La iniciativa social frente al populismo de ultraderecha
Los disparates escuchados a Trump, a Milei o a la ultraderecha en Italia o Hungría son signos de que la población necesita soluciones y acaba “comprando” ideas simples, radicales”
El sistema económico liberal y la globalización de la producción conllevan en el mundo occidental a carencias sociales severas. La economía financiera se ha impuesto sobre la productiva, relegándola a un factor más que contribuye, según como se module, a la generación de riqueza. La emigración, desde el sur global al norte, causada por la climatología y sus consecuencias, las guerras, las hambrunas y una política corrupta unida a un sueño de bienestar, llenan los barrios periféricos de las ciudades europeas y norteamericanas de millares de personas, hacinadas y sin grandes perspectivas. Y la pobreza da miedo, “compite” por los beneficios de la precaria sociedad del bienestar, engrosa la población con problemas de salud mental y precariza aún más el problema de la falta de vivienda.
A esta situación, que afecta al conjunto de nuestras sociedades, podemos unir la debilidad del multilateralismo, que ha propiciado conflictos como la invasión de Ucrania, de Gaza o El Líbano. Una política mediocre, excesivamente dominada por el sistema económico e incapaz de resolver la decadencia de la sanidad, de la escolarización o la construcción de pisos asequibles, acaba de componer un caldo de cultivo donde surgen los populismos. Los disparates escuchados a Trump, a Milei, la ultraderecha en Italia o Hungría, que llega a posicionar comisarios en la Unión Europea, son signos de que la población necesita soluciones y acaba “comprando” ideas simples, radicales, contrapuestas al “estatus quo”.
Las entidades sociales, las ONG y nuestro limitado impacto social no evitan la adhesión a estos postulados “primarios”. ¿Qué podemos y debemos hacer las ONG en estos momentos convulsos? Como premisa básica consideramos imprescindible actuar con máxima honestidad. Atender con eficacia a los más débiles socialmente y mostrar resultados tangibles de esta intervención. Ser flexibles para reaccionar de forma inmediata ante imprevistos, como se ha hecho en Valencia. Identificar objetivamente los déficits del sistema como son hoy la carencia de vivienda, las consecuencias de la pérdida de poder adquisitivo de los salarios por la inflación y por la mecanización de procesos, los déficits de la educación... Debemos promover soluciones realistas, aceptables para una mayoría social, dándolas a conocer desde la denuncia social, presentándonos como alternativa real sin intereses políticos de por medio ni personalistas. Denunciar, por difícil que sea, las grandes injusticias como las guerras -también del continente africano-, las hambrunas, la droga o la trata humana como actividades económicas que conllevan grandes beneficios económicos.
La efectividad en la acción social y desde la denuncia creíble pueden ser contribuciones eficaces que dejen sin sentido las propuestas populistas de la ultraderecha a la vez que una forma honesta de promover a las personas en situaciones de precariedad social. La preocupación de toda persona sensata por el auge de la ultraderecha debe motivar una reacción de eficacia de todos los que hemos orientado nuestro compromiso por el bien común.
Josep Oriol Pujol i Humet es Director General de la Fundación Pere Tarrés.
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