La diversidad en las listas: pocos candidatos de origen extranjero e incómodos
Aumentan los fichajes que apuestan por la diversidad étnica y religiosa, pero con desafíos pendientes para los partidos
Suena el teléfono. “Eres extranjera, pero buena oradora, la gente te conoce, la cámara te quiere… Serías una gran candidata. Piénsatelo, seguro que entrarías en un buen lugar en la lista…”. Hace unas cuantas campañas electorales, esta llamada que recibió una abogada latinoamericana conocida por su activismo antirracista era aún un ejercicio torpe de hacer política.
Hoy la carrera de los partidos por atraer perfiles de otros orígenes, razas y religiones se acelera en cada cita con las urnas y los candidatos se cuentan por decenas. Estos fichajes son cada vez más comunes, pero aún están lejos de normalizarse y de representar a todos los colectivos que integran a la sociedad española. También siguen planteando cuestiones incómodas entre los candidatos y sus partidos. ¿Hay una apuesta real por la diversidad?, ¿ejercen estos candidatos el poder que les prometen?, ¿les buscan solo por su liderazgo entre migrantes o también por sus perfiles destacados en otras áreas?
EL PAÍS ha entrevistado a casi una decena de ellos, novatos y veteranos, cuyas carreras se han cruzado en algún momento con la política. Sus respuestas revelan críticas, sobre todo en el caso de la izquierda, con candidatos mucho más vinculados a la lucha antirracista. No es así en el caso de la derecha, donde reivindican la meritocracia, más allá del origen.
Maysoun Douas dejará su silla de concejala en el Ayuntamiento de Madrid tras las elecciones municipales del día 28 después de un mandato representando a Más Madrid. Es doctora en Física, granadina, de padres marroquíes y lleva hiyab. “Me fichó Manuela Carmena en 2019, no tanto por ser una mujer musulmana, sino porque le interesó mi vínculo con la innovación y el emprendedurismo”, recuerda. Su despedida de la política municipal es agridulce. “Creo que fui una persona incómoda para mucha gente”, resume. “Muchas veces, cuando en política buscan perfiles para representar la pluralidad, sea étnica o religiosa, en realidad, buscan la víctima. Sobre todo en la izquierda quieren a alguien que simbolice un problema sangrante, que represente la violación de derechos humanos, un asunto donde la izquierda está muy posicionada… Pero no entré en política solo para hablar de racismo, yo vine a hablar de talento y oportunidades”, explica.
Érika Rodríguez, profesora de Sociología de la UCM y concejala por el PSOE en Madrid de 2016 a 2019, lamenta cómo se tiende a llevar a los migrantes hacia áreas en las que pesa más su origen que su experiencia personal. “Se asume que el migrante representa, sabe y se interesa por los temas que le atañen en su condición de migrante y es difícil encontrarlos en otras áreas como economía o política interior. En cierta forma, hay una limitación de las opciones que no se ajusta a su experiencia, intereses, y capacidades”, explica la profesora de origen colombiano.
Así dice haberlo vivido Maysoun Douas, que ha tenido que pelear por conseguir espacio en las áreas económicas que controlaba. También recuerda la de veces que le han dicho “esto no lo vas a entender porque es algo de la cultura española”.
Este 28-M, en la candidatura de Más Madrid sale Douas y entra Carolina Elías, nacida en El Salvador. Abogada de profesión, dejó la presidencia de Sedoac —organización que ha defendido activamente los derechos de las empleadas del hogar— para lanzarse a la política. No era la primera vez que la buscaban, tampoco fue fácil la decisión de presentarse. Va de número nueve en la lista. “Una de las condiciones para aceptar, era ocupar un lugar en el que pudiese salir elegida. Dar el paso del activismo a la política me significa, me marca”, explica. “Sé que hay compañeras que se han sentido utilizadas para rellenar una lista, pero tengo el compromiso del partido para seguir con mi lucha por las personas racializadas y específicamente por las mujeres”, mantiene.
Salvo un giro imposible de guion, Belinda Ntutumu no será concejala del Ayuntamiento de Murcia. Fichada por Podemos, esta técnica agrícola de origen ecuatoguineano fue la tercera candidata más votada en las primarias de la formación, aunque la han relegado al número 10 de la lista en una ciudad donde el partido solo tiene dos ediles. “Si no se asegura la representación, al final se convierte en un modelo electoralista de cara a las elecciones”, afirma. “En esta región los índices de diversidad son muy altos, pero esa diversidad no está representada ni en el profesorado de las escuelas, ni en los trabajadores, ni mucho menos en la política. No hay cuotas, no se promueve la diversidad, tampoco se fomenta la participación... Hay miedo en los partidos: te quieren, pero realmente tienen miedo de que puedas llegar”, lamenta.
Santiago Pérez Nievas, profesor de Ciencias Políticas de la UCM, analizó en las elecciones municipales de 2011 y 2015 hasta qué punto los partidos integraban en sus listas a candidatos de origen inmigrante. La conclusión — aún aplicable al escenario actual, advierte—, fue que incluso en municipios con alta concentración de extranjeros entre sus vecinos la representación era bastante baja. “Todavía estamos en un punto incipiente. Es razonable que en España se haya ido más despacio porque los flujos migratorios han sido más lentos que en otros países de nuestro entorno, pero por unas razones u otras, los partidos no lo están haciendo bien”, explica.
“En general, los partidos no han entendido todavía el verdadero significado de representatividad”, mantiene Yeison García, que fue asesor de Rita Bosaho, actual directora general para la Igualdad de Trato y Diversidad y primera diputada negra en el Congreso. Al final, las personas racializadas acaban ocupando un espacio de cuota”, explica García, nacido en Cali (Colombia). “Si no hay poder ni recursos no se puede hacer política”, reivindica Jessica González, candidata de Barcelona En Comú al Ayuntamiento de Barcelona. “Y la política hay que hacerla desde una perspectiva de que no todo el mundo es blanco ni está en situación regular”.
Faltan datos
No hay investigaciones recientes del origen de los candidatos a nivel local, regional y nacional. Y, sin datos, falta análisis. En el estudio La representación política de las personas de origen inmigrante en España e Italia se observa que la política está lejos de reflejar la diversidad de la sociedad española. Una de sus autoras, Laura Morales, catedrática de Ciencia Política en Sciences Po, afirma que, en el Congreso, el porcentaje de diputados con orígenes familiares extranjeros se mantiene en torno al 2% desde el año 2000. Y desde los años noventa, a excepción de esta última legislatura, la mayoría eran del PP.
El bajo porcentaje contrasta con los 7,5 millones de personas nacidas en el extranjero, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), que viven en España, un 16% de la población. Entre ellas, 2,5 millones ya tienen la nacionalidad española y, por tanto, derecho a voto y a ser candidato en todas las elecciones. En las elecciones municipales, en concreto, solo pueden votar todos los ciudadanos de la UE y los extranjeros de los 13 países que permiten el sufragio a los españoles, entre ellos Bolivia, Colombia, Ecuador o Perú, casi 415.000 ciudadanos, según el INE.
La entrada de candidatos de origen extranjero está limitada por ley. Los comicios municipales son más abiertos y en ellos pueden presentarse ciudadanos que no cuentan con la nacionalidad española, pero solo si pertenecen a la UE (también del Reino Unido). En las elecciones autonómicas y generales, no importa el lugar de origen siempre que se hayan obtenido la nacionalidad española.
Frente a las reivindicaciones de los candidatos de la izquierda, en el PP el discurso es el de ganancia mutua. “Mi integración ha sido fácil”, defiende Orlando Chacón, diputado de origen colombiano en la Asamblea de Madrid y número 23 en las listas del Ayuntamiento de la capital. “He demostrado mi valía y capacidad y por eso han confiado en mí. Creo firmemente en la meritocracia. En el PP nunca se ha cumplido una cuota”, afirma. La concejala de Jerez de la Frontera (Cádiz), Yessika Quintero, de origen venezolano, comparte la idea de huir de las cuotas. “En el PP no nos hacen sentir que estamos en las listas por ser extranjeros”, sentencia.
Los partidos, en general, no centralizan el control de sus candidaturas municipales y autonómicas y, hay formaciones, como el PP, que aseguran que no “segmentan” el origen de sus miembros, ni en las candidaturas, ni en sus estructuras. “Escogemos a los candidatos por su valía y mayor capacidad de representación”, explican fuentes del PP. A la izquierda, Podemos afirma haber incluido a personas de origen inmigrante en las listas de las principales ciudades y asegura que cuenta con una “amplia participación” en cargos de su estructura orgánica. “Debemos poner en valor que estas personas han sido elegidas en primarias, la mayoría somos militantes de Podemos y no invitados que venimos a darle algo de color a las listas”, añaden fuentes del partido.
Ciudadanos es de las pocas formaciones que sí ha hecho los cálculos y asegura que un 9% de sus 15.000 candidatos tienen origen extranjero, principalmente de Latinoamérica y Europa. En el caso de Esquerra, que en los últimos comicios presentó 254 personas de origen extranjero en sus listas, tiene en este momento dos alcaldes y 35 concejales procedentes de países no europeos y tres con raíces romaníes. “ERC es muy consciente que Cataluña es un país diverso y que esta diversidad se debe reflejar también en la composición interna del partido”, afirman. Y en Izquierda Unida aseguran: “Nos esforzamos para que la presencia de las personas migrantes en nuestras candidaturas sea cada vez más representativa. Queda trabajo por hacer, generar referentes, espacios de participación interna”.
Karim Sabni El Garraf, que ocupa el quinto puesto de las listas de ERC en Girona, echa en falta valentía en los partidos de izquierda. “La derecha lo tiene claro e incorpora a personas migrantes que digan amén a todos los valores del partido, pero la izquierda debería hacer todo lo contrario y adaptar sus discursos a las luchas antirracistas, pero no hay valentía. No vale con tener inmigrantes en la lista, hay que ponerlos en posición de salida y aceptar que van a cambiar cosas”.
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