El conductor de Zaplana declara ante el tribunal: “A mí me daban sobres, pero no sé qué llevaban dentro”

El chófer del expresidente de la Generalitat y exministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, ha sido apercibido este martes por el presidente del tribunal de la Audiencia de Valencia que juzga al dirigente del PP, acusado de prevaricación, cohecho y blanqueo, entre otros delitos. “Está declarando como testigo e incurrir en falso testimonio puede conllevar una pena de cárcel”, le ha dicho el juez al conductor durante el interrogatorio en el que estaba siendo preguntado por el traslado de sobres. “A mi me daban sobres pero no sé qué llevaban dentro”, ha sido una de las pocas afirmaciones del chófer que no ha variado a lo largo de su declaración.

El conductor ha dicho que recogía y llevaba sobres por indicación del propio Zaplana o de su secretaria, Mitsouko Henríquez, que también se sienta en el banquillo de los acusados por el supuesto amaño en las adjudicaciones de las ITV y de los parques eólicos y las presuntas mordidas que el dirigente del PP cobró por ello.

“Eran sobres normales”, ha dicho el chófer. “¿Pero cuántos llevó?”, le ha inquirido el fiscal. “Dos”, le ha contestado. “Igual llevaban billetes de tren”, ha añadido. “Lo habitual era llevar, no recoger”, ha señalado también. “Pero, independientemente del tipo de sobre, ¿cuántos llevó?, le ha insistido el fiscal. “Tres o cuatro”, ha contestado contradiciendo su respuesta anterior. “¿Solo?”, ha repetido el fiscal. “No me acuerdo”, ha respondido quien fue chófer de Eduardo Zaplana hasta 2018, cuando fue detenido.

Ante el despropósito en el que se estaba convirtiendo la declaración, ha intervenido el magistrado, que le ha conminado a decir la verdad: “Digo la verdad pero no me acuerdo”, ha indicado entonces. “Habré llevado 10 sobres o por ahí”, ha añadido, aunque ha dicho no recordar a quiénes entregaba los mismos.

El interrogatorio sobre los sobres se ha producido después de que este mismo testigo explicara que trabajaba para Zaplana y que cobraba de él en metálico. “Establecíamos el importe, concretábamos precio y ya está, me pagaba en metálico”, ha dicho.

La sesión del juicio al expresidente de la Generalitat se ha centrado en la declaración de testigos llamados por el fiscal que han situado al exministro como titular de los bienes comprados, supuestamente, con dinero de las mordidas. Los empresarios José y Vicente Cotino ya admitieron haber pagado sobornos por la adjudicación de parte de los contratos, mientras que un amigo de la infancia de Eduardo Zaplana, Joaquín Barceló, que cobró de los Cotino, admitió haber ejercido de testaferro del expresidente autonómico.

Al igual que el chófer, también cobraba en metálico el capitán de yate que disfrutaba Zaplana y que, supuestamente, se compró con las mordidas. Y pasó lo mismo con un abono de 100.000 euros para la adquisición de un piso en la calle Núñez de Balboa de Madrid que, según la investigación, se hizo con el mismo dinero, de procedencia ilícita. “No recuerdo si se entregó esa cantidad en metálico”, ha dicho la persona que gestionó la venta quien ha añadido: “Era un método habitual en la gran mayoría de operaciones inmobiliarias de entonces así que, casi casi con total seguridad, sería así”. La defensa de Zaplana mantiene que la vivienda, escriturada a nombre de Costera de Glorio (una de las sociedades del testaferro confeso), no era suya pero sí fue a él a quien se la enseñó la trabajadora de la inmobiliaria que la tenía a la venta. Otro de los testigos citados por la Fiscalía ha sido el conserje de esa vivienda que tuvo constancia de que pudo haber vivido ahí por unas notas que le entregó el anterior portero en las que ponía el nombre de Eduardo Zaplana junto al de la empresa Costera del Glorio.