La ola de indignación por Gaza arrastra a Junts a hacer equilibrios en su apoyo a Israel
El partido de Carles Puigdemont trata de no excluirse del rechazo a Netanyahu, pero exhibe matices a su condena


El Parlament de Cataluña decidió suspender el pleno del pasado jueves como reacción de solidaridad y apoyo a los integrantes de la flotilla propalestina que, unas horas antes, habían sido detenidos por las fuerzas armadas de Israel. En el grupo de arrestados constaban una veintena de catalanes, entre ellos un concejal de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, la exalcaldesa Ada Colau y una diputada de la CUP. Junts, que ostenta la presidencia del Parlament con Josep Rull, se posicionó en contra de suspender la sesión, junto con el PP y las formaciones de ultraderecha Vox y Aliança Catalana. “No se ha detenido ningún pleno por la guerra entre Israel y Palestina ni por los miles de muertos y ahora se quiere detener por la interceptación de la flotilla”, criticó la portavoz de Junts, Mònica Sales. La salvaje represión del Gobierno de Benjamin Netanyahu sobre la población de Gaza ha aflorado una contestación social que ha arrastrado, también, a los partidos políticos y ha puesto a Junts per Catalunya ante la necesidad de hacer equilibrios para no quedar señalado, pero sin erosionar su acostumbrada buena relación con Israel.
Esta semana, concretamente el martes, se tiene que afrontar en el Congreso de los Diputados la votación del decreto del Gobierno que contempla el embargo de armas a Israel. Junts lleva meses afirmando que no tiene intención de facilitarle la vida al Ejecutivo y que cada asunto hay que negociarlo como una pieza propia. Pese a ello, el partido que lidera Carles Puigdemont ha avanzado que apoyará el embargo a Israel. La confirmación por parte del equipo que comanda Míriam Nogueras llegó el jueves, unas horas después de que Junts tratara de abortar el aplazamiento del pleno en el Parlament.
El posicionamiento de la formación independentista en la cuestión israelí dibuja una ruta zigzagueante para no pisar charcos. Fuentes de la ejecutiva del partido señalan que Puigdemont, lo mismo que el responsable de asuntos internacionales, Aleix Sarri, o la exconsejera de Exteriores de la Generalitat, Victòria Alsina, tiene inclinaciones proisraelíes. Esa línea supone una continuidad al trato afín que, en tiempos de Jordi Pujol, siempre se despachó desde Convergència porque Israel era visto como un ejemplo de defensa de la identidad y de construcción nacional. El mes pasado, Puigdemont reaccionó públicamente cuando, después de que el Gobierno anunciara sanciones contra el Estado judío por su ofensiva en Gaza, trascendió que el Gobierno de Netanyahu iba a considerar el posible boicot israelí a la próxima edición del Mobile World Congress en Barcelona.
El expresidente catalán publicó un mensaje en las redes sociales donde criticaba al PSOE y al PSC por “asustar inversiones extranjeras” en Cataluña y alertaba de la conveniencia de no enfadar a Israel. “Boicotear los productos y las empresas de Israel por el simple hecho de ser israelíes es un error”, escribió, al tiempo que lamentaba la posible ausencia en el MWC de “uno de los países tecnológicamente más avanzados del mundo”. El comentario del expresident recibió una dura crítica por parte de la CUP. “Peor que el silencio del expresidente Puigdemont sobre el genocidio en Gaza es que las primeras declaraciones sean para hablar de inversiones”, le afeó la diputada Laure Vega.
En el grupo de Junts en el Parlament, el posicionamiento sobre la cuestión israelí causa debate interno. “Yo no he sido nunca partidario de los boicots, como no lo era cuando en España se trataba de boicotear al cava catalán”, manifiesta un diputado que no esconde su sentimiento proisraelí. El partido se sumó recientemente a la convocatoria de un minuto de silencio para denunciar en la Cámara catalana la masacre en Gaza, al tiempo que publicaba un comunicado para puntualizar que “Junts también condena los atentados del 7 de octubre”, en alusión a los crímenes que cometieron los terroristas de Hamás hace dos años.

Fue precisamente a finales de 2023 cuando Junts trató de impulsar en el Parlament una moción sobre Israel que pretendía reconocer el “derecho de Israel a existir” y reprobar el uso del término “apartheid” para definir el régimen que Israel aplica en Palestina. Aquella iniciativa no prosperó por falta de apoyos.
En el Ayuntamiento de Barcelona, donde tras la marcha de Xavier Trias Junts no ha definido un liderazgo claro y anda buscando candidato para 2027, el partido tiene un perfil más difuminado. En el pleno del pasado viernes, Junts se sumó a los Comunes, PSC y ERC para aprobar una declaración institucional que califica de “acción ilegal, coercitiva y violenta” el asalto a la flotilla donde viajaba Ada Colau.
El edil de Junts Damià Calvet posó en una foto de grupo donde también aparecía un cartel que condenaba expresamente el “genocidio” en Gaza. Calvet fue consejero de la Generalitat durante la etapa de Quim Torra, quien siendo president manifestó en una entrevista su parecer sobre Israel: “Siempre está presente en mi mente el deseo de ser de la gente de Israel”, señaló Torra, y agregó que “muchos catalanes” admiran a Israel por haberse constituido en un Estado.
También en Barcelona, durante las recientes fiestas patronales de la Mercè, Junts se alineó igualmente con PSC, ERC y los Comunes para avalar una pancarta en el balcón municipal contra el “genocidio” que practica Israel. En el Parlament, en cambio, una abstención de Junts impidió la lectura de una declaración institucional en sesión parlamentaria para rechazar el “genocidio”, los “asesinatos” y la “negación de los derechos básicos” a la población palestina.
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