Junts per Catalunya retrocede hasta el tercer puesto en el Parlament, por detrás del PSC y ERC
Laura Borràs y Carles Puigdemont apelan al resultado global de las fuerzas separatistas y destacan el “triunfo” del independentismo en la noche electoral
Junts per Catalunya no ha logrado su objetivo en estas elecciones: no ha sido la fuerza más votada y, por primera vez en unas autonómicas, ha quedado por detrás de Esquerra Republicana (ERC). Aunque por la mínima, solo les separa un diputado: 32 de Junts frente a los 33 de ERC. Los posconvergentes han reculado a la tercera fuerza en el Parlament catalán, una posición que nunca habían ocupado –retrocedieron a la segunda en 2017 cuando Ciudadanos se alzó como ganador–, por detrás del PSC, a quien la cabeza de lista, Laura Borràs, se ha referido en campaña como ”los del 155″, y de los republicanos. Para Borràs lo importante de las elecciones de este domingo ha sido el “gran triunfo del independentismo tanto en votos como en escaños, con más del 50%”, ha explicado al comparecer con casi el 99% del voto escrutado.
Ni Borràs ni el activo de contar con el tirón de Carles Puigdemont han logrado vencer la dinámica ya instaurada en los últimos ciclos electorales, en los que los republicanos han tomado la delantera a sus oponentes directos: los herederos de la familia convergente. Si hace cuatro años, Junts ganó a ERC por 12.000 votos de diferencia, este domingo la diferencia a favor de los republicanos ha superado ligeramente los 35.000.
Junts ha perdido dos diputados: 32 frente a los 34 de 2017, año en el que tuvo más del 21% de los votos, un punto más que en estas elecciones. Hace cuatro años, la formación independentista ganó en Lleida y Girona, y fue la tercera fuerza en Barcelona y Tarragona. Con los resultados del 14-F, Junts retiene los siete diputados de Girona y pierde uno en Lleida (ahora tendrá cinco) y sigue siendo la formación más votada en las comarcas centrales y en Girona. En la circunscripción de Barcelona se mantiene en la tercera posición, aunque ha perdido un diputado (ahora consigue 16); en la de Tarragona, mantiene los cuatro que ya tenía.
Desde Bruselas, Carles Puigdemont ha destacado la importancia del cómputo total, en favor del independentismo: “Podemos decir lo mismo que hace tres años, el independentismo ha ganado otra vez las elecciones con la misma claridad que lo dijimos. Hemos vencido a las fuerzas del 155 que siguen sin tener capacidad de poder formar Gobierno”. En la misma línea, Borràs ha subrayado: “Nosotros siempre hemos hablado en términos de país y esa mayoría existe. Por primera vez hemos superado el límite del 50% de los votos y eso debe tener consecuencias políticas en el Govern”. La candidata ha asegurado que ya había felicitado a ERC y a la CUP por sus resultados y ha añadido una referencia implícita a las negociaciones: “Nos hemos emplazado a trabajar”. Y en una frase que parecía dedicada a las referencias a la reconciliación que han marcado el discurso de campaña de Illa, la líder de Junts ha remarcado: “No queremos pasar página como quiere el 155. Somos más independentistas que nunca”.
Plebiscito interno del independentismo
Borràs enfocó parte de su campaña como un plebiscito interno de las familias independentistas, entre las que tenían un discurso más radical, como Junts y la CUP; y otro más pragmático, personificado por ERC, según el punto de vista de Junts, y el PDeCAT. En la práctica, había un pulso declarado entre Junts y ERC que han ganado los republicanos. Borràs, viéndose favorita, lanzó el mensaje de que si el bloque independentista obtenía más del 50% sería el momento de retomar la declaración unilateral de independencia que Carles Puigdemont dejó en suspenso tras el referéndum de 2017. A ese espíritu apeló con discursos emotivos y con frecuentes referencias al referéndum del 1 de octubre. Ni se aludía a la perspectiva de que por delante de ellos estuviera ERC, aunque Puigdemont si lanzó una advertencia a los republicanos y condicionó la investidura de Aragonès a un replanteamiento de la mesa de diálogo con el Gobierno de Pedro Sánchez.
En campaña, Borràs afirmó que si ella ganaba hablaría con ERC y la CUP para formar un “Gobierno estable” que reactivara la declaración de independencia. Pese a mirar a ERC para reeditar el Govern, en campaña no evitó lanzar pullas al candidato republicano, Pere Aragonès, por su visión más pragmática del procès. Y se llegó a desmarcar abiertamente de la gestión de la pandemia de los que son sus socios, cargó contra ellos e incluso no dudó en sugerir que el doctor Josep Maria Argimón sería su consejero de Sanidad si ella era la presidenta de la Generalitat.
Con el perfil menos político de todos los candidatos, la experiencia en política de Borràs comenzó en las pasadas autonómicas, cuando fue elegida diputada por la lista que encabezó Puigdemont, en la que figuraba como independiente. Filóloga de formación y profesora universitaria, dirigió la Institució de les Lletres Catalanas entre 2013 y 2018. En ese cargo supuestamente troceó un concurso público para favorecer a un amigo suyo, motivo por el que está siendo investigada, hasta ahora por el Tribunal Supremo, por un supuesto delito de prevaricación. Borràs intentó esquivar su situación judicial en la campaña, argumentando que todo está en manos de la “injusticia española” y que dar explicaciones sobre el supuesto troceo del contrato es hacerle el juego a las “cloacas”.
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