La dana ha destruido las pruebas recabadas por la policía en el incendio de Campanar
La policía informa al juzgado de la destrucción de piezas como el motor de la nevera, que originó el fuego, y los elementos de la fachada, por donde se propagaron las llamas que causaron 10 muertos
Las pruebas que la policía recogió en el incendio del edificio devorado por las llamas en el barrio de Campanar de Valencia, en el que murieron diez personas, han desaparecido. Así lo ha comunicado la brigada provincial de la policía judicial al juzgado en el que se investiga la causa, al que detalla las piezas destruidas “al haber resultado gravemente afectadas por la dana”. Las llamadas “piezas de convicción” se encontraban en una nave, propiedad de la Generalitat valenciana, ubicada en el municipio de Riba-Roja. Además de las pruebas del incendio del Campanar, el agua afectó a otras 30.000 piezas del partido judicial de Valencia y de la Audiencia Provincial de Valencia. De momento se desconoce el alcance de las consecuencias de los casos afectados que, según abogados consultados, pueden afectar a la determinación de responsabilidades o incluso a la validez de los propios asuntos.
Entre los objetos que han desaparecido estaba el motor comprensor del frigorífico que, según el informe de la policía científica, se encontraba en el apartamento 86 de la torre más alta del complejo residencial y que fue el origen de las llamas. También se encontraban los fragmentos metálicos de los paneles que recubrían la fachada del edificio, “formados por una capa externa metálica, una capa intermedia de una sustancia sólida de color negro y una capa interna metálica”, según figura en el escrito remitido por la policía al juzgado. Esos elementos son los que, a juicio de algunos expertos, provocaron la rápida propagación de las llamas que, hace casi un año, acabaron destrozando 138 residencias. Entre las pruebas que tampoco podrán ser utilizadas judicialmente, en un caso que aún está en investigación, también había un fragmento “del material situado entre la pared del edificio y los paneles exteriores”. Ese material es el que se instaló para implantar una fachada ventilada, en las que se deja un espacio entre el recubrimiento y la estructura del edificio, cavidad que, en el caso del edificio devorado por las llamas en Campanar, provocó un efecto chimenea y facilitó el ascenso y propagación del fuego.
Ese material se encontraba en la nave de la Generalitat, y guardado como parte de las diligencias, en un frasco de cristal. En otro, la policía conservaba “restos de la sustancia sólida de color negro sometidos al efecto del calor del fuego encontrados adheridos en una de las chapas metálicas desprendidas de la fachada del edificio”, tal como detalla la policía.
El abogado Manolo Mata, que ejerce la acusación en representación de varias víctimas, destaca los problemas que puede acarrear la desaparición de dos de los elementos. Sobre el motor de la nevera señala que era la pieza nuclear por ser de la que partió el chispazo que provocó el incendio y, por lo tanto, “esencial para determinar si había algún tipo de responsabilidad del fabricante”. Además, incide en los fragmentos de los paneles de las fachadas que ha calificado de “determinantes” para calibrar las calidades con las que se construyó el edificio, “si vulneraban la legislación respecto al carácter ignífugo de los mismos o si en su construcción había vicios ocultos”. “Nuestra pretensión es averiguar la verdad y ver si hay algún responsable y se está hurtando mucho a la verdad con la desaparición de las piezas de convicción”, ha concluido Mata.
La dana que el pasado 29 de octubre provocó la muerte de 224 personas (todavía hay tres desaparecidos) causó además cuantiosos daños materiales, por encima de los 17.000 millones de euros, según calculó el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) en su informe Alcance económico de la dana. Las lluvias torrenciales afectaron a más de medio centenar de polígonos industriales y, en muchos casos, a las naves que se encontraban en ellos.
En el caso de la de la Generalitat, el depósito de piezas registró una acumulación de agua de, aproximadamente, un metro de altura y el derribo de uno de los muros perimetrales. La inundación afectó a las piezas que se encontraban depositadas en los niveles 1 y 2 de las estanterías que las almacenaban y a aquellas que se cayeron al suelo como consecuencia del derrumbe, lo que supone la afección a alrededor de 30.000 piezas, según cálculos realizados por la consejería de Justicia. Según estas estimaciones, realizadas el pasado mes de diciembre, el agua dañó al 15% del material aunque no todo con el mismo grado.
En la nave también se guarda documentación judicial pero esta no se vio perjudicada por la inundación, ya que se encontraba en la planta primera del edificio y, por lo tanto, no se ha visto dañada.
El Complejo Logístico y Archivo Intermedio de la Generalitat Valenciana se encuentra totalmente agotado en cuanto a la disposición de espacios por lo que se hace necesario el traslado de las piezas a otro lugar, al menos provisionalmente, con el fin de poder acometer la limpieza y restauración de los depósitos afectados. El Letrado de la Administración de Justicia Director del Servicio Común Procesal de Asuntos Generales del partido judicial de Valencia propone el traslado de las piezas de convicción no afectadas, al Sótano 2 de la Ciudad de la Justicia de Valencia; el de las piezas afectadas sobre las que se debe llevar a cabo una labor de triaje, a varios contenedores ubicados en el interior del complejo de Ribarroja; y, el de las piezas que han quedado completamente inutilizadas, a una planta de destrucción.
La Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana acordó, el pasado 20 de noviembre, autorizar “la limpieza inmediata de los sótanos del Archivo Territorial y el traslado de las piezas no afectadas a otro espacio con el fin de que se pueda garantizar la conservación y la cadena de custodia”. En un informe de la consejería de Justicia, el director del Servicio Común Procesal de Asuntos Generales del partido judicial de Valencia propuso el traslado de las piezas de convicción no afectadas, al sótano de la Ciudad de la Justicia de Valencia. Además, se debía hacer una selección entre las afectadas y las inutilizadas, para llevarlas a una planta de destrucción.
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