La Fe, el hospital que ha hecho latir mil corazones
El complejo sanitario valenciano de referencia se suma a los escasos centros en el mundo que superan el millar de trasplantes cardiacos
El trasplante de órganos es una actividad nocturna, como la de los búhos. Normalmente se genera a última hora de la mañana, cuando la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) avisa de que hay un donante, y los equipos se desplazan para extraer el órgano (a veces son más de uno) y llevarlo al hospital donde se implanta al paciente receptor hacia la tarde-noche. El equipo que se mueve alrededor de un trasplante cardiaco es de al menos 50 personas y el transporte, que coincida todo, es crucial para que las cosas salgan bien porque el número de horas que pasan desde que extraes un corazón hasta que vuelve a latir es limitado y tienen que ir deprisa. “Yo digo que tengo un servicio de serenos porque a veces, coincide con otras urgencias, son las tres de la madrugada y en los pasillos de quirófanos parecen que sean las doce del mediodía, hay mucha gente implicada para que todo salga adelante”, bromea el jefe de Cirugía Cardiaca del Hospital La Fe de Valencia, Juan Martínez León (Massamagrell, 66 años) sin restar un ápice de seriedad a lo que hacen. La Generalitat les otorgó el 9 d’Octubre la distinción al Mérito Científico por el millar de trasplantes de corazón realizados en 36 años. “Hay unos 25 hospitales en todo el mundo que han logrado esa proeza. Llevamos 1.009 en La Fe y eso es muy relevante porque la mitad de los que se realizan en todo el mundo se llevan a cabo en EE UU, con hospitales muy potentes si tenemos en cuenta el número de corazones que trasplantan cada año”, subraya Martínez.
“El trasplante salva a cuatro de cada cinco pacientes intervenidos”, ilustra Luis Almenar (Madrid, 63 años), responsable de la Unidad de Insuficiencia Cardíaca y Trasplante del Servicio de Cardiología y Coordinador de Trasplantes Cardiacos del hospital valenciano. Eso significa un 80% de supervivencia al año en adultos, siendo mayor en niños (90%). La Fe es el único hospital de referencia en trasplantes cardiacos para los más de cinco millones de valencianos. Esto hace que la relación entre centro trasplantador y número de pacientes sea óptima. “Y eso es positivo porque la experiencia que tenemos durante el trasplante y en el postoperatorio es muy buena, ya que tan importante es el momento de implantar un corazón como el seguimiento a largo plazo”, aclara Martínez León. El hospital es “muy trasplantador”, apostilla Almenar, e implanta riñón, tejidos, córnea, pulmón, corazón, hígado… “El trasplante está introducido completamente en el hospital, forma parte de su ADN, y el equipo a efectos prácticos es todo el hospital. No obstante, en el trasplante cardíaco, los servicios directamente implicados son Cirugía cardíaca, Unidad de Críticos (Intensivos, Anestesia y Reanimación), Coordinación de Trasplantes y Cardiología”, señala.
Este hospital hizo su primer trasplante cardiaco en 1987 a una mujer de 30 años que sufría una cardiopatía muy evolucionada. Almenar se había incorporado como residente al servicio, y recuerda cómo el 16 de noviembre el doctor Maroñas [ya fallecido] fue a recoger el corazón de un donante al Hospital Clínico de Valencia mientras la policía le abría el paso. “Cuando llegó al antiguo complejo de Campanar, habían cubierto todo el camino hasta el quirófano con paños verdes esterilizados”, describe. Los servicios participantes estaban todavía un poco disgregados: cirugía por su lado, cardiología por el suyo, críticos por otro. “No estábamos todavía compactados, pero a partir de 1993 se realizó una completa coordinación y ahora realizamos alrededor de 30 trasplantes cardiacos anuales”, prosigue el coordinador.
La figura más importante del sistema son los donantes. Las negativas familiares en Valencia son de las menores de España: “Sólo un 10% de personas no quieren ser donantes”, precisa Almenar. España es uno de los países del mundo con mayor número “porque tenemos una ley muy generosa donde todos somos donantes de órganos excepto que nos hayamos expresado en contra. Tenemos cuatro veces más que Alemania y eso redunda en nuestros excelentes resultados”, reconoce el doctor Martínez León.
La excelencia del hospital valenciano en trasplantes beneficia no solo a los adultos sino también a los niños. No es muy significativo en número —solo 16 de los 1.009 han sido trasplantes pediátricos— pero “sí es relevante en cuanto a la calidad de vida que ofrecen”, apostilla el jefe de Cirugía. “Por ejemplo, dentro de los infantiles, los dos últimos que hemos hecho han sido a niños que estaban con un soporte circulatorio, es decir que tenían una especie de corazón artificial, aguantándolos hasta que se ha podido hacer el trasplante. Fue increíble. El hospital tiene una base muy sólida para hacer estas cosas”, asegura.
La Fe es además pionera en las asistencias con sistemas mecánicos, que ayudan al paciente a llegar en buenas condiciones al trasplante. Es el caso de los ECMO, máquina de oxigenación extracorpórea, con la que el hospital valenciano ha trabajado a gran escala. “Hace un año ya sobrepasamos los 500 ECMO. Desde que el paciente se pone muy enfermo y necesita un trasplante hasta que se lleva a cabo, se tardan días en conseguir un órgano y durante ese tiempo el paciente tiene que estar muy bien mantenido, en críticos, con ECMO o con alguna asistencia de tipo ventricular”, apunta Almenar.
¿Cuál es el futuro? “La tasa de donantes por accidentes afortunadamente ha descendido mucho, pero nosotros necesitamos evolucionar para conseguir corazones”, apunta Martínez León. La Fe desarrolla un programa para conseguir donantes en asistolia (los órganos proceden de una persona a la que se le diagnostica la muerte tras la confirmación del cese irreversible de las funciones cardiorespiratorias (ausencia de latido cardiaco y de respiración espontánea)—se han hecho ocho este año gracias a ese programa—, pacientes cuyos órganos se perdían antiguamente. “Conseguir más órganos es el gran reto. Y el segundo, simplificar toda la parafernalia mecánica que hay alrededor del corazón, lo que llamamos corazón artificial. Antiguamente los marcapasos eran grandes, ahora son pequeñitos y nadie sabe si lo llevas. Los corazones artificiales llegarán a ser así en algún momento, creo que ahí se va a avanzar mucho”, se muestra convencido el jefe de Cirugía Cardiaca.
Medio millón de personas con insuficiencia cardiaca
Almenar insiste en que el fallo del corazón (insuficiencia cardiaca) es una enfermedad muy prevalente. En la Comunidad Valenciana la padecen más de 500.000 personas, y con el trasplante tan sólo se pueden mejorar a 30-35 al año. Por eso, sigue siendo necesario, no solo incrementar el número de donantes, sino seguir desarrollando aparatos electromecánicos que ayuden al corazón a realizar su función.
Desde sus respectivas responsabilidades, ambos doctores tienen muchas vivencias a sus espaldas: desde presenciar la boda de un paciente en reanimación al que un nuevo corazón le salvó la vida, a participar en el retrasplante de una mujer, operada por primera vez a los dos años en Madrid, y que a los 28 recibió otro órgano. “Es como vivir y morir dos veces. Son cosas que impactan”, reconoce Martínez León.
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