Los problemas de la compresión lectora: “Que me dejen cuatro años la misma plantilla y veremos mejoras”
Las escuelas reclaman la estabilidad de plantillas, más docentes o atajar la pobreza infantil: “Algunos alumnos no van a la biblioteca, aunque les gustaría, porque sus padres no los llevan”


Los alumnos catalanes -y no solo ellos- cada vez leen menos y tienen una comprensión lectora más pobre. Lo dicen las evidencias científicas y las evidencias sociales, basadas en un entorno dominado, cada vez más, por las pantallas y por los mensajes y textos cortos y superficiales. Y las científicas quedaron reflejadas en el último informe internacional PIRLS, -el PISA especializado en comprensión lectora-: Cataluña obtuvo 507 puntos, muy por debajo de los 521 puntos de media de España y de los 528 de los países de la OCDE. Estos resultados, del año 2021, también revelaron un retroceso de 15 puntos respecto al informe de 2016.
Los decepcionantes resultados del PIRLS llevaron a la Fundación Bofill -especializada en temas educativos- a encargar un informe a la doctora en lingüística y profesora de secundaria, Anna Llauradó, sobre las causas de esta situación. La experta, en su informe Comprensión lectora: la asignatura pendiente, lo achaca esta situación a cuatro factores: por un lado, unos currículos actuales demasiado generales. “Comparando los currículos de otras comunidades o de otros países, vemos que el de Cataluña es menos ambiciosos y está menos especificado”, apunta Llauradó. A esto se añade, según dicho estudio, la falta de formación, de tiempo y de apoyo de los profesores para desplegar programas de mejora; falta de instrumentos para detectar problemas de aprendizaje en alumnos menores de 6 años; y el poco fomento del hábito lector fuera de la escuela.
La escuela La Pau de Barcelona participa en una de las iniciativas impulsadas por el Departamento de Educación para remontar la situación: la Red de Competencia lectora, un piloto de dos años iniciado el curso pasado en 200 centros y que este curso se ha ampliado a 538. Se apuntaron a la iniciativa para mejorar los resultados de este centro, con el 60% de alumnos vulnerables. El equipo directivo la valora muy positivamente porque “está basada en evidencias científicas” y tienen implementadas una serie de estrategias: media hora de lectura diaria en que la maestra hace un seguimiento individual, así como espacios para la conciencia fonológica, enriquecer el léxico, biblioteca… Aunque ha pasado poco tiempo, aseguran que empiezan a notar los resultados: “Antes no teníamos ningún alumno con resultados notables y excelentes en las pruebas diagnósticas de la Generalitat. Ahora van aumentando y disminuyen los de la franja baja”, explica Maria Neira, jefa de estudios.

Desde esta escuela consideran que el problema de la comprensión es más de fondo y las causas más estructurales. “Toda la plantilla había hecho la formación de la competencia lectora, que es excelente, pero este curso se han ido ocho de los 18 profesores y los nuevos no tienen esta formación y ahora tenemos que empezar de nuevo. Y esto pasa con todas las formaciones, y ello impide implementar y consolidar las mejoras. Necesitamos claustros estables. Que me dejen cuatro años la misma plantilla y veremos mejoras”, reivindica la directora, Sònia Burgués.
En este sentido, la escuela considera que las formaciones claves como esta debería ser obligatoria. “El Departamento cada año cambia de prioridades y de repente te obliga a hacer una formación digital porque te envía pantallas y equipos de radio, cuando nosotros a lo mejor estamos enfocados en la mejora del catalán. Nos debería dejar hacer la formación que sabemos que necesitamos”, añade la directora.
Otro factor que influye es la diversidad en las aulas y la falta de manos para atender a los alumnos que lo necesitan. “Si tienes alumnos de educación especial en clase, ¿los maestros a quién atienden? Pues a quien más lo necesita y ello hace que el ritmo de la clase no sea el adecuado”, admite la directora, quien tampoco ve bien que muchos alumnos con problemas de retraso en el aprendizaje participan en las pruebas diagnósticas, cosa que altera la fotografía. “Y además el año pasado los exámenes eran con ordenador, cuando estos alumnos están acostumbrados al papel”, remata.
Pero más allá de las paredes de la escuela, hay un problema crucial de solución más compleja: la brecha social. “Ves en el metro las madres y el niño con el móvil, no hay comunicación, ni estímulos, no los llevan al teatro o al museo, así que no tienen una riqueza de léxico. Tampoco hay libros en las casas. En el cumpleaños reciben un pastel, cuando los alumnos con más recursos reciben un libro. Cuando hacemos una visita a una biblioteca alucinan y se sorprenden que coger un libro sea gratis. Pero te explican que no irán a la biblioteca, aunque les gustaría, porque sus padres no los van a llevar”.
Una larga lista con soluciones
En la escuela de La Pau tienen clara su lista de soluciones al problema: estabilizar las plantillas “para que el trabajo hecho no se pierda”, más personal para atender a los alumnos con necesidades, mejorar la formación que los futuros maestros reciben en la universidad y establecer un sistema de evaluación y cribaje de la plantilla. “¿De qué sirve hacer una evaluación negativa de un profesor y que este vaya a otro centro? Las direcciones debemos poder reclamar el personal que nos funciona”, reclama Burgués.
La Fundación Bofill también ha elaborado una lista de propuestas, valoradas en 27 millones, que servirían, según sus expertos, para igualar los resultados a la media europea en solo seis años. La entidad propone crear un programa de dos años para liberar un docente durante media jornada para que se forme y especialice en comprensión lectora. Además, pide mejorar la detección, implantando una prueba en 2º de primaria -este curso Educación pone en marcha pruebas voluntarias en 1º y 3º- y reforzando el personal especialista que se dedica al diagnóstico de estas problemáticas. Asimismo, la fundación propone que el plan de fomento de las bibliotecas escolares llegue a todos los centros -el programa piloto anunciado por el Govern hace dos años llegaba a 50 escuelas- o mejorar la formación del profesorado.
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