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EDITORIAL
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Rotunda victoria del PP

Salvo en Madrid y La Rioja, el partido de Feijóo, que absorbe a todo Ciudadanos, tendrá que pactar con Vox

Ambiente frente a la sede del Partido Popular en Madrid tras conocerse los resultados electorales, el domingo.
Ambiente frente a la sede del Partido Popular en Madrid tras conocerse los resultados electorales, el domingo.Claudio Álvarez
El País

El mapa del poder territorial se tiñe del color azul con el triunfo el domingo del Partido Popular, que aumenta de forma exponencial su poder institucional, cambia numerosos gobiernos a escala municipal y también autonómica. A primera hora de la madrugada, pasaban a manos del PP la Comunidad Valenciana y los gobiernos autonómicos de Aragón, Baleares, Extremadura y La Rioja. La victoria del PP sobre el PSOE incluye el vuelco en todas las capitales andaluzas, menos Jaén, y muchas otras significativas, como Valencia, o la posibilidad de gobernar en Valladolid. En muchos lugares, como la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid y varias capitales de Andalucía, el triunfo se produce además por mayoría absoluta, una concentración de voto que empieza a ser difícil de ver en España. Es un éxito rotundo aunque en porcentaje global de voto en municipales —donde votan todos los españoles— su distancia con el PSOE es de solo tres puntos y 760.000 votos en toda España, después de engullir totalmente a Ciudadanos, que certifica su desaparición.

El mal resultado del PSOE se traduce en la pérdida de apenas 400.000 votos y sigue por encima de los seis millones. Obtuvo 6,9 millones en las últimas generales de noviembre de 2019, y 6,7 millones en las municipales de 2019. Este domingo consiguió 6,2 millones, aunque la pérdida de poder político que se deriva de ese resultado es mucho mayor. La dispersión en dos, tres y hasta cuatro candidaturas en algunos lugares en la izquierda a la izquierda del PSOE ha perjudicado su capacidad de gobernar al no poder sumar para mantener Ejecutivos autónomos y ayuntamientos.

La gran novedad a la que se enfrenta el PP a partir de este lunes son los muchos municipios y todas las comunidades, menos Madrid, en las que para gobernar debe pactar con una formación de ultraderecha que no ha ocultado su cuestionamiento de algunos de los principios estructurales de la democracia, Vox. Es una decisión de enorme calado porque supone meter a esta formación en la mesa de los consejos de gobierno y esta vez la decisión le toca tomarla directamente a Alberto Núñez Feijóo.

Cuando se hizo en Castilla y León, argumentó que era una herencia de Pablo Casado y ha sido muy impreciso en cada declaración relacionada con esa posibilidad que un día habría de llegar. Los de Santiago Abascal han multiplicado por dos sus resultados municipales y escalan hasta un poco más del 7% del voto con millón y medio de votantes (aunque muy lejos de los más de tres millones y medio de sufragios de las segundas generales de 2019). La capacidad de Vox para acceder al poder institucional está entre las noticias menos esperanzadoras de la jornada electoral y obliga a reflexionar sobre la estabilidad de un voto de ultraderecha en España.

El Partido Popular crece, absorbe Ciudadanos y tiene un aliado que sale fortalecido de la contienda. Todo lo contrario que el PSOE, que aguanta y no se hunde pero cae, y ve cómo sus aliados a la izquierda sufren el castigo de acudir desunidos y de estar en declive electoral. En Asturias, Podemos ha perdido tres diputados y 37.000 votos.

A excepción de la mayoría absoluta en Castilla-La Mancha, los socialistas no tienen ninguna buena noticia, con pérdidas de carácter simbólico como la Alcaldía de Sevilla, y se reproduce en la capital de Andalucía el destino que afecta al resto de las capitales de provincia, con resultados favorables al PP muy abultados, como en Córdoba, Cádiz o Málaga. En el conjunto de Andalucía, el PP aventaja al PSOE en algo más del 5% y 200.000 votos, pero el PSOE retiene una mayoría de concejales, en torno a 3.700, quinientos más que el PP.

Los socialistas pierden la Comunidad Valenciana y otras cinco, y ni siquiera son la fuerza más votada en Barcelona. La izquierda tiene una larga reflexión por delante. El PSOE debe asumir el error de una campaña electoral que convirtió en nacional con el presidente anunciando en los mítines acciones de Gobierno percibidas como promesas electorales. Pero donde la reflexión y la acción parecen más perentorias es en el resto de los partidos del bloque de izquierdas. Divididos, enfrentados, con múltiples marcas por todo el territorio nacional, su declive en estas elecciones es claro y el peligro de reproducir estos resultados en las generales y mermar las posibilidades de reeditar el Gobierno de coalición, evidente.

Entre las noticias que deja esta jornada está el avance de Bildu sobre el PNV en el cómputo global, y queda en primer lugar en Vitoria, probablemente beneficiado por el protagonismo que a escala nacional tuvo durante la primera semana de la campaña electoral a cuenta de las listas. La victoria de Xavier Trias en Barcelona ha resuelto en contra de la actual alcaldesa, Ada Colau, el plebiscito en el que se convirtieron estas elecciones municipales. Más allá de la batalla de Barcelona, el PSC consolida en Cataluña su crecimiento y ERC pierde por muy poco la segunda posición en favor de Junts.

Los buenos resultados del PP en Madrid, Andalucía y Valencia significan para Feijóo un espaldarazo a su liderazgo nacional y a la vez sitúan al presidente del PP ante la necesidad de fijar un criterio con decisiones políticas relevantes en aquellos lugares donde los votos de Vox son necesarios para gobernar. Las ambigüedades de Feijóo en ese punto tienen los días contados, como son contadas las posibilidades de gobernar sin Vox en Valencia, Aragón o Baleares.

El PP ha aplazado durante mucho tiempo el debate que hoy tiene sobre la mesa y que afecta también a la estrategia del partido: dos líderes territoriales han conseguido la mayoría absoluta. El ciclo que empezó Moreno Bonilla huyendo del modelo Vox con una mayoría absoluta hace un año se consolidó en las municipales, mientras que Isabel Díaz Ayuso ha obtenido la suya mimetizándose con Vox. La incógnita es qué camino decidirá seguir el presidente del partido en la segunda parte del ciclo electoral.

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