue beneficiosa para sus intereses. Con todo, el actual eurodiputado se juega al no volver a concurrir a esas elecciones el perder la posibilidad de moverse libremente por España mientras que se resuelven lo más que posibles recursos judiciales contra la amnistía.

El Gobierno siguió con atención desde Bruselas, donde Pedro Sánchez asiste al Consejo Europeo, la intervención de Puigdemont. La consigna es darle la mínima relevancia política posible a su candidatura. El PSOE está concentrado en la apuesta por Salvador Illa, al que el barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió de la Generalitat presentado ayer da de nuevo por ganador, y quiere evitar que el líder de Junts se convierta en el protagonista de la campaña. En privado, diversos miembros del Gobierno insisten en que ellos no creen que tenga tanta relevancia la presencia del expresident y sostienen que el gran rival a batir será el líder del PSC y tratarán de que todo gire alrededor de él. Esas voces recuerdan que Puigdemont es un candidato que ya se ha presentado en varias ocasiones y en alguna ha quedado tercero, con lo cual no inquieta al PSOE. Además, no pelea por el mismo electorado con los socialistas, como sí hace ERC.

“Creo que debemos apostar por mirar hacia adelante, no hacia atrás. Puigemont ya se presentó en 2017 y en 2021, no hay novedad. Nosotros tenemos al mejor candidato. Salvador Illa ha demostrado que se puede hacer una oposición útil y con eso se pueden ganar las elecciones. Sería imposible imaginar al PP apoyando unos Presupuestos, pero Illa lo ha hecho”, aseguró Sánchez desde Bruselas.

Los llamamientos a la unidad independentista fueron otras de las banderas que esgrimió Puigdemont en su intervención, de casi hora y media de duración y en un escenario con un fondo azul donde se leía “President Carles Puigdemont”, sin ningún logo de partido. Presionó, sin mencionarlos, a los republicanos con la idea una “candidatura unitaria”. Y puso como ejemplo el experimento electoral que supuso Junts per Sí en 2016, donde la extinta Convergència, Esquerra y los líderes de entidades independentistas pactaron una lista unitaria, pero que no logró la mayoría absoluta. “No ha habido ninguna propuesta política tan motivadora”, afirmó. “No hemos sabido corregir la desunión ni el enfrentamiento interno”, dijo en un ejercicio de medida autocrítica. Más allá del sentimiento de fraternidad independentista, Puigdemont ha admitido moverse por el resultadismo: “Ni Junts ni ERC, por separado, hemos logrado ser el primer grupo del Parlament”. Fuentes de ERC aseguran que el partido está abierto a “reabrir puentes”, pero descartan una lista única.

Pese a esos llamamientos a la unidad independentista, Puigdemont no escatimó esfuerzos en criticar precisamente a los republicanos. Al president Pere Aragonès, el designado por ERC para revalidar la Generalitat y aún pendiente del proceso de validación de las bases, le afeó que forzara un calendario electoral “imprevisto”, descartando que se votara el mismo día de las europeas para transmitir un mensaje de “eficiencia y eficacia”, y dejando caer que se buscaba descolocar así a Junts. También criticó la estrategia del diálogo de los republicanos, presentándose él como mejor negociador y jactándose de haber logrado hacer que el PSOE viajara a Bruselas para pactar la investidura, un escenario de neutralidad, con un mediador. “No es lo mismo reunirse en La Moncloa, que es como jugar en el Bernabéu con el árbitro y el VAR a su favor, que hacerlo en Suiza, con mediación internacional, que es como hacerlo en Wembley y con árbitros neutrales”, aseguró. “Hemos sido nosotros los que hemos arrastrado al Estado y no al revés. Esa es la estrategia”, apostilló.

Dentro de esa estrategia de negociación, Puigdemont ha sacado pecho por la aprobación de la ley de amnistía y quitó peso a la operación con la que los republicanos lograron pactar los indultos, que también beneficiaron a líderes de Junts como el propio número dos del partido, Jordi Turull. “Los indultos pretenden desactivar el conflicto, la amnistía es una de las condiciones necesarias pero no suficientes para resolverlo”. Ahí también aprovechó para cargar contra PP y PSOE, a los que tildó de cobardes. “Cometieron el error gravísimo de delegar en la policía y la justicia lo que era responsabilidad de la política. Fueron unos cobardes y se refugiaron bajo las faldillas de togas, pensando que los jueces eran más valientes”. Según el eurodiputado, esta ley “revierte este error”.

La legislatura española, advirtió el eurodiputado, estará a salvo mientras que haya avances en los compromisos adquiridos en la investidura. “Ellos saben que nosotros no hemos renunciado a nada, ni lo haremos, que mantenemos la legitimidad y la legalidad tanto del referéndum como de la declaración de independencia”, afirmó Puigdemont. Eso sí, advirtió que “en esta legislatura” propondrá al Estado la celebración de otro referéndum, dando a entender que está abierto a pactarlo.

Puigdemont escogió Elna por el significado que tiene el municipio para el independentismo. En almacenes y trasteros de esta villa de 8.000 vecinos se guardaron parte de las 10.000 urnas que sirvieron para organizar el referéndum de 2017. El sur de Francia es la Catalunya nord para el nacionalismo catalán.